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Cuba: Detrás de los aumentos se esconde la tragedia de los despidos

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Los cubanos han cifrado sus esperanzas en el aumento salarial, sin detenerse en la ola de despidos que se acerca (Foto del autor)

LA HABANA, Cuba. – Hace poco más de un año, cuando absolutamente nada se hablaba de multiplicar por entre 4,5 y 5 veces los salarios actuales, ya el régimen cubano preparaba el terreno para dejar bien provistos a los “cuadros dirigentes”, instalándolos a todos en lo más alto de la pirámide salarial en Cuba mediante la Resolución 25 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), del 17 de julio de 2019.

Incluso antes e inmediatamente después de esa fecha se insistió en que un posible aumento solo sería posible cuando las condiciones económicas en la Isla lo hicieran viable. 

Y aunque las condiciones no mejoran ni un ápice, más bien tienden a empeorar, el incremento salarial sigue adelante, acompañado de una oleada de despidos masivos prevista para enero de 2021. Para tales efectos, en estos días finales de 2020 todas las empresas estatales se encontrarán “ajustando plantillas” y no incrementando pagos, como la mayoría pensó basada en los rumores.

En los “órganos de prensa” del Partido Comunista no se ha dicho nada en concreto sobre el día exacto cuando se estrenarán los nuevos sueldos, tampoco sobre el retiro del CUC —que de acuerdo con la información que manejan algunos empresarios extranjeros en la Isla, asombrosamente más empapados del asunto que los funcionarios y trabajadores nacionales, no sucederá hasta pasado abril del 2021— o sobre la entrega del famoso “bono de 1.000 pesos”. En cuanto a este último, se sabe que los bancos dieron marcha atrás a la medida en el último minuto.

Ahora, lo más importante y que ha ido quedando fuera de las noticias, de acuerdo con información de diversas fuentes vinculadas al sector empresarial estatal, consultadas por CubaNet, los recortes de personal habrían sido planificados para estos meses finales de 2020 pero, quizás por no agregar de sopetón más causas de descontento popular, hoy quizás en los niveles más altos registrados en medio siglo de dictadura, serán “compasivos” y darán las “buenas nuevas” después de los festejos de fin de año.

De lo que se trata, entonces, no es de una bonanza que traerá prosperidad para todos sino de que unos cuantos bolsillos se vaciarán en enero para llenar otros de directivos y dirigentes. Si este atropello no lo hicieron con todo propósito, al menos son demasiadas las coincidencias y valen las sospechas de que ya algunos por “allá arriba” venían pensando en cómo regalarse un buen “aumentón”. 

Lo cierto es que en julio del año pasado fue firmada la Resolución 25 del MTSS, donde se establecieron las nuevas escalas salariales para el sector presupuestado y, luego, se procedió a un aumento significativo de los pagos a partir del mes de agosto de ese mismo año.

Aunque la prensa oficialista hizo todo lo posible por concentrar las atenciones en el incremento salarial a maestros y profesores, y en tal sentido a muchos pareció que fue el sector de la Educación el más favorecido por la disposición, lo cierto es que en todo el documento lo más sobresaliente es el Resuelvo CUARTO donde queda legalmente establecido que para “el cargo de Especialista Superior de Cuadros” (es decir, para gobernadores, secretarios municipales y provinciales del Partido Comunista, ministros, viceministros, altos funcionarios que ocupan puestos de cuadros, jueces y un muy corto etcétera) quedaría reservado el “Grupo de complejidad XXIII”, es decir, la máxima escala salarial del sector presupuestado, la misma que en pocos días será favorecida con salarios mensuales por encima de los 13.000 CUP (poco más de 500 dólares al cambio oficial actual).

