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¿Sabrá el tío de Luis Manuel sobre las demandas de su sobrino?

Luis Manuel Otero Alcántara

LA HABANA, Cuba.- “Me sacaron del trabajo”, dice José Alberto Alcántara Carbonell cuando llega frente a Luis Manuel en aquella habitación de hospital que no solo tiene una sola ventana, sino que el techo parece tan bajo que pareciera que el mismo tío del artista puede tocarlo con la mano.

Veo al tío de Luis Manuel y me parece estar viendo al arquetipo de familia cubana negra. Una familia como muchas otras: discriminada, segregada, de las que no reciben remesas ni pueden soñar con hacer una inversión porque no tienen con qué empezar, porque el sistema solo la ha usado para ir a guerras, para reproducir violencia y nunca para llegar, pese al esfuerzo, a un puesto de gerente de hotel. De esas familias que salen del solar, con suerte, a una construcción prefabricada después de haber dejado las manos, la profesión y los sueños en el camino, mientras se construye la casa de otros, los más privilegiados.

Una familia que habla con guapería sin saber quién es el enemigo real, que desde su ignorancia intenta defender a duras penas a los suyos, pero que falla porque está tan fraccionada por el miedo que lo único que logra es parecer más temerosa aun porque intuye el monstruo al que se enfrenta.

Pero la protección con miedo deja huecos por donde se cuela no solo el frío de la habitación en el que tienen preso a Luis Manuel, sino también parte del valor, y entonces, el tío de Luis Manuel termina dando una entrevista a Guerrero Cubano, sin saber que ese mismo perfil falso ha atacado a su sobrino, sin saber que desde ese mismo perfil se distribuyó el video íntimo de su sobrino en un intento de quebrarlo y de que abandonara su artivismo, su arte, y corriera a esconderse.

Con el miedo del tío de Luis Manuel se abrieron nuevas puertas a la incertidumbre. El video donde el artista aparece con una bandeja de comida sobre los muslos y haciendo el simulacro de que se está alimentando, y que tiene varios cortes, aunque son muy breves, fue filmado, según Alcántara Carbonell, un “miércoles 16 de mayo” que nunca existió. El video salió el miércoles 19 cerca de las 12 de la noche.

En la defensa que intenta hacer el tío frente al teléfono o cámara de Guerrero Cubano, todavía no queda claro a quién porque a Luis Manuel no es, hay varios detalles. Uno de ellos es que el tío no parece estar muy convencido de que no se le haya aplicado “electroshock” a su sobrino, y dice que “puede ser mentira”, aunque mira a lo lejos por una milésima de segundos y rectifica.

Lo otro es esa obsesión por mandar a callar a la gente que está pidiendo la liberación de Luis Manuel. En el video del hospital lo último que se le oye decir es “la gente puede decir lo que quiera”, junto a un gesto de desprecio, y en este nos manda a lavar la boca. Otra vez no sabe quién es el enemigo, pero bien podría pedir una segunda oportunidad, y así nos explica qué sucedió entre corte y corte, o nos podría aclarar por qué aun está “hospitalizado” si no está enfermo, o por qué su sobrino está tan delgado.

A José Alberto Alcántara Carbonell lo delata el pantalón azul policía con que fue al hospital y la poca empatía que ha demostrado con lo que defiende su sobrino. Sabrá el tío sobre las demandas de Luis Manuel, ¿sabrá que sus obras fueron robadas?, ¿las valorará como lo hacemos sus amigos?, ¿dónde ha estado las veces en que Luis Manuel lo ha necesitado?, ¿cuánto lo conoce su tío realmente para decir que esos gestos son del Luis Manuel de siempre?

Alcántara Carbonell está entrenado en la desconfianza hacia el resto de la gente, como lo está buena parte de la población cubana que ha perdido la necesidad de vivir una vida próspera. El pantalón azul policía lo sigue delatando. El tío no sabe por qué lucha Luis Manuel, y en su defensa a ultranza de la miseria que le han enseñado que tiene que defender no se ha puesto a pensar que justo contra eso es que ha presentado batalla su sobrino.

¿Qué tiene que ver Luis Manuel con su familia además de la sangre que los une? Al menos yo no puedo responder esa pregunta porque pese a los años de amistad que me unen al artista nunca antes los había visto. Pero entiendo, por experiencia propia, que a veces en las familias negras pobres nace alguien con ganas de cambiar las cosas, alguien con la fuerza de los ancestros que se cansaron de ver tanta frustración traducida en una casa paupérrima, en un pantalón azul de policía y en mucha incomprensión.

Muchas veces en esas familias la oveja descarriada es la que quiere crear, la que sueña con una vida mejor y hace cualquier cosa para lograrlo. Parece que en esa casa le tocó a Luis Manuel, y esta es la oportunidad del tío de hacerlo entrar en el redil y convertirlo en alcohólico, custodio o barrendero, por solo mencionar tres de los destinos concebidos por el sistema para los hombres negros cubanos. Nunca artista ni intelectual.

Sin embargo, Alcántara Carbonell no sabe cuán lejos ha llegado el “Nos vemos familia” con que cierra sus directas su sobrino, esa frase junto a “Estamos conectados” es lo que esperamos escuchar, en su propia voz, con la guapería que heredó de ellos, pero con el amor que le damos nosotros.

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