Francia y Estados Unidos comparten posición respecto a Siria, mientras Rusia y China tienen visión difererente.
El presidente ruso, Vladimir Putin, decidió este jueves incluir la crisis de Siria en la agenda del G20 tras la profunda división que ha generado la decisión de Estados Unidos y Francia de intervenir militarmente contra el régimen de Bashar al Asad.
Putin cede así a los pedidos de algunos participantes para que se puedan discutir “otros problemas acuciantes de política internacional, en particular la situación en Siria”, admitió el anfitrión en la apertura de la cumbre del G20 en San Petersburgo.
Estados Unidos y Francia buscan apoyos para “castigar” al régimen sirio al que acusan del ataque con armas químicas del 21 de agosto en el que murieron centenares de civiles. Fortalecido por el aval de la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado estadounidense, el presidente Barack Obama, llegó en la tarde de este jueves a San Petersburgo dispuesto a convencer a sus interlocutores de que la comunidad internacional no se puede quedar “callada” frente a la “barbarie” en Siria, como advirtió la víspera en Estocolmo.
Obama espera ahora la luz verde del Congreso estadounidense, que reanuda sus sesiones el próximo lunes, para intervenir militarmente en Siria.
Por su parte, su aliado francés François Hollande espera “avances políticos” del G20 a pesar de las divergencias con algunos países. Esta decisión de Obama ha dividido profundamente a la comunidad internacional haciendo revivir los viejos fantasmas de la vieja Guerra Fría.
Rusia y China encabezan la extensa lista de opositores a una intervención militar en una región, ya de por sí explosiva. Estados Unidos “estaría permitiendo una agresión porque todo lo que está fuera del marco del Consejo de Seguridad es una agresión”, advirtió el mandatario ruso el miércoles.
Para China, el “único camino” para resolver la crisis es una solución política y recomendó “suma prudencia” a los líderes mundiales, según un portavoz de la delegación china en San Petersburgo.
Desde el Vaticano, el papa Francisco también ha emprendido su propia batalla y escribió al presidente ruso para instarle a que los líderes abandonen el “vano afán” de una solución militar en Siria.
Siria ha protagonizado la febril actividad diplomática y bilateral que se ha desarrollado en los hoteles de San Petersburgo, en horas previas al inicio de este encuentro de los jefes de Estado y de Gobierno de los países más ricos y emergentes que se prolongará el viernes. “Sé que Siria está en la mente de todos, está también en la nuestra”, admitió el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso.
Y las reuniones van a proseguir en las próximas horas. Obama se reunirá entre otros con su homólogo francés, François Hollande, quien a su vez se reunió con la canciller alemana Angela Merkel. Merkel, que ha dejado claro que su país no participará en ninguna coalición contra Siria, aseguró que “esta guerra debe terminar y que sólo se hará políticamente”.
Sin embargo, no estaba previsto ningún encuentro entre Putin y Obama más allá de los saludos protocolarios que anfitrión e invitado se han visto obligados a realizar. Un distendido Obama saludó con una amplia sonrisa a Putin a su llegada al Palacio Constantino, en la isla Strelna, a 15 km al suroeste de la antigua capital imperial rusa.
Las relaciones entre ambos mandatarios no pasan por su mejor momento desde que Moscú concedió asilo político al exconsultor de la Agencia Nacional de Seguridad (ANS) estadounidense, Edwar Snowden, que reveló un masivo programa de espionaje. Obama canceló una visita de Estado a Moscú previa a este G20.
Los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) pidieron este jueves a los países ricos que coordinen el fin de las políticas anticrisis para evitar las turbulencias financieras que socavan su crecimiento y están devaluando sus monedas.