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Flechas y esponjas

LA HABANA, Cuba, septiembre, 173.203.82.38 -Una vez más se ha iniciado un proceso de las llamadas elecciones castristas. Mientras que ahora mismo se especula sobre cuáles serán los resultados en los Estados Unidos y en la Venezuela chavista, en Cuba no cabe disquisición alguna en ese sentido, pues el resultado está asegurado de antemano. Como diría el difunto dictador Francisco Franco: “Todo está atado y bien atado”.

De momento, los cubanos se enfrentan a la primera fase del titulado proceso comicial: el de la determinación de los delegados a las asambleas municipales. Se trata de la única etapa que, aunque con grandes peros, merece la denominación de elecciones, ya que, de un modo u otro, los ciudadanos pueden escoger entre varios candidatos.

Por supuesto, la validez —o, por mejor decir, la falta de ella— de este proceso viene dada por el carácter público de las votaciones que se realizan en las asambleas de vecinos encargadas de nominar candidatos. Esto (nunca está de más destacarlo) bajo un sistema que se caracteriza por la represión y el chantaje ejercidos de modo sistemático por la policía política, el partido único y otros instrumentos del régimen totalitario.

También en esta ocasión un ciudadano que ha hecho profesión de fe contestataria se apresta a procurar su nominación como candidato. Si a fines de la década de los ochenta fue Javier Roberto Bahamonde Massot —quien se convirtiera meses después en defendido mío—, y si en las pasadas elecciones fue el defensor de los derechos humanos Gerardo Sánchez Santa Cruz, ahora recorre el mismo camino el conocido periodista independiente Julio Aleaga Pesant.

Hace apenas unas horas leí una interesante entrevista hecha a él por el joven colega Juan Carlos Linares, que publicó Cubanet. En el diálogo, el comunicador alternativo con aspiraciones políticas narra algunos antecedentes de su actual empeño, lo cual incluye la mención al par de votos que obtuvo durante el anterior proceso de este tipo (exactamente la mitad de los alcanzados por Gerardo).

Es digna de ser destacada la mención que el precandidato frustrado de hace dos años y seis meses (quien ahora se apresta a renovar su intento) hace a una circunstancia interesante: Con independencia del reducido apoyo público alcanzado en aquella ocasión, el mero hecho de haberse presentado como una alternativa provocó en sus vecinos —según afirma— ciertas muestras de afecto.

Aleaga Pesant se deshace en elogios de su principal contendiente: un coetáneo suyo que aspira a la reelección, y que, en esta sociedad aherrojada por el miedo, tiene el aval de ser miembro del partido oficialista, selectivo y único. No obstante, debo decir que esta militancia no suele constituir un requisito sine qua non en estos procesos de mínimo nivel: para no recibir el rechazo del régimen, basta con que el aspirante sea “revolucionario”, lo cual, en la neo-lengua castrista, implica apoyar a ultranza el mantenimiento del statu quo.

Tiene razón el colega periodista cuando afirma que ve este nuevo empeño como “un gran desafío”. Yo apenas puntualizaría que este reto es tal sólo para él; no para el laborioso profesional universitario que se le enfrenta, quien, aunque en el plano personal no desee que sea así, acude a la lid con las cartas marcadas y otras ventajas tramposas.

Este lance me hace recordar la anécdota del emperador romano Cómodo, que puso fin a la dinastía de los antoninos. Se cuenta que una de las actividades favoritas de ese tirano era presentarse en el circo disfrazado de Hércules y abatir a flechazos a menesterosos capitalinos recogidos por la fuerza pública y armados con esponjas que eran obligados a lanzarle como si fuesen piedras…

Para decirlo con la frase popular de hoy, se trata de una nueva versión de la pelea entre un león y un mono amarrado. Desde ahora barrunto en apoyo de quién levantarán sus manos los acoquinados vecinos cuando, ante la mirada escrutadora y descarada de “los factores” y de los agentes de la policía política, tengan que definir su escogencia entre “un miembro de nuestro glorioso Partido” y “el disidente del barrio”.

De todos modos, quisiera estar equivocado. Ojalá que en la calle Primera del Vedado habanero haya una explosión de civismo, y que el colega Aleaga Pesant pueda alcanzar el éxito en su casi imposible empeño y servir a su comunidad con responsabilidad, según su deseo. En cualquier caso, si no alcanza a lograrlo y si sólo llegara a obtener —digamos— tres votos, siempre le quedará el consuelo de saber que el apoyo público de sus conciudadanos creció en un notable 50 por ciento.




¿Quién es quién?

LA HABANA, Cuba, febrero (173.203.82.38) – Desde hace años he seguido paso a paso las tres ediciones del trabajo investigativo ¿Quién es quién en la política cubana?, diseñado desde 2007 por el Máster en ciencias Julio Aleaga Pesant, quien tras una exhaustiva búsqueda en todo el territorio nacional, ha revelado una interesante plataforma informativa donde se registran los nombres de los cubanos que, de una forma u otra, participan de la política nacional.

Si bien es cierto que muy pocos cubanos dentro de la isla conocen de su existencia, ya que en Cuba no poseemos libertad de prensa, y mucho menos del internet, no por ello deja de ser un  trabajo de encomiable relevancia que dará sus frutos.

El documento ¿Quién es Quién? sobrevive gracias a la valentía y esfuerzo de su autor quien, además, durante años ha dedicado tiempo al trabajo de construcción de la democracia en Cuba. Su persistencia en elevar las posibilidades de los grupos prodemocráticos en Cuba, le otorga créditos para un futuro promisorio.

