NUEVA YORK, Estados Unidos, mayo, 173.203.82.38 -El escándalo de las revelaciones hechas por el periodista venezolano Mario Silva a un miembro del G2, está matizado de tremendas ironías.
La principal es que Silva es (o era) el periodista más importante del chavismo.
Todo el alboroto partió de una conversación privada, grabada entre Silva, quien es el conductor del programa La Hojilla, y el teniente coronel cubano Aramís Palacios, jefe de la contrainteligencia de Cuba en Venezuela.
La idea era comentar en una forma casual, relajada y “a lo pana”, el desarrollo de la política del gobierno de Caracas y luego entregar la grabación al cubano como un informe más para los archivos de La Habana.
La oposición venezolana ni en sus sueños más ambiciosos podría haber pedido algo tan demoledor como esta grabación, en que se exponen las luchas, engaños y entuertos del chavismo, especialmente de Nicolás Maduro y sus visiones y Diosdado Cabello y sus intrigas.
La conversación revela la corrupción de los que hoy están en el poder en Venezuela, sus negociados, sus intrigas, sus escándalos y la división en las fuerzas armadas venezolanas.
También se expone machismo y desprecio hacia las mujeres militantes en el partido de gobierno. (La mujer “tiene que estar a la sombra”, expresa Silva).
Son impactantes los comentarios sobre los actos de corrupción vinculados con el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello.
Asimismo, en la grabación salió a relucir la injerencia del gobierno de Cuba en los asuntos de estado venezolanos, con Fidel Castro indicando que los chavistas deberían suprimir las elecciones, porque los pueblos no eran confiables.
El análisis de lo conversado entre Silva y el miembro del G2 subraya lo que la oposición viene insistiendo sobre el fraude electoral del 14 de abril y el deterioro moral de todas las instituciones del país.
Como consecuencia del escándalo, el periodista Mario Silva renunció a su puesto como conductor del programa La Hojilla, aduciendo estar enfermo.
Mal perdedor, expresó en su renuncia: “(…) nunca fue mi programa, este programa siempre fue del comandante supremo Hugo Chávez”.
Lo que Silva no puede negar es que “Por la Boca Muere el Pez…” y fue él mismo quien se puso solito el anzuelo.