Me Dicen Cuba: buena canción para un vídeo oportunista

LA HABANA, Cuba. -Por supuesto que nada tiene de censurable que un creador artístico busque los medios para alcanzar el éxito con su obra, siempre y cuando dichos medios no se distancien de los cánones de la honestidad. Lo contrario, en cambio, casi siempre resulta reprobable, pues en el mejor de los casos termina por levantar las sospechas de los receptores del producto cultural.
Y más condenable aún es que un gobierno totalitario, dueño de todos los medios de difusión del país, se aproveche del hipotético oportunismo de un artista para extraer un filón utilitario a su favor. Tal situación, por solo citar el ámbito musical, la hemos padecido más de una vez los cubanos en los últimos tiempos.
Primero sucedió con la agrupación Charanga Habanera, liderada por David Calzado. Determinado número musical de esa orquesta contaba las peripecias de un romance entre un hombre radicado en La Habana y su pareja que había quedado en Miami. El clímax de la interpretación se alcanzaba mediante un estribillo que decía “y tú llorando en Miami, y yo gozando en La Habana”…
¡Para qué fue aquello! Eso era lo que necesitaban los gobernantes cubanos para avivar el diferendo entre ambos países. En todas las emisoras de radio y canales de televisión, lo mismo en la mañana, la tarde o la noche, esa canción se hacía presente.
Cuando en la memoria de los cubanos no se apagaba el recuerdo de los miles de compatriotas tragados por las aguas del estrecho de la Florida, y en momentos en que más personas seguían arriesgando sus vidas en pos de arribar a las costas de Estados Unidos, era contraproducente —y si se quiere hasta cruel— ese bombardeo mediático que a todas luces trascendía el contexto de lo musical.
Por estos días parece repetirse la historia con la canción “Me dicen Cuba” interpretada por Alexander Abreu y la orquesta Habana D Primera.
El vídeo de este tema es un compendio de “patrioterismo” barato de principio a fin. Abundan las frases al estilo de “un cubano de verdad da la vida por su tierra, y preparado para el combate, a su bandera se aferra”, a lo que sigue un solo de trompeta con las notas de nuestro himno nacional, una mezcla que, al menos yo, jamás había escuchado en la música popular cubana. Y, claro, “Me dicen Cuba” está “hasta en la sopa”. Satura los oídos de los cubanos, sobre todo tras el regreso a la isla de los agentes que guardaban prisión en Estados Unidos.
A todo esto hay que agregar una contradicción: mientras, por un lado, la Mesa Redonda de la televisión dedica espacios a tratar de recuperar valores perdidos en la sociedad, como la educación formal y los buenos modales; por el otro, la propia propaganda oficialista promueve la imagen de un artista que ha cedido su canción para un vídeo oportunista.
Como es lógico suponer, además de la referida promoción, ya sobrevienen los reconocimientos para el líder de la orquesta Habana D Primera. En días pasados Alexander Abreu recibió la Roseta de Cienfuegos, máximo galardón que entrega la provincia a personalidades destacadas “en la promoción y salvaguarda de los valores culturales de la nación”.
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