Su actitud crítica en relación a los diseños de lucha, y su disponibilidad continua para brindar asesoría política, fueron  incomprendidas en reiteradas ocasiones dentro de la tradicional oposición cubana.

Aleaga, estudioso de las ciencias políticas, escritor, fotógrafo, cinéfilo, fundó el Centro de Marketing de Aplicación Política. La institución, desde su inicio, tuvo como objetivo trasmitir las enseñanzas del conocimiento político. Bajo su dirección, el Centro preparó ponencias sobre negociación, dirección por objetivo y otras, inherentes a cualquier proceso político serio.

Varias organizaciones políticas prodemocráticas dentro de Cuba asimilaron estas enseñanzas: Partido Liberal Nacional Cubano, Partido Solidaridad Democrática, Movimiento Jóvenes por La Democracia, Partido Liberal de la República de Cuba y Plataforma Unidad Liberal de la República de Cuba, entre otros.

Por su trabajo, Aleaga Pesant ha pagado un precio. Fue sometido a interrogatorios, amenazas y presiones de todo tipo por parte de la policía política, que ha visto un peligro en el intelectual opositor.

Iniciar un proyecto como este bajo un régimen totalitario es un gran desafío. Por ello el documento apuesta por el futuro cercano, ya que para nadie es un secreto que la democracia es un proceso transparente, y que en algún momento llegará a Cuba. .

¿Quién es quién es quién en la política cubana? se vislumbra como una plataforma informática abierta y transparente. Constituye una herramienta útil para que los demócratas intercambien y negocien sus proyectos y filosofías. Vale la pena acercarse a este proyecto del amigo Aleaga Pesant.




¿Quién es quién?

LA HABANA, Cuba, enero (173.203.82.38) – A mediados de 2005 leí el ¿Quién es quién en la política cubana?, obra de referencia encausada por el máster en ciencias Julio Aleaga Pesant, quien la actualizó en 2007, tras incesantes búsquedas en las principales ciudades de la isla, para lo cual se apoyó en equipos territoriales de investigación que monitorearon la prensa oficial e independiente, documentos de archivos y de las asociaciones cívicas alternativas, sin obviar las fuentes del exilio y diversas páginas de Internet.

Desde mediados de 2010, Aleaga Pesant y sus colaboradores provinciales rastrean otra vez para ofrecer la nueva versión impresa y digital sobre los ciudadanos que actúan en el ríspido y movedizo escenario político y social cubano, marcado por el predominio de un partido que excluye a los demás y controla al gobierno, la economía y ejerce el monopolio sobre la enseñanza, la cultura y los medios de comunicación.

El ¿Quién es quién? de 2011 forcejea con la manipulación informativa, pero privilegia la tolerancia y la inclusión sin los tradicionales muros ideológicos, por lo cual incluye a ciudadanos e instituciones que incursionan en la política, desde proyectos humanísticos hasta líderes de la sociedad alternativa, partidos y movimientos opositores, bibliotecarios y periodistas independientes y las mujeres que exigen la libertad de los presos políticos.

Aparecen, por supuesto, los directivos del Partido Comunista, su red de organizaciones, los diputados a la Asamblea Nacional y los miembros de los consejos de Estado y de Ministros.

Según Aleaga, el único requisito de la investigación consiste en vivir en la isla y participar en la política. El documento pues, será una herramienta de consulta para investigadores y estudiosos de la realidad insular. Los listados informativos facilitan, además, los posibles actores y escenarios futuros en un país que empieza a moverse.

El repertorio de 2011 es antecedido por obras de referencias como el Diccionario biográfico cubano (1878-1886), de Francisco Calcagno; el ¿Quién es quién  en Cuba?, conocido como El libro azul, de Luisa M. de la Cotera O’Bourke; ¿Quién es quién en las ciencias en Cuba?, del Ministerio de Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente, y Organizaciones de la sociedad civil cubana no reconocidas legalmente, de Alberto F. Álvarez García, patrocinado por la Fundación Canadiense para las Américas (FOCAL); más el documento de 2005 de Alega Pesant, que disponía de 1396 nombres entre funcionarios del régimen militar, opositores y entidades gremiales; ampliado a 1598 en el registro de 2007.

Advierte el especialista que el objetivo del ¿Quién es quién? radica en registrar a los servidores público que inciden en la sociedad, de ahí su importancia como instrumento de consulta para bibliotecas, centros de documentación, prensa y estudiosos de la historia y la política. Aunque el propósito fue boicoteado por el gobierno militar mediante detenciones, secuestro de datos y negativa a inscribirlo en el Registro de Derecho de Autor, el documento circuló dentro y fuera del país en versión digital e impreso.

En etapa de terminación el folleto pasa por la síntesis de los datos recopilados desde el Cabo de San Antonio a la Punta de Maisí, entorpecido por la minúscula y manipulada base de datos oficiales y por la dispersión de las organizaciones prodemocráticas, facilitada en parte por publicaciones de la diáspora, como CubaNet, Cuban Transition Project y páginas Web.

Al margen de especificaciones sobre el cronograma, registro individual, clasificación, calidad y tablas generales, vale felicitar al coordinador y sus gestores, seguros de que su esfuerzo alumbra el camino de la transparencia informativa, pues el nuevo soporte biográfico contribuirá a desbloquear la rueda de la inmovilidad.