Ni siquiera los trabajadores de la salud, que ya en junio de 2014 fueron beneficiados con aumentos de hasta un 255 por ciento, podrán alcanzar tal “salario mínimo” de la escala salarial, en tanto hoy la cantidad más alta que favorece a los médicos especialistas no sobrepasa los 1.600 CUP (menos de 70 dólares mensuales según el cambio oficial), a pesar de que ese mismo año los ingresos netos por exportación de servicios de salud ascendieron a más de 8.200 millones de USD, lo que representó el 64 por ciento del total de las ventas de servicios, incluyendo el sector del turismo.

Igual que sucederá ahora, el aumento salarial a los médicos, estomatólogos y enfermeras llegó acompañado de un “proceso de reordenamiento”, realizado entre 2010-2013, que trajo como resultado el despido de 109.000 trabajadores de la salud, traducido en un ajuste de alrededor de 2.000 millones de pesos de gastos del presupuesto asignado al sector, lo que permitió respaldar la reforma.

Miles de tecnólogos, personal de apoyo y de servicios, y hasta profesores de las facultades de Ciencias Médicas quedaron en la calle o sin beneficios, mientras la prensa oficialista callaba sobre la injusta medida y apenas volcaba todo el interés en la buena nueva de los aumentos, que no fue sino una despiadada “terapia de choque”.

Así fue percibido por muchos en el sector de la salud. Las quejas aún están registradas en los comentarios dejados por algunos lectores en las notas de prensa publicadas en diarios como Granma y Trabajadores; incluso fue causa de disgusto al interior de las instituciones del gobierno, como el Ministerio de Salud, de acuerdo con lo que ha trascendido de fuentes vinculadas a este y a otros organismos estatales. Lo cierto es que trajo descontento y aún continúa generando debate.

No se sabe a ciencia cierta si también es coincidencia o si se realizó con total propósito pero fue por esas mismas fechas, en agosto de 2019, tan solo un mes después de preparadas las nuevas escalas, que también el Ministerio de Finanzas y Precios hizo cambios importantes en su estructura de cuadros, y Meisi Bolaños llegó para sustituir en el cargo a la anterior ministra Lina Pedraza Rodríguez, quien quizás habría puesto demasiados reparos a la locura de alza salarial, sin respaldo en la producción y con despidos, que ya se venía orquestando a fuerza de “ordeno y mando”.

Pero más allá de lo especulativo, la realidad es que detrás de la “buena noticia” de los aumentos que vendrán en breve, se esconde la tragedia de los despidos. A lo cual se sumará el descalabro de los nuevos precios que, muy distante de lo que fue prometido, se incrementarán en más de seis veces. Un ejemplo concreto son los nuevos valores del arroz, los frijoles y los huevos “normados”, es decir, los que “tocan por la libreta”, sin hablar del gas licuado cuyo aumento está rondando muchísimo más del 200 por ciento de su precio original de 7 CUP.

En fin, que cubanas y cubanos entraremos al 2021 con un panorama laboral y económico de los peores en la historia de Cuba, en un escenario de conflictos sociales agudizados, en creciente efervescencia, y con un régimen dictatorial sin líderes a seguir, que se desmorona por días, en franco declive y que, de manera poco realista y torpe, se resiste a las reformas y, para colmo de males, emplea los recursos de los cuales dispone en blindarse en el poder mediante la fuerza bruta y los efectismos populistas.

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Díaz-Canel: El aumento salarial no es una medida populista

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Miguel Díaz-Canel
Miguel Díaz-Canel en la Mesa Redonda de este martes (Foto: Estudios Revolución)

MIAMI, Estados Unidos. – El aumento salarial anunciado el pasado viernes no es una medida populista y sí un esfuerzo para estimular el mérito y la calidad del trabajo  el mérito y la calidad del trabajo. Así lo expresó el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel durante su intervención este martes en la primera de las Mesas Redondas para explicar las nuevas medidas económicas que se implementarán en los próximos meses.

Según el mandatario, las especulaciones del matiz populista de los cambios responden a los  “ataques” de algunos que “nunca han estado interesados en el bienestar del pueblo”.

