Celia Cruz, más de cuatro décadas de ritmo, pasión y alegría
written by CubaNet | lunes, 7 de febrero, 2022 12:55 pm
MADRID, España.- En febrero de cada año, Estados Unidos y Canadá celebran el Mes de la Historia Negra, para recordar hechos y personalidades de la diáspora africana.
La iniciativa surgió en Estados Unidos en 1969, propuesta por un grupo de educadores negros y estudiantes de la Universidad Estatal de Kent. La primera celebración tuvo lugar al año siguiente en el Estado de Kent.
Irlanda, los Países Bajos y el Reino Unido también tienen esta tradición, pero durante el mes de octubre.
CubaNet se suma a este homenaje recordando a figuras cubanas afrodescendientes, como es el caso de la “Reina de la Salsa”, Celia Cruz, que tanto aportó a la cultura de Cuba, de Estados Unidos y del mundo entero.
Celia Cruz, “la guarachera de Cuba”
La cantante cubana Celia Cruz, conocida popularmente como la “Reina de la Salsa” o la “la guarachera de Cuba”, nació el 21 de octubre de 1925 en el barrio habanero de Santo Suárez y murió el 16 de julio de 2003 en Nueva Jersey, Estados Unidos.
Su interés de muy joven era ser maestra, por lo que después de los estudios secundarios se matriculó y graduó de la Escuela Normal para maestros.
En aquella época, los programas de radio en Cuba emitían actuaciones musicales en vivo; como debía pagar sus libros escolares, y aprovechando su talento artístico, comenzó a participar en los concursos de estos programas.
Su ya reconocido talento la llevaron a que fuera escogida para remplazar a Mirta Silva, la cantante principal de la Sonora Matancera, orquesta más popular del momento.
Con esta agrupación estuvo durante 15 exitosos años.
Salió de Cuba el 15 de julio de 1960 hacia México, para cumplir un contrato de 4 semanas. Nunca volvió. Ya en ese momento había hecho clara su oposición al régimen castrista. Fue considerada persona non grata por la dictadura cubana.
Tras la muerte de su madre, se propuso viajar a Cuba, pero el permiso le fue denegado, con lo que reafirmó su decisión de nunca regresar al país.
Intérprete de las populares canciones como “La negra tiene tumba’o”, “La vida es un carnaval”, “Ríe y llora”, “Oye como va”, “Que le den candela” y “Burundanga”, era aclamada por su voz, su manera extravagante de vestir y su proyección desenfadada sobre los escenarios.
Los conciertos los comenzaba con su popular expresión “Azúcar”, reconocida en la cultura cubana y universal.
A lo largo de su carrera recibió 19 nominaciones y fue 5 veces ganadora de los Premios Grammy. Grabó más de 70 álbumes y participó en 10 producciones cinematográficas.
Celia Cruz tiene una estrella en el Paseo de la Fama en Hollywood.
Compartió casi toda su vida con su esposo Pedro Knight, a quien llamaba “mi cabecita de algodón”.
Su ritmo y estilo trascendieron por los cinco continentes y es una de las personalidades más influyentes de la historia de la música afrocubana.
Como resumen de lo que Celia Cruz representa, el músico español Miliki, con quien compartió muchos momentos, expresó: “Ella significa Cuba. Ella es la música de Cuba. Ella es más de 4 décadas de ritmo, pasión y alegría”.
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Singulares afrodescendientes de la diáspora cubana
written by Ileana Fuentes | lunes, 7 de febrero, 2022 12:55 pm
María Magdalena Campos Pons, Olga Guillot y Rolando Laserie. Collage CubaNet
MIAMI, Estados Unidos.- Siempre se ha dicho que, huyendo del comunismo y de la pseudorevolución castrista, al exilio solamente partieron las clases altas de la sociedad cubana, o sea los blancos ricos y los de la clase media. Se afirma, con certeza infundada, que la población afrodescendiente —dicho en cubano, “los negros” — se quedó en Cuba apoyando al nuevo régimen y disfrutando de toda suerte de prebendas. Esa es una premisa falsa, frívola y [quizás inconscientemente] racista.
