LA HABANA, Cuba. – Ya se ha hecho habitual que ante el peligro de propagación de alguna enfermedad los medios oficiales nacionales y locales transmitan frecuentes mensajes de bien público con recomendaciones sanitarias, más frecuentes cuanto más extensa es la epidemia. Eso sí, sin revelar ni reconocer en ningún caso la proliferación de dolencia alguna. No obstante, los cubanos hemos aprendido a leer entre las enrevesadas líneas del discurso oficial. Así sucede por ejemplo con la actual epidemia de dengue, agravada en los últimos meses. Este mal potencialmente mortal, transmitido por el mosquito Aedes Aegypti, años atrás era propio del verano debido a las altas temperaturas, la humedad y las lluvias. Sin embargo, en nuestro país lleva tanto tiempo sin replegarse que ya se ha convertido en una enfermedad endémica.
Ahora bien, resulta inverosímil que en esos anuncios se conmine a la población a erradicar el mosquito, cuando las condiciones para su reproducción y propagación están dadas por obra de la mala administración gubernamental. Pues es responsabilidad de la Empresa de Servicios Comunales chapear las áreas verdes y mantener vacíos los vertederos de basura que pasan días rebosantes de desperdicios en la vía pública, donde no solo pululan mosquitos sino también ratas, guasasas, moscas y cucarachas, como lo es de las Empresas Provinciales de Viales eliminar los baches y zanjas de las calles destruidas, que no han sido reparadas durante años y donde se acumula tanto el agua de lluvia como la de los salideros (que a su vez son responsabilidad de la Empresa de Aguas de La Habana y sus pares provinciales, que tampoco sanean las alcantarillas tupidas desde hace décadas).
Tampoco los trabajadores de la campaña antivectorial inspeccionan ya nuestros hogares (alegan que no tienen medios con qué trabajar), algo que a veces nos molestaba por ser inoportunos, pero que nos obligaba a no descuidar la lucha contra el mosquito. También desapareció aquel camión que invadía nuestras calles con un humo blanquecino mientras el olor a insecticida penetraba por los resquicios de puertas y ventanas bien temprano en la mañana cuando muchos nos preparábamos para comenzar la jornada laboral.
Así pues, las condiciones están creadas para que el agente transmisor campee por sus respetos como lo hace, diseminando el dengue en todo el país, sin olvidar que el temido zika puede no haber desaparecido. Mientras tanto, nos piden que tomemos medidas para evitar el dengue, pero ¿cómo? Todos sabemos que acabar con los focos de Aedes Aegypti es vital para interrumpir la transmisión, pero para ello es necesaria una campaña antivectorial efectiva y esa estriba en las autoridades de Salud Pública. En julio de 2022 se divulgó un plan de refuerzo para el enfrentamiento al vector, pero poco o nada percibimos los ciudadanos de los resultados de aquellas anunciadas ocho medidas.
Algunas veces escuchamos entre vecinos comentar la posibilidad de que alguien tenga dengue, pues para su diagnóstico no existe un método rápido sino que queda a criterio del médico según los síntomas del paciente, que generalmente solo acude a la consulta en busca de una receta para un analgésico. ¿Cómo cuidarnos entonces si no hay insecticidas en los mercados para fumigar en nuestras casas? Tampoco hay abate para el agua que obligatoriamente acumulamos para uso diario, pues el abasto no se mantiene las 24 horas. Tampoco contamos con mosquiteros, tan necesarios para aislar a los enfermos en nuestros hogares, puesto que de nada sirve llevar a cabo el orientado autocontrol vectorial semanal si no hay con qué eliminar al mosquito.
No obstante, hay buenas noticias: según Eduardo Martínez Díaz, presidente de la Industria Biotecnológica y Farmacéutica (BioCubaFarma), en el transcurso de 2023 debe estar disponible un nuevo sistema de diagnóstico rápido del dengue y hay probabilidades de contar este año con el primer candidato vacunal contra la enfermedad. Mientras tanto, a los cubanos únicamente nos resta aplicar la genial recomendación del presidente designado: no dejarnos picar por los mosquitos.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.