Los funcionarios que comparecieron en el programa radiotelevisivo explicaron que lo que se aplica no es una reforma salarial, sino de un intento por darle otra dinámica al tema de los salarios y a la relación del trabajo con los ingresos de las personas.

“Se trata de un sector en el cual se defienden las conquistas de la Revolución y que brinda importantes servicios públicos”, dijo Díaz-Canel

El gobernante calificó las nuevas las decisiones económicas de significativas, porque se producen en un contexto marcado por las “crecientes dificultades” derivadas de las medidas impuestas por la administración de Donald Trump.

“Nadie ha perdido el sueño por esta subida de la retórica de la administración de EE.UU (…) ni hemos renunciado ni renunciaremos a que nuestra economía, pequeña y asediada en estos 60 años, sea próspera y sostenible”, dijo el gobernante.

Respecto al sector empresarial, excluido del aumento salarial, el mandatario puntualizó que también recibirá beneficios y facilidades. Sin embargo,  también dejó claro que las mismas deben traducirse “en mayores producciones y mejores servicios al pueblo”.




Salarios, entre el efectismo y la desesperación

Una bodega vacía en La Habana. Foto P. Chang

LA HABANA, Cuba.- “No se trata de una reforma salarial sino de un alza de las remuneraciones”, un trabalenguas difícil de comprender pero es lo que han repetido los medios de prensa oficialistas después de la segunda intervención de Miguel Díaz-Canel acerca del tema “salario”, donde además agregó que es “a lo que podemos llegar ahora”.

Las consecuencias de poco decir sin concretar es que aún hay trabajadores estatales y pensionados que no se han enterado si ingresarán esta vez al club de “afortunados”, mientras a muchos otros el anuncio les parece en la línea de ese populismo que más tarde pudiera pasar factura a las próximas generaciones de cubanos, cuando los cerca de 7 mil 50 millones de pesos anuales que se extraigan del presupuesto estatal para cumplir con los pagos salariales prometidos no puedan ser respaldados por la producción de bienes y servicios en las empresas estatales, debido al cúmulo de problemas de funcionamiento que conocemos todos.

La cosa es que, a partir de este verano, las estadísticas oficiales sobre salario promedio mensual lucirán un poco menos aterradoras a los organismos internacionales que velan por estos asuntos, aunque al interior de los hogares cubanos las cuentas del mes continúen al rojo vivo.

Llama fuertemente la atención el contexto en que han sido anunciadas las “buenas nuevas”: la aplicación total de la Ley Helms-Burton, el crecimiento del malestar en la población debido al aumento de la miseria, las quejas en sectores como el de la prensa y la cultura, este último de los peores remunerados (y con un congreso donde hubo fuertes críticas respecto a los pagos en las instituciones, aunque no se divulgaron), el desabastecimiento crónico, los temores a un posible retorno a la peor etapa del Período Especial, el cierre de las vías tradicionales a la emigración y la posibilidad de que todo esto derive en estallidos violentos se han unido a la constante y creciente fuga de fuerza de trabajo no solo hacia el sector no estatal sino hacia la conformación de esa considerable masa de desocupados que, en buena parte, está integrada por hombres y mujeres que, aún en edad laboral, hace mucho tiempo perdieron la confianza no solo en el sistema económico socialista sino en quienes lo proyectan y dirigen.

Una bodega en La Habana. Foto P. Chang

Los “desocupados” son hoy una verdadera multitud que, en menos de una década, sin rebeliones ni intereses políticos, tan solo con la actitud indiferente de “salirse del sistema” y buscar otras formas de sobrevivir “al margen”, pudieran echar abajo una estructura política que se sustenta sobre la base del control total de cada uno de los ciudadanos, de ahí la insistencia del Partido Comunista de Cuba en mantener esa “unidad” u “homogeneidad” que para nada se refiere a un consenso general como sociedad sino a la consolidación de un esquema de dominio y supresión de aquellas individualidades digamos que “más ambiguas”.

