LA HABANA, Cuba. – El “presidente de la República”, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, están completamente seguros de que podrán salvar al socialismo tropical inventado por Fidel Castro hace más de 60 años.
Sin embargo, esa hazaña no la lograron ni siquiera los hermanos Castro: nunca pudieron salvar al socialismo ni cosa parecida. No obstante, mientras el pueblo ha padecido por más de seis décadas, la familia real y sus allegados han gozado las mieles del poder.
Lo más grave de todo esto es que tanto Díaz-Canel como Marrero Cruz culpen a la pandemia de COVID-19 de haber afectado el modelo económico que impera en el país. Parece que no recuerdan que Fidel pronosticó los tiempos más malos por venir para Cuba tras la caída de la URSS.
Justamente el 11 de abril, hace dos años, el propio Raúl Castro aseguró “que no se vivirá otro período especial, pero la Isla atravesará un turbulento escenario económico, por lo que el pueblo debe prepararse para la peor de las variantes”.
La peor de las variantes ya se sabía. A buen entendedor, pocas palabras. Se veían vacíos los estantes de las tiendas que antes ofertaban productos alimenticios.
Por aquellos días, la cúpula del unipartido comunista se mandó a correr y se reunió a puertas cerradas para analizar la falta de liquidez de divisas del régimen, por dos razones. Primero, por el cerco económico establecido por Donald Trump y, segundo, por ineficiencias internas.
Tengamos presente que cuando esto sucedía no se conocía para nada la inminente llegada del nuevo coronavirus, el que ahora es, supuestamente, responsable del estado de calamidad total en que se halla Cuba.
Pero la verdad es esta: desde aquel 11 de abril de 2019 que Raúl dijo lo que dijo y mencionó, casi sin querer, “período especial”, se les pararon los pelos a los cubanos, que sabían lo que venía: pobreza a niveles extremos.
En aquellos momentos, Díaz-Canel señaló que las deficiencias internas se vinculaban a la ilegalidad y la corrupción; mientras que las soluciones a corto plazo, dijo, no eran sencillas. Hoy, el gobernante se pregunta qué “cosas distintas” podemos hacer, que hasta ahora no hemos hecho.
Vaya, presidente, ¿cortar la transmisión de la COVID-19, que vino para quedarse? Imposible. Cortar el socialismo sería mejor. Las condiciones difíciles que estamos viviendo no se deben a ningún virus: nuestras complicaciones revelan que el socialismo no funciona ni aunque usted y su camarilla tomen todas las medidas posibles y el unipartido comunista cubano se reúna mil veces.
A usted y su camarilla la posteridad les pasará cuenta. Son ya, señores míos, más de 60 años de experiencia.
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