MIAMI, Estados Unidos. – Hace unos días que votamos por adelantado, mi esposa y yo, para evitar la entusiasta multitud que sin duda concurrirá a las urnas esta semana.
Esther suele emocionarse, se le aguan los ojos. Irremediablemente compara la vida de incertidumbre en la Isla dejada atrás hace 30 años, distante de los pormenores de la civilización, como la de elegir un candidato político que represente nuestros intereses.
Son las elecciones de medio término en los Estados Unidos, más complejas que las presidenciales, donde se cubren posiciones en los diversos estamentos de la democracia americana, antigua y funcional, no obstante el descrédito que le quieren endilgar sus enemigos.
El dilema se dirime entre los dos partidos más importantes históricamente: republicanos y demócratas. Nosotros nunca hemos faltado a la esencial cita de ejercer el voto desde que tuvimos el honor de poder hacerlo como ciudadanos.
Ya son varios presidentes y otras figuras políticas que tienen nuestro sello de aprobación, hemos hecho historia al contribuir con la democracia.
Se aprende temprano que más allá de todos los recovecos políticos imaginables, los elegidos son personas que trabajan para nosotros, sus electores.
Recuerdo el documental “Cuba 111”, dirigido por el belga Dirk Vandersypen, lamentablemente fallecido, donde una angustiada activista del Comité de Defensa de la Revolución corre por las habitaciones del solar localizado precisamente en la calle Cuba, número 111, para que nadie falte a la cita “revolucionaria” de votar por los llamados “delegados”.
Ya los cubanos de aquel año 1994 se burlaban de la convocatoria de la “compañera”, por no tener sentido práctico.
La claque gobernante nunca ha estado expuesta a un plebiscito real, chequeado por organizaciones internacionales.
Los elegidos en las circunscripciones pertenecen a la llamada base de una asamblea disfuncional, sin poder ejecutivo, que vota por unanimidad.
Las consecuencias de este engendro que se deriva de las elecciones cubanas se recrean humorísticamente en el cortometraje “El bache”, dirigido por Juan Caunedo Domínguez, en el año 2008.
El argumento es bien simple pero los resultados resultan enrevesados por la inoperancia y la desidia.
Tres personas que han tropezado con un bache en la calle del vecindario se dan a la tarea de tratar de arreglarlo.
En el accidentado camino de buscar la autorización para enmendar el hueco en la vía pública, así como conseguir los materiales necesarios, se expone la telaraña enrarecida del llamado Poder Popular, los delegados, los consejos de vecinos, el CDR, entre otros componentes de un aparato ineficaz, donde muchos de sus miembros han emergido del destartalado sistema de elecciones.
Los creadores de esa aberración nunca son puestos en solfa, disfrutan de una impunidad mal ganada. Son cargos partidistas, ideológicos, que han sido designados a dedo, con mucha antelación.
Se vanaglorian de tener el más democrático sufragio, pero no han permitido que sea contradicho en los medios de prensa.
Desde la arbitrariedad de una dictadura, sin embargo, no tienen el más mínimo pudor de criticar y mofarse de las elecciones de Estados Unidos, donde los cubanos, paradójicamente, manifiestan una influencia notable con su voto.
Ni decir que numerosas personas nacidas en la Isla o de ese origen étnico ostentan cargos en la institucionalidad política americana, a todos los niveles de importancia.
Los dictadores no son afines a las elecciones verdaderas y transparentes. Varios ejemplos notables en el propio traspatio suramericano demostraron la posibilidad de que fueran derrotados en las urnas cuando se atenían a la realidad, sin las trampas de la represión.
Miles de cubanos se aprestan a ejercer el sufragio en Estados Unidos, para castigar o premiar a sus servidores. Es un proceso lleno de emociones cuando se ejecuta y luego se observan en tiempo real los resultados.
La dicha de este privilegio, que es una de las pruebas de vivir en libertad, enriquecerá algún día la vida de mis compatriotas cuando la independencia sea una certeza.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.
Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +525545038831, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.