
LA HABANA, Cuba.- El VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba se celebrará del 16 al 19 de abril de este año, y uno de sus lemas es la continuidad histórica, porque el mandato público de Raúl Castro llega a su fin.
También plantean que este evento será de todo el pueblo, pero es que la nación cubana está formada por 11 millones de residentes en la isla y más de 3 millones de personas que viven en el exilio, y la membresía del Partido asciende a unos 650 mil militantes, alrededor de un 4.6 % de todos los cubanos. ¿Cómo es posible que esta pequeña cifra vaya a representar a un país completo?
Lo que sí aplica para todos los nacionales es que esta organización marxista-leninista (porque aunque se dicen martianos, no lo son), con una ideología extranjera es la fuerza dirigente superior de la sociedad y el Estado, y por ende es el máximo responsable de todas las situaciones por las que estamos atravesando los cubanos, dentro de la Isla o buscando el alivio a sus faltas de libertades fuera del país.
Entrar a formar parte de las filas del Partido Comunista en estos momentos no representa una prioridad para muchas personas, porque, según los Estatutos de la propia institución, hay que estar identificado con la política que trazan los organismos superiores. Y algunos piensan que son estas políticas las que han llevado al pueblo de Cuba a la triste situación que vive.
El pasado 2 de marzo se eligieron los candidatos al Congreso durante los Plenos de los Comités Provinciales. Está claro que dentro de los seleccionados se encuentran todos los miembros del actual Buró Político además de la alta jerarquía dictatorial, porque es una costumbre, cuando se elige, tocar con el dedo.
Se ha anunciado que el centro de atención del conclave estará en la evaluación y proyección de asuntos medulares para el presente y futuro de la nación, y en particular la actualización de la Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista, que no ha funcionado en 62 años de dictadura y que está concebido para que no opere.
Están planteando que urge incrementar la producción de alimentos en el país, así como avanzar en la eficiencia de los procesos productivos y la calidad de los servicios. Entre otros aspectos se señala la necesidad de incrementar las exportaciones y sustituir las importaciones, así como la prioridad que debe tener la inversión extranjera.
No obstante, cada una de las medidas que se han tomado en los últimos meses, y en particular la Tarea Ordenamiento, está en contra de la realización exitosa de todo lo que han planeado.
Es por eso que “el congreso” rima con: deceso, que significa la muerte poco a poco del pueblo de Cuba. Confeso, que es como están en estos momentos todos los dirigentes del país, con su mala actuación ante los problemas del cubano de a pie. Retroceso, que es precisamente lo que ha habido en los últimos 6 meses, a pesar de no haber avanzado mucho durante más de 60 años. Preso, la acción, casi mágica, que utilizan para quitar del medio a todo el que consideren un obstáculo para sus mentiras; sacan cualquier delito del sombrero.
Y también puede rimar con frases como: comer en exceso, que es lo que hacen todos los dirigentes, y muestran al pueblo sus desagradables barrigas. Quedarse sin un peso, referido a la situación que enfrentan todos los cubanos con el aumento de los servicios esenciales y los productos de la canasta básica, que no juega con el tamaño del monedero, a pesar del aumento de los salarios y las prestaciones sociales. Y también con tecla de retroceso, que es lo que nos espera después del Congreso.
Podría extenderse más, pero cada lector podrá encontrar su propia rima y satisfacer con ello las posibilidades de insultar toda la ineficiencia y la falta de respeto a la que nos tiene acostumbrada la dictadura.
No le cabe a nadie dudas de que cuando termine el Congreso el país solo estará en un cambio generacional de mandos. Y además, como existen más desaciertos que aciertos, estaremos en presencia de un período mayor de estancamiento, seguido de un aumento extremo de la represión. Porque Díaz-Canel es “raulista” ante todo.
No podemos dejar de recordar la creciente represión a los disidentes, intelectuales y artistas; con extremos como el caso de una joven de 22 años a la que no han dejado entrar al país por un problema político, como si representara una amenaza a la estabilidad de la nación.
Entonces, ya en este punto del panorama nacional, se puede afirmar que la dictadura tiene miedo. Si el pueblo aprovecha esta situación se podrá salir pronto de toda esta amalgama de desgracias.
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