LA HABANA, Cuba. -El presidente Raúl Castro no asistió al XI Congreso de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), realizado con 695 delegados entre el 15 y el 17 de mayo, a pesar de que “macroeconómicamente, la agricultura debe aportar más al país para el cambio estructural que se espera y poder alcanzar el crecimiento previsto de 4% en el producto Interno Bruto (PIB) en 2015”, según expresó Marino Murillo Jorge, vicepresidente del Consejo de Ministros y ministro de Economía.
En los últimos años, reiteró, la economía cubana ha crecido, pero con tasas de crecimiento bajas; aportó al PIB 3,8% en 2014, frente a 5,7% en 2002. La actualización del modelo económico, cuya comisión también preside, no puede reavivar la esfera considerada estratégica, precisamente porque como se ufana en definir: “No estamos cambiando la estructura sobre la propiedad de la tierra, lo que estamos cambiando es la gestión de la tierra… más del 80% de la superficie agrícola en Cuba es propiedad del pueblo, representado por el Estado”, según informó el periódico Granma, el 16 de mayo.
Los mecanismos de control estatal existentes no incentivan la producción y los precios de los productos ofertados a la población no bajarán. Murillo reconoció que los cubanos destinan a los productos del agro el 75% de sus ingresos a ese fin. (Además tienen que comprar los productos de primera necesidad en las caras tiendas recuperadoras de divisas del gobierno). Los incrementos en la producción nacional no reducirán los precios, pues los volúmenes de venta se mantendrán igual, ya que sustituirán importaciones.
La ganadería y la leche continúan decreciendo. Al respecto Murillo mencionó “la falta de un programa de desarrollo a largo plazo y, sobre todo, del financiamiento necesario para desplegar esta actividad. Para recuperar la ganadería se necesita dinero –se calcula que más de 50 millones de dólares-, tiempo, potenciar la genética (y hacerlo bien), una buena organización y un adecuado diseño”. El ministro de Agricultura, Gustavo Rodríguez Rollero, se refirió a la cartera de oportunidades que genera la nueva Ley de Inversión Extranjera, aunque no se puede pensar solo en los créditos del exterior, porque el crédito de hoy es deuda de mañana, como señalara Murillo dijo. La meta esencial debe estar en producir más para poder bajar después los precios, dijo según Granma.
Los productores se quejaron de la insuficiente aprobación de créditos para el desarrollo ganadero (sobre todo el mular), y los cortos plazos de devolución sin haber dado frutos las inversiones, a lo que el Ministro Rodríguez Rollero respondió que se coordina una solución con las autoridades del Banco, al igual que se han adoptado medidas y destinado recursos para erradicar las insatisfacciones de algunos productores por el método aplicado por las empresas lácteas para muestrear la calidad de la leche. Sobre el impago a los productores señaló que aún quedan problemas en Camagüey, Artemisa y Mayabeque (estas dos últimas presentan problemas en distintos asuntos, a pesar de tener atención especial por ser provincias experimentales). Apuntó que hasta el momento se han extinguido 320 UBPC y hay otro grupo en proceso, al igual que algunas CPA que no tienen resultados redituables y sostenibles. Además anunció que hasta 2020 el MINAG dispondrá de 5 000 millones de pesos para inversiones dirigidas fundamentalmente a lograr la sustitución de importaciones, y especificó que para el programa del arroz se asignaron 370 millones y para frijol, maíz y sorgo 120 millones. También mencionó que se han adquirido equipos mediante créditos externos o el Programa Más Alimentos promovido por Brasil.
Para estimular la producción, el vicepresidente Murillo anunció que a partir del 1 de junio se aumentarán los precios de compra estatal a los productores. Entre los cereales, el arroz cáscara se pagará a 160 pesos el quintal, un incremento de 30 pesos. Pero advirtió que no es posible un máximo de utilidad parejo para todos los productores, debido a razones multifactoriales. La subida de los precios de compra a los productores en términos económicos tiene un límite, pues si genera una superganancia, en lugar de estimular lo que se hace es frenar la producción, apuntó. Habrá una disminución entre el 40% y 60% de los precios de insecticidas, fungicidas, herbicidas, fertilizantes, medicamentos veterinarios, semillas, equipos e implementos, anunció el ministro Rodríguez Rollero. Hasta el presente la oferta de insumos -desde machetes hasta botas de trabajo- ha sido escasa, de mala calidad y a precios muy elevados.
Difícilmente la agroindustria eche a andar mientras se mantenga la férrea tutela estatal. Los productores privados minoritarios siempre han tenido las mayores producciones. Las cooperativas no se constituyeron sobre la base de la voluntariedad. Los campesinos han tenido que cultivar lo establecido por el plan del gobierno, a precios dictados. Se han perdido las tradiciones y se han depauperado las tierras, los sistemas de riego, los equipos y los caminos de cultivos abandonados, que actualmente se quieren recuperar. Hasta quienes recibieron tierras en usufructo están atenazados por la obligatoriedad de integrarse en una cooperativa, la carencia de capital inicial, el marabú, la sujeción a los contratos con el Estado y los bajos precios. Las reuniones municipales y provinciales preparatorias del congreso evidenciaron las insatisfacciones y problemas originados por la lentitud de nuevas medidas, las prohibiciones existentes, y el acceso al mercado libre, entre otros problemas.
El XI Congreso de la ANAP fue calificado de distinto, con una organización campesina fortalecida y nuevos retos, por la prensa. Pero se requiere mucho más que consignas.