Tengamos en cuenta que de esa población laboral que ronda los 7,1 millones de personas, apenas 4 millones 482 mil 700 están vinculados al trabajo, ya sea en lo estatal o en lo privado, de modo que existen hoy en Cuba 2 millones 617 mil 300 personas que desarrollan su vida prácticamente fuera de los radares del gobierno y su sistema de instituciones, una cantidad que los estudios de proyección hacia el 2030 considera irá en aumento y de manera alarmante para lo económico y lo político, al conjugarse el fenómeno con otros factores como el envejecimiento de la población y la extinción definitiva de la llamada “generación histórica”.

Aunque el aumento anunciado por el gobernante cubano apenas beneficiará a menos del 20 % de la población económicamente activa y aun así no alcanzará a ser lo suficiente para enfrentar la escalada de precios que registra el mercado interno cubano, los medios oficialistas lo divulgan con gran regocijo, sin pensar que bajo la reiterada advertencia del gobierno sobre “vigilar y evitar el alza de los precios”, lejos de evidenciarse una garantía de que todo saldrá bien, se pudiera estar ocultando la certeza de un desenlace inevitable, es decir, procesos inflacionarios sin precedentes, una maratón por colocar los precios cada vez más altos, debido no solo a que el crecimiento salarial no fue respaldado por una producción saludable sino porque el alza constante de los precios ha sido uno de los métodos favoritos usado por las instituciones estatales para frenar el crecimiento de la demanda interna.

En la calle hay quienes han dicho, con sabiduría y suspicacia popular, que no vendrá un aumento inmediato de los precios de los productos en el mercado puesto que este ya se hizo semanas atrás, disimuladamente, antes que anunciaran los salarios al sector presupuestado.

Así, ponen como evidencias más palpables la venta reciente de jurel congelado a 20 pesos la libra (un dólar equivale aproximadamente 25 pesos), así como los paquetes de salchicha de pollo a 24 pesos, aun cuando se ofertan de modo “liberado pero regulado”, otro de los tantos trabalenguas o eufemismos que se han puesto de moda cuando no se les quiere llamar a las cosas por su nombre, ni poner en evidencia cuán ridícula es la realidad cotidiana que nos rodea.

Basados en lo sucedido en el pasado más reciente, se puede predecir lo que habrá de suceder en unos meses cuando el aumento salarial de hoy sea la pesadilla inflacionaria de mañana.

Hace apenas un año, a raíz de la devastación provocada por el huracán Irma, los gobiernos locales en varios territorios del país decretaron un tope de los precios para los productos agropecuarios. Luego de un período breve de control estatal sobre los precios, basado en multas y amonestaciones a los infractores, todo retornó a como era antes e incluso empeoró la situación, de acuerdo con las quejas de la población aparecidas en la prensa oficial entre septiembre y diciembre de 2018.

En una provincia como Villa Clara, donde el control de los precios topados fue mucho más riguroso que en otras, de acuerdo con lo publicado por la prensa local, la libra de bistec de cerdo estuvo a 45 pesos antes del paso de Irma, luego de las regulaciones logró bajar a 23, pero dos meses más tarde, a finales de 2018, volvió a alcanzar los 45 pesos, mientras que ahora se encuentra rondando los 60 pesos.

En otros casos, las tarifas lejos de conseguir disminuir los precios, provocaron que los campesinos se negaran a cultivar aquellos productos que no les resultaban rentables por su bajo precio de venta y las ofertas disminuyeron considerablemente.

En otras provincias como Cienfuegos, una medida similar en 2017 provocó que muchos vendedores se retiraran, lo cual elevó aún más los precios en el mercado negro, provocando un efecto dominó en toda la cadena de comercio.

El aumento de los salarios no se corresponde aún con los precios elevados de los productos. Foto del autor

 

Indudablemente, la medida de topar los precios es tan efectista y peligrosa como la de subir salarios sin respaldo en la producción. Es una ecuación económica que no admite improvisaciones. No se puede distribuir lo que no se produce. De modo que incrementar la demanda general de los bienes, sin que el sector productivo y de servicios pueda respaldar los pedidos, aumentará los precios sin que nadie lo pueda evitar.

