LA HABANA, Cuba.- No hay dudas de que los gobernantes cubanos están preocupados por la situación que presenta el empleo en el sector presupuestado de la economía. Se trata de un sector parasitario y de grandes proporciones en el país, máxime si consideramos que engloba a los trabajadores de la exorbitante maquinaria estatal de la economía (los organismos de la administración central del Estado), los necesarios sectores de la Salud, la Educación y buena parte de la Cultura, además de las amplias nóminas con que cuentan los aparatos represivos de las Fuerzas Armadas y el Ministerio de Interior.
El caso es que hay municipios en el país en que los salarios del sector presupuestado constituyen hasta el 60% del total de los gastos en esos territorios, algo que llamó la atención de los participantes en la reciente sesión de la Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional del Poder Popular. A tal extremo que el ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil, hizo un llamado para evitar que esas plantillas sigan sobredimensionándose.
En un contexto en el que podrían manejarse opciones como las de congelar las plazas en el sector presupuestado, e incluso eliminar puestos de trabajo que no se consideren imprescindibles, con la consiguiente afectación para miles de trabajadores, ¿qué opina de todo ello la oficialista Central de Trabajadores de Cuba (CTC), la misma que dice defender los intereses de los trabajadores?
Pues el secretario general de ese gremio, Ulises Guilarte de Nacimiento, todavía con el recuerdo reciente de su paso por Atenas, donde asistió complaciente al Congreso de la Federación Sindical Mundial, optó por no dar criterios en este sentido. Solo abrió su boca para anunciar la convocatoria a los famosos Parlamentos Obreros, una segunda versión de aquellas reuniones celebradas en Cuba durante los años duros del periodo especial, y que no resolvieron ningún problema.
En esta ocasión, según las palabras del propio mandamás de la CTC, estos Parlamentos serán “la respuesta más directa” de su sindicato a la Estrategia Económica y Social trazada por la maquinaria del poder.
Al ahondar acerca de este tema, el señor De Nacimiento apuntó que “estamos concluyendo las bases metodológicas para ir a un proceso de discusión desde la experiencia de los Parlamentos Obreros, para que todo el que tenga un idea propositiva y aportadora la pueda exponer en función de encontrar las soluciones al problema más trascendente de la economía”.
A propósito, resulta significativo que el jefe de la CTC, antes de dar el pitazo de arrancada para el inicio de esos Parlamentos, anuncie que se construyen unas “bases metodológicas” para posibilitar el desarrollo de esas reuniones.
Más claro ni el agua. El sindicalismo oficialista va a poner las reglas del juego por dónde deben conducirse esos Parlamentos. No habrá espacio para planteamientos que se alejen de las directivas emitidas por el gobernante Partido Comunista.
Por otra parte, la información brindada acerca de las palabras del jerarca de la CTC es sumamente ambigua. Porque, ¿cuál es el problema más trascendente de la economía para el señor Guilarte de Nacimiento? En verdad, pudieran ser muchos: la escasez de bienes y servicios, las colas, el turismo que no despega, el desabastecimiento de medicamentos, la zafra que no produce ni el azúcar de la “canasta básica”, la falta de transporte púbico, la inflación, y ahora la zozobra en que se debate el sector presupuestado de la economía.
Pero, por supuesto, la maquinaria del poder no tendrá de qué preocuparse. Las “bases metodológicas” de Ulises Guilarte de Nacimiento limpiarán de “impurezas” el camino de los Parlamentos Obreros.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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