LA HABANA, Cuba -En los meses más recientes, las noticias provenientes de distintas partes del mundo se hacen eco de las muertes cruentas acaecidas en diferentes confrontaciones bélicas y en otros episodios de carácter violento. En este contexto, el problema cubano no parece tener importancia.
Los cubanos no hemos sufrido, desde hace lustros, luchas de ese tipo. Atrás quedaron los tiempos en que guerrilleros de distinto signo se enfrentaban al régimen de turno con las armas en la mano. También han cesado las ejecuciones, que eran extrajudiciales en tiempos de Batista, y que bajo Fidel Castro adquirieron carácter pseudo-judicial. Pero la lista de las víctimas del comunismo sigue creciendo.
En la Isla, bajo el sistema imperante, mantiene su vigencia, como principal causa de muerte no natural, la señalada como tal por los activistas del Cuba Archive. La “guillotina marítima” continúa segando las vidas de nuestros hermanos. A las decenas de miles de expiraciones que los editores del mencionado sitio-web han documentado de manera escrupulosa, el pasado viernes posiblemente se sumen otras diecisiete, según información brindada por El Nuevo Herald.
El diario miamense señala que varias decenas de compatriotas partieron del Golfo de Guacanayabo y atravesaron el Mar Caribe hasta ser avistados por un buque pesquero cerca de las costas de Yucatán. Habían permanecido casi un mes a la deriva. Fueron quince los rescatados; por consiguiente, la muerte alcanzó a más de la mitad de quienes participaron en la loca aventura. Por esta vez, el holocausto no tuvo por escenario el tristemente célebre Estrecho de la Florida.
Hasta el momento de escribir estas líneas, los medios masivos castristas no se han hecho eco de la terrible tragedia. Es probable que esto se deba a que es México —y no Estados Unidos— el país de destino. De todos modos, si llegaran a cubrir la noticia, podemos barruntar que esos órganos informativos centrarían sus dardos en la Ley de Ajuste Cubano que rige en los Estados Unidos, el texto legal al que esos mismos medios dan el sobrenombre de “Ley Asesina”.
En ese caso —por supuesto— sería necesario insistir: si una persona se lanza al vacío desde la azotea de un edificio de diez plantas, no es porque esté segura de la excelencia de los bomberos que lo aguardan abajo y de la red que ellos han tendido; es porque el edificio está en llamas. De manera análoga, si nuestros compatriotas arriesgan la vida en el intento por llegar al gran país del Norte, no es en primer lugar por la acogida que éste les brinda, sino por la situación calamitosa que sufren en su propia tierra.
Estos diecisiete balseros cubanos se suman a las decenas de miles que los han precedido. La larga lista de las víctimas humanas causadas por el castrismo continúa creciendo. Roguemos que la Virgen de la Caridad de El Cobre, cuya fiesta se celebró ayer 8 de septiembre, interceda por ellas.