La mayoría de los cubanos —blancos, negros, mulatos, y chinos—, se quedó en Cuba no por estar de acuerdo con la dictadura: se quedó por no tener los contactos, familiares, o medios económicos para gestionar su salida de la Isla. Muchos se quedaron porque residían en provincia, lejos del centro de actividad migratoria que era entonces la ciudad de La Habana, la capital de la diplomacia —y de las aerolíneas— del país.
Al interrumpirse las relaciones entre Cuba y Estados Unidos en enero de 1961, las salidas definitivas de Cuba casi desaparecieron, y no fue hasta los Vuelos de la Libertad que se abrió una vía. No obstante, había que tener quién tramitara esa salida, y cubriera los gastos. No fue hasta el éxodo por el puerto del Mariel que al menos por unos meses del verano de 1980 el trámite de la salida no tuvo que costearlo ningún refugiado (más allá de los familiares que en Miami compraron o arrendaron barcos de rescate a un alto costo).
Con el arribo de 125 000 refugiados cubanos a Miami —y la resultante emergencia—, algunos exiliados comentaban por primera vez, asombrados: “¿Y de dónde han salido tantos negros?” Desconectados de la realidad de la isla durante 20 años de des-arraigante exilio, e influenciados por la segregación aún vigente en el sur profundo que era la Florida, no se percataron de que esos cubanos “de color” salieron de donde mismo salieron años antes muchos exiliados afrodescendientes…
… comenzando con Celia Cruz, orgullo de todos los cubanos. Nacida en Santos Suárez, La Habana, el 21 de octubre de 1925, salió definitivamente de Cuba en 1960 rumbo a México, para nunca más volver. El régimen no la dejó ni siquiera regresar a enterrar a su madre. Conquistó el mundo con su voz y su talento, y proclamó orgullosa su cubanía en todo escenario. Ganó numerosos premios, entre ellos 23 discos de oro, siete premios Grammy, y la Medalla Nacional de las Artes de EE.UU. en 1994. La “reina de la salsa” falleció a los 77 años en Nueva York el 16 de julio de 2003
Lo mismo podemos decir de Olga Guillot, de “La Lupe”, de Xiomara Alfaro, de Rolando Laserie. Guillot buscó asilo en Venezuela en 1962, y luego se trasladó a México, donde residió por décadas, triunfando allí y en Latinoamérica. La “reina del bolero”, nacida en Santiago de Cuba el 9 de octubre de 1922, murió en Miami Beach el 12 de julio de 2010, a los 87 años. “La Lupe”, nacida Guadalupe Victoria Yolí Raymond, también en Santiago de Cuba, el 23 de diciembre de 1936, partió para su exilio neoyorquino en 1962, y fue artista reconocida en Estados Unidos. “La Yiyiyi” falleció el 29 de febrero de 1992; tenía apenas 55 años. Xiomara Alfaro, soprano especialista en boleros y en las canciones de Ernesto Lecuona, nació en La Habana el 11 de mayo de 1930. Partió al exilio en 1960 y continuó su exitosa carrera en toda Latinoamérica, Canadá, Estados Unidos, el Medio Oriente y Europa. Murió el 24 de junio de 2018, en Cape Coral, Florida, a los 88 años. Nacido en Santa Clara, el 27 de agosto de 1923, Rolando Laserie hizo carrera en Cuba, y luego de exiliarse en Venezuela en1960 continuó acumulando éxitos en Latinoamérica (especialmente en Argentina), en España, y luego en Miami, donde murió el 22 de noviembre de 1998 a los 75 años.
