SAN JUAN, Puerto Rico. – Los regímenes totalitarios de Cuba, Venezuela y Nicaragua se han caracterizado por la constante violación de los derechos humanos de sus respectivos pueblos, así como por la comisión de numerosos crímenes de lesa humanidad sobre la población que se les opone.
En Cuba, desde que el régimen castrista tomó el poder hace 60 años, han sido muchos los crímenes de lesa humanidad, empezando por las decenas de ejecuciones extrajudiciales ordenadas por el dictador Raúl Castro en Santiago de Cuba durante los primeros días de enero de 1959 y pasando por las ejecuciones de opositores en la fortaleza de la Cabaña bajo el mando del genocida Ernesto (Che) Guevara y por órdenes del tirano Fidel Castro.
También en la década de los sesenta, durante la lucha de las guerrillas anticastristas en las Sierras de El Escambray y otros lugares del país, se fusiló sin juicio a cientos de cubanos que apoyaban las guerrillas pro democracia. Más tarde, en los setenta y ochenta, cuando Cuba se involucró en las guerras en varios países de África (Angola, Somalia, Etiopía, Eritrea, etc.) tropas cubanas cometieron serios crimines de lesa humanidad contra los habitantes de dichos países. En la década de los noventa la dictadura castrista cometió uno de los más horribles crímenes al hundir el remolcador “13 de marzo” asesinando a niños, hombre, mujeres y ancianos, con un total de 42 víctimas. Añádase el hecho de cientos de precarias embarcaciones y balsas con cubanos que huían de la dictadura castrista que fueron asesinados por la Marina de Guerra de Cuba.
Cabe señalar, además, el cobarde derribo de las Avionetas civiles de los Hermanos al Rescate en espacio aéreo internacional por aviones de combate de la Fuerza Aérea cubana con órdenes expresas y directas del dictador Raúl Castro; hecho acaecido mientras trataban de rescatar a los balseros cubanos que salían del país en busca de libertad en otras tierras. Y, más recientemente, ya en el Siglo XXI, los asesinatos de opositores pacíficos tales como Oswaldo Paya Sardiñas, Orlando Zapata Tamayo, Laura Pollán, entre otros. Añádase los miles de cubanos que han sido torturados por el Departamento de la Seguridad del Estado en la tenebrosa Villa Marista en La Habana, en El Castillito en Santiago de Cuba y otras dependencias de la policía política castrista.
En Venezuela, la dictadura procastrista de Nicolás Maduro ha cometido serios crimines de lesa humanidad, asesinando a estudiantes y venezolanos en general que protestaban pacíficamente reclamando el respeto de los derechos humanos y restauración de la democracia en el país. También están las serias torturas y asesinatos cometidos por el Servicio de Inteligencia Bolivariano (Sebin) contra los opositores venezolanos como el caso de Fernando Albán. También cabe destacar el asesinato de Oscar Pérez y sus colaboradores, ultimados por fuerzas de la Guardia Nacional Bolivariana; y el asesinato durante una manifestación opositora del violinista Armando Cañizales Carrillo por tocar con su violín el Himno Nacional de Venezuela durante las protestas. Fueron asesinados también 25 indígenas perteneciente a las tribus de los Pemones en la frontera con Brasil. Y en días recientes, el mundo vio como las tanquetas chavistas embestían a los pacíficos opositores que protestaban en las calles asesinando a los valientes jóvenes venezolanos.
En Nicaragua, la dictadura procastrista de Daniel Ortega también ha cometido serios crímenes de lesa humanidad. De un año a la fecha, las fuerzas gubernamentales han asesinado unos 545 opositores, de ellos unos 23 niños. Entre los opositores podríamos mencionar el asesinato de Pedro Mondragón en Nueva Segovia, y del Profesor Carlos López en Masaya o el dramático crimen del incendio de la vivienda de un opositor, donde murieron calcinados 8 personas, entre ellos el jefe de la familia Oscar Velázquez Pavón y sus dos hijos menores de edad, de ocho meses y de dos años. También hay que añadir los cientos de detenidos y torturados por esa dictadura.
La dictadura de los hermanos Castro lleva 60 años, la de Maduro y su antecesor Hugo Chávez lleva 20 años y la de Daniel Ortega 12 años, todas ellas asesinando, torturando y encarcelando impunemente a sus respectivos pueblos.
¡La impunidad de los crímenes de lasa humanidad es inaceptable! Es hora ya de que se les aplique a los responsables y coautores de dichas dictaduras el Estatuto de Roma de 1998, más conocido como el estatuto de la Corte penal Internacional, que establece como delitos los crímenes de genocidio y los de lesa humanidad (Artículos 5, 6 y 7).
En repetidas ocasiones los opositores de Cuba, Venezuela y Nicaragua han solicitado que los dictadores Raúl Castro, Nicolás Maduro y Daniel Ortega sean procesados por sus genocidios, crímenes y violaciones de derechos humanos ante ese alto organismo judicial internacional. Se trata de un clamor de justicia que debe ser oído y puesto en práctica a la mayor brevedad posible.