Lo que habrá de venir en los próximos días será una lluvia de multas y escarmientos sobre el sector privado para dar la sensación de que todo está bajo control, mientras el sector estatal apenas recibirá tibias amonestaciones para que la vida siga igual.

En igual sentido, en el sector empresarial, no beneficiado con las nuevas reformas salariales y perjudicado en el cumplimiento de los planes de producción por el déficit de materias primas y otras cuestiones más, aumentarán las insatisfacciones, los desvíos de recursos, la manipulación de las plantillas y contratos, así como los trabajadores continuarán acogiéndose al sistema de certificados médicos porque de ese modo suelen cobrar un poco más, sobre todo en los meses de verano cuando la producción desciende y con esta los salarios base, así hasta obtener al retiro por vejez o peritaje médico, ahora que pueden aspirar a 500 pesos de jubilación (20 dólares) sin demasiado “queme”, como se dice en Cuba.

No obstante, la resignación se impone y muchos en las calles de la isla concluyen, de modo lastimoso, que “algo es algo”. El aumento salarial no les resolverá la situación de manera definitiva pero será mucho más que ese suplicio de Tántalo a que se saben condenados.




Cubanos opinan sobre nuevo aumento salarial

LA HABANA, Cuba,- El gobierno cubano ha anunciado un aumento en los salarios del sector estatal y las pensiones a partir del próximo mes de julio. Aunque todavía no se han ofrecido detalles sobre la nueva escala salarial, los potenciales beneficiados han recibido la noticia con una mezcla de optimismo y recelo, toda vez que el salario medio a devengar no superará, en el mejor de los casos, la suma de 1067 pesos, equivalente a unos 42 dólares mensuales.

La medida es necesaria; pero tal como señalan los ciudadanos entrevistados por CubaNet, de poco servirá si la mayoría de los bienes de consumo se comercializan en CUC y los precios en el mercado interno continúan en ascenso. Según el artículo publicado por el medio oficialista Cubadebate a propósito del incremento salarial, el Estado acompañará esta reforma con otras acciones para evitar el efecto inflacionario; sin embargo, considerando las actuales tarifas del comercio minorista, sería necesario triplicar la nueva cifra del salario medio en Cuba para asegurar la alimentación de un núcleo de tres personas.

El aprovisionamiento básico de una familia compuesta por dos adultos y un niño, demanda una inversión estimada entre 80 y 100 CUC (2000 a 2500 pesos) mensuales, sin incluir exquisiteces en el menú. Si a esta peculiaridad se añaden la deficiente producción nacional, la accidentada cadena de distribución de la misma y la omnipresencia de productos importados que se venden a precios ofensivos, es fácil comprender por qué la mayoría de los cubanos considera que el aumento proyectado no está a la altura de las circunstancias, aunque el gobernante Miguel Díaz-Canel diga lo contrario.

Por otro lado, manejar la cifra de 1067 pesos como salario medio no es realista, pues en el mismo se incluyen primas, estímulos y otras bonificaciones autorizadas en el modelo de Perfeccionamiento Empresarial, que no comprende a todas las entidades del sector presupuestado. Aunque la prensa oficialista se haga eco de un monto que parece promisorio, son muchos los trabajadores de la plataforma estatal que no podrán aspirar a un salario medio superior a los mil pesos, ni siquiera ocupando plazas especializadas.

Sobre esta premisa, un peón que labora en alguna de las entidades comprendidas en el Plan de Perfeccionamiento Empresarial, podría ganar mejor salario que un maestro de primaria o un especialista del sector de la Cultura. Por consiguiente, es más apropiado decir que en aquellos ámbitos donde existe un sistema de pago por rendimiento -tendencia que no se ha generalizado dentro de la gestión estatal- es más apreciable la movilidad ascendente de los salarios.

