LA HABANA, Cuba. – El reportero cubano Mauricio Mendoza Navarro llegó a Estados Unidos en agosto del año pasado. Aunque ejerce el periodismo independiente desde 2019 y colabora habitualmente con Diario de Cuba, su nombre se hizo más conocido tras los acontecimientos ocurridos frente al Ministerio de Cultura el 27 de enero de 2021.
En esa ocasión, fue agredido por el ministro Alpidio Alonso Grau frente a otros periodistas y artistas integrantes del grupo 27N, que se congregaron en la sede de ese organismo con la intención de retomar el diálogo pactado el 27 de noviembre de 2020, en ese mismo lugar.
Mientras vivió en Cuba, Mauricio fue citado por la policía política, desnudado en interrogatorios y amenazado con ser procesado en virtud del nuevo Código Penal, por ejercer el periodismo independiente. Aun cuando nunca estudió esa carrera, según cuenta a CubaNet, se hizo reportero por vocación, porque le apasiona; y siempre ha buscado prepararse “de la mejor forma posible para cada día comunicar mejor, tener más herramientas para ello y hacerlo de la forma más profesional posible”.
―¿Por qué decidiste exiliarte de Cuba de manera apresurada y discreta?
―Como periodista me debo a la gente, pero en mi vida personal no tengo por qué dar explicaciones, ni tengo que estar anunciando qué voy a hacer con ella. Decidí irme de Cuba por las razones por las que todo el mundo se ha ido: la persecución política. No creo que el exilio de un periodista sea más noticia, porque al final es un privilegio, soy privilegiado por salir de Cuba, allá hay mucha gente presa que no ha podido salir y tiene menos posibilidades que yo.
―El incidente ante el Ministerio de Cultura el 27 de enero de 2021 te hizo más visible. ¿Cómo fue el trato de la Seguridad del Estado a partir de ese momento? ¿De qué manera seguiste reportando bajo ese foco de atención?
―Después de eso, sí, aumentó mi visibilidad mediática y pasé de categoría: ya fui una persona objeto de interés de la Seguridad del Estado. Antes, incluso era más tranquilo, no tenía problemas, pero tampoco me preocupaba; yo estaba consciente de eso y seguí realizando periodismo, adaptándome a la circunstancia y a la nueva realidad.
―Desde finales del pasado año hasta ahora decenas de reporteros independientes cubanos han renunciado al periodismo. ¿Qué crees sobre estas renuncias y posteriores exilios?
―Eso es resultado de la represión, el resultado de no haber una infraestructura para proteger a los periodistas que están en el terreno; nos convertimos en punta de lanza y nos hemos tenido que ir. Falta infraestructura para hacer periodismo en un sitio de tanto riesgo como Cuba.
―¿Continúas ejerciendo el periodismo?
―Es más complicado porque son muchas las cosas que cambian cuando emigras y tienes que asentarte, pero sí continúo haciendo periodismo y continúo escribiendo historias de los sitios donde estoy, que son historias interesantes también, que deben ser narradas. Me adapto al sitio donde estoy para encontrar historias, noticias y darlas a los medios.
―¿Qué se siente no ser un periodista en el terreno donde te formaste, ejerciste y, además, donde hiciste activismo?
―Yo nunca me he considerado un activista; soy un periodista que he trabajado ciertos temas mezclados al activismo, pero yo solo le daba visibilidad a lo que hacían los activistas. Estar en otro terreno es genial porque se te abre la mente, descubres otras cosas, aprendes; no sé por qué está ese mal rollo de que los periodistas cubanos solo se tienen que centrar en Cuba. Yo veo que periodistas como Martín Caparrós, como Leila Guerriero… lo ejercen y han hecho periodismo en otros lugares. El mundo es más grande que Cuba y hay muchas cosas de las que hablar, de las que escribir, incluso para mostrársela a la gente que está en la Isla y para mostrar otros horizontes, para mostrar al lector cubano otras cosas que existen. El periodismo no es solo político y, a la vez, lo es porque le estás mostrando a tu gente que existe un mundo más allá de lo que nos han contado en Cuba.
―Hablando de activismo, ¿crees que los periodistas independientes cubanos son activistas o están obligados a serlo?
―Hay muchos periodistas cubanos que además de hacer periodismo hacen activismo, y a la vez en Cuba se tiene un mal mito de que el periodista debe ser activista o de que el periodista va a tumbar al régimen. Su función básica es informar; a mí nunca me ha gustado ser un activista, porque soy alguien a quien le gusta tener la libertad de mandar pa’l carajo tanto al que me opongo como al que en un momento me deja de parecer lógico lo que dice o lo que propone; y lo hecho en muchas ocasiones sin ningún tapujo.