No fueron solamente los músicos populares los que partieron temprano al exilio. En 1959 lo hizo el poeta y periodista, director de redacción del Diario La Marina, Gastón Baquero. Nacido en Banes el 4 de mayo de 1914, escapó del castrismo protegido por tres embajadores, e hizo de Madrid su exilio permanente. Su producción literaria fue en extremo prolífica y reconocida, sobre todo en España. Baquero murió en Madrid el 15 de mayo de 1997.
En el campo de la música clásica vienen a la mente la internacionalmente conocida Zenaida Manfugás y la compositora y directora de orquesta Tania León. Nacida Zenaida Elvira González Manfugás, en Guantánamo el 22 de febrero de 1932, Zenaida viajó el mundo entero, literalmente, mucho antes de exiliarse en Nueva York en 1974. Considerada la mejor pianista cubana de todos los tiempos, Manfugás se radicó en Elizabeth, New Jersey, desde donde salió de gira en varias ocasiones, y donde impartió clases de historia de la música en la vecina Universidad Kean. Con su salud resquebrajada, Zenaida falleció el 2 de mayo de 2012, a los 80 años.
Tania León, quien fuera discípula de Zenaida Manfugás, es una compositora, directora de orquesta y educadora de fama internacional. Fundadora y primera directora de la orquesta del Dance Theater of Harlem, ha sido directora invitada de honor de múltiples orquestas sinfónicas en Estados Unidos, Canadá, Europa, Rusia y Latinoamérica. Sus composiciones —una larguísima lista— han sido interpretadas por orquestas famosas, incluyendo la Filarmónica de Nueva York en 2019. Nacida en La Habana el 14 de mayo de 1943, León vive en Nueva York, donde reside desde 1967.
La lista de cubanos afrodescendientes en exilio pica y se extiende. Los artistas de la plástica Juan Boza, María Magdalena Campos Pons, Florencio Gelabert y Juana Valdés. El saxofonista Paquito D’Rivera, que debutara como solista muy joven con la Orquesta Sinfónica de La Habana, y fuera miembro del grupo Irakere, nació en Marianao el 4 de junio de 1948. En 1980, estando de gira por España, pidió asilo en la embajada de EE.UU. D’Rivera es, en la actualidad, el músico y compositor cubano más famoso, y uno de los más reconocidos en el mundo. Abarca el jazz y la música clásica. Ha recibido 14 premios Grammys e innumerables premios y honores, incluyendo la Medalla Nacional de las Artes en 2005. Se le han otorgado dos doctorados honorarios. Ha tocado como músico invitado con las más importantes orquestas. Abiertamente opositor y crítico del régimen castrista, reside en New Jersey.
Entre los intelectuales habría que destacar (además de a Gastón Baquero), al ensayista Iván César Martínez, al historiador Juan F. Benemelis; a Coco Fusco, a Enrique Patterson; a Carlos Moore y María Ileana Faguaga, residentes en Brazil; y al ya fallecido poeta Esteban Luis Cárdenas.
Hay que destacar también a los médicos Dagoberto García, Laureano López Garrido y Juan Gualberto Edreira. García, médico radiólogo de rigor de todos los cubanos exiliados en Nueva York, desempeñó una larga y exitosa carrera en esa ciudad durante los años sesenta y hasta los ochenta. Y están Laureano López-Garrido y Juan Gualberto Edreira, ambos internistas de prestigiosos hospitales de Nueva York. Y ya que mencionamos a Juan Edreira, tengo que señalar a su hermano Orlando (recién fallecido, el 25 de febrero), catedrático de la Universidad Kean, director de asuntos hispanos de dicha universidad, y persona clave en la política y la vida civil de la ciudad de Elizabeth, New Jersey, que ayudó a miles de cubanos exiliados y a otros hispanos a completar sus estudios y hacer una carrera en dicha universidad del centro del Estado Jardín, durante más de cuarenta años.
