LA HABANA, Cuba. – La zafra 2022-2023 solo producirá 455 198 toneladas de azúcar, una cifra inferior a las 462 968 toneladas logradas en 1855, en pleno siglo XIX.
La tendencia a la baja incrementará las dificultades incluso para satisfacer la cuota de los cubanos, así como las producciones de alcohol, ron y otros derivados. Tampoco se honrará la exportación comprometida con China.
A mediados de noviembre, 23 centrales comenzarán a incorporarse paulatinamente para moler 6 574 000 toneladas de caña, según se anunció en un encuentro del gobernante Miguel Díaz-Canel con los directivos de los 13 territorios implicados, a fines de agosto. Para justificar la imparable reducción de la zafra, se adujo nuevamente la búsqueda de eficiencia. Esta campaña será inferior a la concluida en mayo, con 480 000 toneladas molidas por 36 ingenios.
Con entelequia científica se envuelve la ineptitud. Según Julio Andrés García Pérez, presidente de Grupo Empresarial Azucarero AZCUBA, se trata de planificar la zafra para que sea objetiva, flexible y, aunque pequeña, con buenas prácticas, concentrando los recursos en menos centrales. El plan se basará en un nuevo modelo de negocios, donde la planificación sea financiera y considere de manera priorizada la economía circular, así como el modelo de ciencia e innovación.
Sin embargo, mientras el Gobierno carece de liquidez, la reducción de las exportaciones desploma el financiamiento para las tradicionales reparaciones de los centrales, una vez concluida la zafra.
El Gobierno ha enarbolado el propósito de Raúl Castro de salvar la industria azucarera, sin reconocer que fue Fidel Castro quien ocasionó el actual desastre, al ordenar el desmantelamiento de los 156 centrales existentes y sus cañaverales. Fue el “Comandante en Jefe” quien dejó las 57 fábricas de azúcar de la actualidad, de las cuales 38 han procurado hacer zafras en los últimos años, con paradas continúas por roturas, falta de caña, de personal técnico y de fuerza de trabajo en general.
Así que para lograr que la zafra avance, aunque sea a duras penas, se recurren a las 93 medidas recomendadas por el Grupo Temporal de Trabajo integrado por 18 científicos y expertos de universidades, institutos y entidades de AZCUBA y otros organismos. Hasta dónde se tiene en cuenta las opiniones de los cañeros y trabajadores del central no se menciona. Según Díaz-Canel, la estrategia integral exige un cambio de mentalidad y la capacitación de los dirigentes del sector.
La producción de azúcar forjó la identidad y la sociedad cubanas. El azúcar desangró a los esclavos africanos, sustentó a los macheteros y trabajadores de los ingenios y enriqueció a los hacendados. Cuba fue la mayor productora y exportadora en el mundo. Hubo épocas de vacas gordas y vacas flacas, según los precios mundiales y la demanda.
Más tarde llegó la llamada Revolución que, al apropiarse de la agroindustria también comenzó su extinción. Fidel Castro ordenó en 1970 la Zafra de los Diez Millones con inversiones para ampliar centrales y campos de caña, y el cierre de escuelas, universidades y centros laborales para que todas las personas participaran. “Los 10 millones van” se cantaba, pero no fueron. En 2002, obnubilados todavía por los caprichos del dirigente político, los cubanos contribuyeron al desguace de la única industria sólida y con experiencia, e hicieron realidad el presagio de que “sin azúcar, no hay país”.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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