Pésame a la industria alimentaria cubana

LA HABANA, Cuba. – El pasado 25 de enero se celebró en Cuba el día del trabajador de la Industria Alimentaria, un sector que también incluye a los que laboran en las actividades de la pesca. La sede del acto conmemorativo por la fecha fue la Empresa Provincial de la Industria Alimentaria de Cienfuegos.
Mas, el estado calamitoso que exhibe este sector productivo es tal que en realidad no era oportuna ninguna celebración. Un trabajo periodístico aparecido en el semanario Trabajadores da cuenta de que para este año se prevé que 5000 trabajadores de este sector queden disponibles, es decir, que pierdan sus empleos, debido a las interrupciones productivas que ocurrirán.
Habrá interrupciones, entre otras, en las producciones de la industria láctea, la cárnica, la producción de bebidas y también de café. Todas con un impacto directo sobre el deprimido consumo de la población.
La carencia de materias primas, así como la escasa calidad de estas, es otro elemento que influye en el negativo rendimiento de este sector productivo. Especialmente se observa en el pésimo pan que se brinda a los consumidores por la libreta de racionamiento. Al parecer, el consejo del teólogo brasileño Frei Betto de obtener el pan a partir de la yuca no ha dado los resultados que esperaban las autoridades. También incide en esta debacle el gran éxodo laboral, en el que parten muchos trabajadores con experiencia, entre ellos maestros panaderos, hacia otros sectores de la economía en busca de mayores ingresos.
Tampoco se puede dejar de mencionar la manera en que los incumplimientos de la agricultura repercuten sobre la industria alimentaria. En este sentido hay que destacar los bajos niveles de leche que los ganaderos entregan a la industria, lo cual profundiza el desabastecimiento de los productos que se derivan de esa materia prima.
Pero nadie piense que la debacle de la industria alimentaria es una situación derivada únicamente de la pandemia de coronavirus. Revisemos las cifras que aporta el Anuario Estadístico de Cuba de 2021 y comprobemos que, aun sin considerar los años 2020 y 2021, las producciones de esta industria habían caído en picada ya en el año prepandémico de 2019.
Tomando como base el año 1989, observamos que en 2017 la industria alimentaria solo alcanzó el 78,1% de lo logrado en aquel período, mientras que en 2019 apenas rozó el 70%. Además son muchos los renglones productivos que hacia el 2019 disminuían con respecto al 2017.
Entre ellos tenemos la carne deshuesada de res, la carne de cerdo en bandas, las carnes en conserva, la carne fresca de aves, la harina de trigo, los quesos, la leche evaporada, la mantequilla, el yogurt, los helados, el aceite vegetal, el pan, las galletas de sal, las galletas finas, las pastas alimenticias, los caramelos y confituras, las conservas de frutas y vegetales, el café, la masa de pescado, el pescado entero congelado, el filete de pescado, la langosta, el ron, los vinos, la cerveza, las maltas, los refrescos y el agua mineral.
Bueno, ¿y qué decir de la pesca? Basta con comprobar que se trata del sector más deprimido de la economía cubana. O sea, el que menos aporta al producto interno bruto (PIB) de la mayor de las Antillas. En 2021 la pesca representó solo el 0,05% del PIB cubano.
En verdad, en lugar de felicitar a los trabajadores de la industria alimentaria en su día, debíamos haberles dado el pésame por el modo en que las autoridades castristas han destruido este importante sector productivo.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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