Muchos sí hacen activismo y creo que eso también ha hecho decaer la prensa independiente; creo que ha llevado, en parte, a este resquebrajamiento de la prensa independiente en Cuba. No estoy en contra del que haga activismo, es la libertad de cualquiera, yo simplemente veo el periodismo como algo más abierto, el activista tiene que regirse de cierta forma al plan político o del grupo en el que esté, y a mí por lo menos no me gusta regirme por esos esquemas.
―¿Será posible hacer periodismo independiente en Cuba, aun con el acoso constante de la Seguridad del Estado y la criminalización de su ejercicio en el nuevo Código Penal?
―Yo creo que siempre se va a poder hacer periodismo independiente; lo que hay es que cambiar las estrategias y hay que ser inteligentes. Esta oleada del exilio, esta oleada de la emigración, debe ser una experiencia para todos, tanto para medios, directores de medios, periodistas… Hay que buscar el anonimato, hacer un periodismo encubierto, siempre se va a poder. A los periodistas nos gusta que se nos reconozca el trabajo, pero uno tiene que poner en la balanza qué es más importante: ¿la visibilidad o hacer el trabajo bien hecho? Y cada quien va a saber qué hacer.
―Algunos dicen que llegar a Estados Unidos es volver a nacer, es como comenzar a vivir. ¿Qué piensas tú?
―Claro que es volver a nacer porque es llegar a un mundo donde la sociedad funciona a años luz de como funciona en la Isla y es volver a aprender, es volver a educarte, volver a todo; sobre todo viniendo de Cuba, con el nivel de atraso tanto económico como cultural, social. Aquí empezamos a aprender todo de nuevo, no solo en Estados Unidos sino en cualquier lado. Salir de allá es una escuela nueva, es como empezar a dar tus primeros pasos; muchos salimos dando los primeros pasos sin infraestructura de vida y nos toca comenzar aquí, de nuevo.
―A veces las personas en las redes sociales te han tachado de inmaduro ¿Cuántos años tienes y cuándo comenzaste a hacer periodismo independiente?
―No creo que la edad tenga que ver con la madurez, yo soy extremadamente joven y empecé a hacer periodismo con 21 años. Los que me han tildado así lo han hecho cuestionando mi derecho a defender lo que pienso, por encima de todo, y lo han hecho atacando la libertad mía de decir “no estoy de acuerdo con tal cosa”.
―Has dicho abiertamente que no apoyas a la izquierda, aunque tienes muchos amigos cercanos que se declaran abiertamente seguidores de esa ideología…
―Yo no apoyo la izquierda porque creo que es lo funcional, pero a la vez, más allá de izquierda o de derecha defiendo el derecho de cada ser humano de pensar como quiera y no me voy a enemistar con todo el que políticamente no piense como yo.
Mi tendencia política es ser periodista, yo no apoyo izquierda, no apoyo derecha; sí creo que el capitalismo, con extremadamente muchos defectos, consigue mejores equilibrios que el socialismo, que no crea ninguno. Creo también que en una sociedad capitalista el ser humano desde lo individual puede lograr cosas que en una sociedad socialista dictatorial es imposible. Los socialistas siempre están hablando de cosas bonitas y buenas pero los resultados son dictaduras.
―Has sido un periodista polémico y activo, pero ahora te mantienes prácticamente en el anonimato…
―No me mantengo en el anonimato, simplemente no estoy tanto en redes sociales como antes. Como mi vida y mi situación han cambiado he tenido que ajustarme al medio donde estoy, entender a la sociedad donde estoy ahora y eso lleva un tiempo, un proceso, que debo asimilar; debo crecer, tengo derecho a coger descanso porque desde el 2019 hasta el 2022 no paré de trabajar, de hacer reportería, de publicar historias y eso lleva un cansancio psicológico y corporal. No obstante, sigo publicando historias. Hace poco publiqué en El Estornudo una sobre el culto a San Lázaro aquí en Hialeah. Y también estoy al tanto de lo que está pasando en la Isla en el contexto musical del rap.
Continúo haciendo cosas, pero a otro ritmo. Con respecto a la libertad de Cuba, eso es un tema que no depende de mí, depende de todos, no siento que por estar cubriendo otro tipo de noticias en otro contexto la haya abandonado; incluso le estoy aportando a los lectores otras historias, visiones, experiencias… Ese es mi aporte a la libertad de Cuba, mostrar conocimiento, información pues, como dice la frase, información es poder.