Quedan nombres por mencionar: la abogada y figura política de Nueva Jersey Zulima Feraux Farber, que con su familia salió de Cuba en 1960; los músicos Mongo Santamaría, Jon Secada, Arsenio Rodríguez, Machito, Mario Bauzá, Israel López “Cachao”; la bailarina y coreógrafa Neri Torres, fundadora del grupo de baile folclórico Ifé-Ilé; el percusionista Cándido Camero “Manos de Fuego”, recientemente fallecido en Nueva York, a los 99 años; el documentalista Nicolás Guillén Landrián (1938-2003); el profesor de la Universidad Mary Washington, Marcelo Fajardo; el abogado, financista y filántropo Mario Baeza.
Por último, pienso también en la compositora, actriz y poeta Pura del Prado, nacida en Santiago de Cuba en diciembre de 1931, y fallecida en Miami, en octubre de 1996, de larga vida artística y muchos premios y reconocimientos a su talento. Para un desterrado, nada más exacto que lo que ella escribiera un día:
“Que voy a andar sin descanso, tendré una cruz vagabunda
Si mi tierra no me enfunda, ni me acuesto en su remanso.
Prométanmelo, soldados, roto este muro de hierro
No dejen en el destierro mis huesos abandonados…”
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En el camino de la verdad y la justicia
written by Leonardo Calvo Cárdenas | lunes, 7 de febrero, 2022 12:55 pm
LA HABANA, Cuba, noviembre, 173.203.82.38 -Cuando el pasado domingo 4 de noviembre los funcionarios de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) recibieron en audiencia pública a los representantes de organizaciones no gubernamentales cubanas que expusieron testimonios y argumentos sobre la realidad social y de derechos humanos de los afrodescendientes en Cuba, la percepción global sobre la realidad cubana adquirió una nueva y más nítida dimensión.
Como un hecho sin precedentes se registra la presencia ante la comisión del Dr. Juan Antonio Alvarado, editor jefe de la revista Islas de la Afro-Cuban Alliance, el Dr. Darsi Ferrer, miembro fundador del Comité Ciudadanos por la Integración Racial CIR, ex prisionero político y destacado líder cívico y Rafel Campoamor director de la ONG Empodera Cuba y también miembro del CIR. Estos activistas, recién llegados de Cuba o muy vinculados al latir cotidiano de la Isla, brindaron en la audiencia sus experiencias y valoraciones acerca de cómo el complejo escenario socioeconómico y político del país matiza la dura realidad de los afrodescendientes cubanos, que se debaten entre la desventaja económica, la exclusión social, la marginalidad y la represión.
A pesar de celebrarse la histórica sesión un día domingo y muy poco tiempo después del paso del huracán Sandy por la costa noreste de los Estados Unidos se encontraban presentes casi todos los comisionados de la CIDH, incluyendo al nuevo Secretario Ejecutivo de la Comisión, el Sr. Emilio Álvarez Icaza Longoria, de México, y el Presidente de la Comisión, Sr. José de Jesús Orozco Henríquez, así como la Relatora Especial para la situación de los Afrodescendientes y Contra la Discriminación Racial, Rose Marie Belle-Antoine, de Santa Lucía. La atención demostrada en esta ocasión por los miembros de la CIDH da muestra clara del interés que despierta el tema en la arena internacional y los organismos especializados, a la vez que complementa la valoración realizada al respecto por el Comité de la ONU para la Eliminación de la Discriminación Racial CERD.
En la sesión el Dr. Alvarado aseguró que “La situación actual ha adquirido matices de escándalo, sobre todo porque los afrodescendientes cubanos tienen un doble reto: lograr organizarse y luchar contra las prácticas discriminatorias y a la vez enfrentar el clima de intolerancia y violencia, impuesto por un gobierno que no solo declaró finalizada por decreto la discriminación, sino que se opone a todo intento de abordar el problema de manera independiente”.