El mayor problema seguirá siendo, en cualquier caso, la inestabilidad del mercado, agudizada por el desabastecimiento, los altos precios y la corrupción. El limitado crecimiento de la economía nacional obliga a implementar medidas que pudieran lucir positivas; pero a la par se ha ido fortaleciendo el rumor de que esta crecida en salarios y pensiones prevista a comenzar en el mes de julio, constituye apenas un adelanto de las transformaciones que se esperan para el año 2020, cuando supuestamente ocurrirá la unificación monetaria, se eliminará la venta subsidiada de productos y la libreta de abastecimiento tendrá la función única de controlar el consumo de cada familia a precios liberados.

El panorama socioeconómico de la Isla es crítico y los cubanos saben que la solución va más allá de un aumento salarial que seguirá siendo insuficiente para vivir con dignidad. Algunos, especialmente los ancianos, ven la noticia con agradecimiento; pero son muchos más los que tuercen el rostro en un gesto escéptico y economizan entusiasmo, preguntándose qué vendrá después.




Los periodistas en Cuba no aceptarán medios independientes

https://www.youtube.com/watch?time_continue=2&v=gJfUu1vZ7w0

MIAMI, Estados Unidos.- Ariel Terrero, el presidente del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, aseguró en el debate del X Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba que no se aceptarán medios independientes en la Isla.

“La radio, la televisión, la prensa impresa y otros medios de comunicación masiva, así como las plataformas tecnológicas empleadas por estas, son de propiedad estatal o social, según las regulaciones que se establezcan, y no pueden ser objeto, en ningún caso, de propiedad privada”, dijo, según publicó el Sistema Informativo de la Televisión Cubana.

Terrero dijo que “por razones históricas y políticas, nuestro modelo de prensa no saldrá a imagen y semejanza de ningún otro, sino de nuestras propias concepciones y necesidades, y de acuerdo con la dinámica de un socialismo también en renovación que nunca ha cerrado los ojos a la experiencia internacional.”

El tema del aumento salarial salió a debate por el periodista oficialista Joel Suárez que dijo que para lograr el trabajo que la UPEC propone necesitan un aumento salarial. “El paraguas que cobija para mejorar nuestra labor y nuestros ingresos monetarios no parece abrirse a corto plazo, cuando más a mediano plazo, que ni siquiera hoy se traduce en tiempo real: 2,3 o 4 años”, afirmó.

“Y no puede haber un divorcio ni desconectarse lo trascendente de la aprobación de esta Política con el periodista que representamos en estas sesiones y que al llegar a nuestros medios nos pregunten a quemarropa: ¿y qué dijeron del salario?, aunque a muchos les parezca una interrogante retórica y casi inexplicable desde el fundamento de que no habrá solución por el momento hasta que no llegue la reforma salarial integral de país”, agregó.

Cuba aprobó recientemente una nueva Política de Comunicación, la cual tiene como finalidad dotar a los medios estatales de mayor capacidad “para informar de noticias como lo hacen sus colegas en otros países”.

Durante el Congreso, los periodistas oficialistas se quejaron de la censura y la autocensura. Dijeron que debían mejorar su manera de enfocar las historias y lograr mayor inmediatez para que la gente prefiera sus contenidos. Asimismo, anunciaron nuevas facilidades para que los medios se sostengan, aunque aclararon que la mayor parte continuará financiándola el Estado.

“Los medios de comunicación masiva se financiarán fundamentalmente por el presupuesto del Estado. En los casos que se aprueben, también se considerarán los ingresos por la venta de servicios y espacios de publicidad, la comercialización dentro y fuera del país de su producción y patrimonio comunicativos, los ingresos del patrocinio, donaciones y la cooperación nacional e internacional”.

Los medios podrán asumir “esquemas de gestión presupuestado y presupuestado con tratamiento especial o empresarial”, según sus exigencias y características. “La gestión, la producción y comercialización de contenidos de los medios de comunicación masiva podrán complementarse con producciones, aseguramientos y servicios a contratar con formas de gestión no estatales”, concluyó.