LA HABANA, Cuba.- Por estos días los dirigentes de la oficialista Central de Trabajadores de Cuba (CTC) leen en los centros de trabajo de la isla la convocatoria al XXI Congreso de esa organización obrera, el cual se celebrará en enero del próximo año 2019.
Da la impresión de que los jerarcas de la CTC pretenden inculcarles a los trabajadores la idea de que ese congreso resolverá los problemas que afectan a la clase obrera cubana. Sin embargo, es muy probable que esas jornadas de lectura, así como otras actividades que se convoquen con semejante propósito, deriven en actos meramente formales, pues la mayoría de los trabajadores no creen en las promesas de los gobernantes.
Según la convocatoria, los principales temas a tratar en el evento serán la política de empleo, la fluctuación laboral, la insuficiente capacidad de compra de los salarios, la estimulación moral y material, así como los llamados a los colectivos laborales para que fortalezcan el amor al trabajo, y cumplan cabalmente con su deber.
Evidentemente, todo parece subordinarse al tema del salario. Los trabajadores no manifiestan amor al trabajo, incumplen sus deberes laborales, y cambian con frecuencia de empleo —en especial abandonan el sector estatal para incursionar en el emergente sector no estatal— debido al insuficiente poder de compra de los salarios que reciben en CUP o moneda nacional.
Si se rebajara el tipo de cambio del CUC (que los gobernantes han equiparado con el dólar) con respecto al CUP, se aumentaría el poder de compra de los salarios sin necesidad de inyectar dinero en la circulación. ¿Por qué no se ha hecho, si desde hace tiempo tal modificación constituye una demanda de los trabajadores? Al parecer, los gobernantes están convencidos de que el país no dispone de los niveles productivos y de importación de mercancías que hagan frente a un brusco aumento de la demanda. Y esa encrucijada no podrá solucionarse con la simple celebración de un congreso.
Por otra parte, hay sectores de la economía cuyos trabajadores encaran el XXI Congreso con un grado de escepticismo aún mayor. Uno de ellos es el sector azucarero. Según se dio a conocer durante el 104 Pleno del Consejo Nacional de la CTC —momento en que se libró la convocatoria para el XXI Congreso—, de 53 centrales previstos para moler en la actual zafra, solo lo hacen 29, y de estos últimos hay 14 paralizados por las lluvias. Tal situación, por supuesto, provocará afectaciones salariales a los trabajadores, además del casi seguro éxodo de personal calificado hacia otras ramas de la economía.
Otro sector que no ha de pasarla muy bien durante los próximos meses es el del trabajo por cuenta propia. Ha trascendido que la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) programó para este año 5 mil 500 acciones de control a profundidad sobre las Declaraciones Juradas de Ingresos Personales que presenten los cuentapropistas. Se pretende exprimir el bolsillo de estos últimos, con multas de hasta 10 mil pesos para aquellos que la ONAT considere subdeclarantes.
Otra presión que deberán soportar los cuentapropistas es la obsesión de las autoridades por mantenerlos bajo control. Durante el referido 104 Pleno del Consejo Nacional de la CTC, el señor Salvador Valdés Mesa, vicepresidente del Consejo de Estado, expresó que “a los casi 600 mil trabajadores del sector no estatal hay que motivarlos para que se afilien a la CTC, y en el caso de los jóvenes para que integren las filas de la Unión de Jóvenes Comunistas”.
Los gobernantes cubanos no desean ni una pizca de independencia para los trabajadores no estatales. El recuerdo del sindicato Solidaridad en la Polonia comunista les quita el sueño.