Por su parte el Dr. Ferrer, exiliado en los Estados Unidos desde junio de 2012, expuso las condiciones de marginalización en que vive la mayoría de los afrodescendientes cubanos. En los más de 120 asentamientos poblacionales considerados ilegales por las autoridades cubanas, declaró, “predominan las personas no blancas, y por regla general, soportan condiciones infrahumanas y de miseria extrema…y que no reciben ninguna forma de asistencia por parte del gobierno, el que además entorpece la acción de instituciones de la sociedad civil independiente”. Además, el Dr. Ferrer destacó que en las cárceles de Cuba pudo comprobar “el abarrotamiento de negros y mestizos que representan una significativa mayoría de la población penal…y donde las condiciones de vida son terribles y caracterizadas por un hacinamiento atroz”.
A su vez, el activista Rafel Campoamor, dio testimonio de su detención arbitraria de cinco días por parte de las autoridades cubanas en junio de 2012, en el marco de su participación en eventos del CIR y de la organización del Festival Clic. “Fui detenido por un operativo de la seguridad del estado cerca de mi casa y me transportaron a la estación de policía de Infanta y Manglar, en el municipio de Centro Habana” expuso Campoamor. Durante el periodo de su encarcelamiento, declaró el activista, “en ningún momento me redactaron una orden de arresto ni me dieron razones del porqué de la detención. Me quitaron una pequeña laptop ACER, dos cámaras digitales, mi teléfono y varias memorias flash”. El activista exigió la devolución de sus pertenencias “incautadas en toda ilegalidad, en total violación de las propias leyes cubanas e internacionales”.
En el encuentro los expositores presentaron una serie de testimonios y argumentos documentales y audiovisuales enviados desde la Isla por los líderes y activistas del CIR donde se refleja y demuestra la compleja situación socioeconómica que sufren los afrodescendientes cubanos y las altas cotas de represión a que son sometidos los pacíficos luchadores antirracistas al ejercer su derecho de promover el debate sobre el tema y la implantación de la igualdad y la justicia para todos los ciudadanos.
Los comisionados se interesaron por conocer detalles y particularidades del ejercicio y la violación de derechos fundamentales como los de asociación y reunión, los niveles de marginalidad urbana y la incidencia de este en la vida de los afrodescendientes, así como los grupos (mujeres, defensores de derechos humanos, jóvenes) que dentro de este segmento de la sociedad son más vulnerables y golpeados por los problemas que sufre la sociedad
Finalmente, los activistas solicitaron a la CIDH que incluyera en sus informes la información expuesta en la audiencia, y que considerara “explorar mecanismos para hacer más asequibles los instrumentos de denuncia de la CIDH a los activistas afrodescendientes cubanos, dadas las limitaciones que tienen para acceder a los medios de comunicación modernos, como Internet, y la imposibilidad de viajar al exterior”.
Por su parte, los comisionados de la CIDH invitaron a los peticionarios a que continúen enviando información sobre las violaciones a los derechos de los afrodescendientes cubanos, en particular a las limitaciones a los derechos de asociarse libremente en organizaciones independientes y a acceder a mejores condiciones laborales, educacionales y de vivienda.
La inclusión del tema en los informes periódicos de la CIDH reviste una importancia capital por cuanto llamaría la atención de numerosos observadores, personas e instituciones interesadas y comprometidas alrededor del mundo sobre un aspecto de la realidad cubana cuya atención y solución tiene innegable trascendencia de cara al futuro inmediato de la nación, y además porque a pesar de los enormes retrasos y lagunas que arrastra Cuba en materia de igualdad y justicia para los afrodescendientes, este asunto ha sido bien manipulado, distorsionado y sobre todo desconocido a nivel global.
En Cuba el silencio culpable, la manipulación y la represión continúan, es posible que como resultado del recién finalizado censo de población y viviendas los afrodescendientes seamos muchos menos en las estadísticas oficiales, pero hacer escuchar en los foros y organismos internacionales la voz y los testimonios de los que sufren y luchan dentro del país, brinda una alentadora luz de esperanza en el largo y difícil camino de hacer valer en nuestro país la justicia y la igualdad plena como fundamentos de una convivencia democrática y civilizada.