La dama de los gladiolos
MIAMI, Florida, octubre, 173.203.82.38 -Laura pidió no ser sepultada cuando muriera, sino que la cremaran y sus cenizas fueran esparcidas en un campo de gladiolos. Fue consecuente con sus ideas y acciones hasta después de muerta.
Esta mujer de voz etérea, pausada, tierna, pero a la vez enérgica por sus ideales, hizo de los gladiolos armas letales para los seguidores de la dictadura castrista.
Puso a la dictadura contra la pared ante los ojos del mundo y, al hacerlo, marcó un hito en la historia de nuestras luchas por las libertades y los derechos de los cubanos.
Con un simple gladiolo en la mano y una bella sonrisa, dibujada en sus labios o reflejada en sus ojos azul celeste, fue capaz de desarmar moralmente a los agentes de la policía política y a la chusma diligente, que la escarnecían, la vituperaban, la escupían, la arrastraban por los suelos, le daban empujones, mordidas, arañazos, tirones de pelo y hasta pinchazos con misteriosos objetos punzantes.
De este modo, ya el plan funesto para eliminarla había sido puesto en marcha por el régimen, puesto que Laura era una mujer de más de 60 años, con padecimientos de hipertensión arterial y diabetes mellitus Tipo II. Como es obvio, con su sistema inmunológico seriamente deprimido y su capacidad emotiva, relacionada en forma directa a su tensión arterial, resultó más fácil y rápido el fatal desenlace hábilmente planeado por los castristas.
Es un hecho que los represores que oprimen nuestra Patria eliminaron físicamente a Laura. Pero no podrán borrarla de nuestros corazones, nuestros pensamientos, ni nuestros actos, pues su obra sigue en pie.
Continuaremos con la lucha que Laura dignificó hasta que -conforme a lo dicho por ella- sean “respetados los derechos y las libertades de cada cubano”.
Descanse en paz Laura Pollán Toledo, la Dama de los Gladiolos.