LA HABANA, Cuba.- El Séptimo Encuentro Nacional de Cooperativas de Frutales, organizado por el Ministerio de la Agricultura y la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), sesionó entre el 17 y el 19 de marzo, en Ciego de Ávila. En 2016, las 206 unidades produjeron 104 867 toneladas de frutas, según el artículo “Un camino en espiral” publicado el 23 de marzo de 2017.
Sin embargo, solo para satisfacer la demanda de la población se necesitan 800 000 toneladas, dijo Lázaro Hernández, presidente de la CCS Antonio Maceo y asesor del Grupo Nacional de frutales, a Granma. A esto se añaden los requerimientos del turismo y las posibles exportaciones. Alrededor de un millón de toneladas de frutas se requiere en total. “Que el movimiento cooperativo de frutales crezca un 20% es halagüeño, pero necesitamos un ritmo de crecimiento anual de 30% para llegar en un quinquenio al estimado de 250 000 toneladas al año”, expresó Hernández.
El turismo parece el fuerte estímulo actual, visto como destino de exportación, entiéndase para sustituir importaciones, porque durante muchos años las frutas se han traído de tierras muy lejanas con ese objetivo. También los cubanos podrían conocer y degustar las sabrosas frutas nacionales, que pasaron a ser consideradas exóticas. Los resultados positivos publicados por los medios se logran en pequeña escala experimental, demasiado lentamente y atados en las cooperativas colmadas de viejos problemas, a las que se han debido incorporar los nuevos agricultores usufructuarios, ajenas al principio de voluntariedad, con las férreas directivas estatales y la dependencia de las asignaciones de recursos.
Raúl Castro encomendó a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Antonio Maceo de Bejucal, Mayabeque, crear la primera frutícola en 2008. En 2012, el presidente hizo un recorrido por todo el país para evaluar los niveles productivos de las cooperativas y las principales dificultades. Entonces sugirió fomentar en las cabeceras provinciales una finca de 67 hectáreas en Cooperativas de Crédito y Servicios o de Producción Agropecuaria.
El movimiento surgió el 14 de octubre de 2012, según los medios. Las 206 unidades productoras se desglosan en 163 Cooperativas de Crédito y Servicio, 28 Cooperativas de Producción Agropecuaria y 15 Unidades Básicas de Producción Cooperativa, que emplean a 4 000 trabajadores. En 2014, Lázaro Hernández y el Dr. Adolfo Rodríguez Nodal, jefe del Grupo Nacional de Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar recibieron orientaciones de crear al menos una cooperativa de frutales en todos los municipios.
¿Adónde irán los manguitos a parar?, artículo de Juventud Rebelde, del 20 de marzo, planteó la pregunta que se hace la población desde hace decenios, si Cuba volverá a tener la cantidad de frutales de antaño. Al citar a un especialista de la Empresa Cítrico-Frutales Ceiba en la actual provincia de Artemisa, recordó —por fin públicamente lo que hemos mencionado muchas veces— que en “la década de los 70 y 80 se sembró, con idea de planes especiales y cultivos especializados, cientos de hectáreas dedicadas a caña de azúcar o naranja, pero un solo cultivo; si en el medio había una plantación de mango o mamey se le daba motoniveladora y completo”.
Puede añadirse que en los tiempos de vacas flacas, el eterno Período Especial desde 1992, las frutas nacionales ya eran desconocidas. Actualmente, pocas cantidades de caimitos, anoncillos, mameyes, nísperos o zapotes han aparecido caros en algunos mercados libres campesinos de La Habana, quizás en los pueblos cercanos a los productores sea más fácil y a mejores precios.
La Plenaria se efectuó en Ciego de Ávila, donde la Empresa Agroindustrial de Ceballos tiene tradición en la producción y exportación de piña y cítricos, que también colapsó en los 90 y se encuentra en fase de recuperación. Los participantes en el evento abogaron por que sus resultados se generalicen, según el artículo de Juventud Rebelde. Entre sus “novedades” citadas están 20 miniindustrias de productores privados y cooperativistas. Pero se precisa que, mediante relaciones contractuales claras y una filosofía de “compañeros, no enemigos”, la empresa estatal apoya con asesoría, créditos, insumos, materiales y equipamiento.
Así los productores tienen asegurada la compra por parte de la empresa de una gama de productos fabricados bajo inocuidad alimentaria, barras de dulce de guayaba, mermelada de mango y dulce de coco rallado, entre otras ventajas para ambas partes. Las miniindustrias pertenecientes a unidades en convenio con la Empresa Agroindustrial Ceballos puede producir por encima de 20 millones de pesos. La necesidad de encadenar producciones y sectores ha llevado a que en estos momentos la industria nacional fabrique minindustrias.
Por su parte Granma señaló que los especialistas coinciden en destacar que en los últimos cinco años ha habido avances en la fabricación por la industria nacional de sistemas de riego y equipos para el procesamiento de frutas y vegetales, así como la existencia de 362 jugueras, 125 de ellas en áreas de hospitales o próxima a estos. En 2012 existían 47 miniindustrias ubicadas en cooperativas de todo el país. Desde entonces se han fabricado 21 y para 2017 están previstas cinco. No obstante, en opinión de Lázaro Hernández, los límites de recursos para efectuar la parte civil de las obras y la poca disponibilidad de envases constituyen escollos significativos. Las ridículas cifras de cinco años llevan a cuestionar por qué no se permiten pequeñas y medianas empresas (PYMES) privadas, que con recursos propios e iniciativa creadora darían empleo, ganancias dignas y abastecimiento a la población con precios competitivos y precios razonables.
El ministro de la Agricultura, llamó a sumar voluntades para lograr el incremento y la consolidación de las exportaciones de frutas frescas. Gustavo Rodríguez Rollero, expresó que la venta a los cruceros es una exportación dentro del propio país, y elogió como Ciego de Ávila fomenta el cultivo de frutas, su comercialización y procesamiento industrial, en un sistema que integra armónicamente diferentes estructuras productivas con la empresa estatal socialista. Ulises Rosales del Toro, vicepresidente del Consejo de Ministros, ejemplificó la posibilidad de exportar con que “la tonelada de mango fresco se cotiza en el mercado internacional a 2 610 dólares y la pulpa de frutas a 1 218”. Santiago Pérez Castellanos, jefe Departamento Agroalimentario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, exhortó a lograr producciones competitivas para que puedan insertarse en un mercado cada vez más riguroso y exigente, e insistió en aumentar los abastecimientos de fruta a la industria láctea, pues en la compra de sabores para helados se invierte 6 millones de dólares.
Afortunadamente, la iniciativa privada en Mercados Libres Campesinos de La Habana desde hace poco tiempo facilita recordar, aprender y saborear una fruta cubana. Ojalá que a los dirigentes no se les ocurra ponerle precios topados o prohibirlos.
¡Cada niño siembra un árbol frutal! Debería ser una campaña nacional, extensiva a los mayores… cuando haya posturas.