LA HABANA, Cuba.- En cualquier economía se presenta siempre un reto en materia laboral: lograr la eficiencia con el menor número de desempleo posible. Pero lo que sí está demostrado es esa triquiñuela con la que el castrismo ha pretendido, en todo este largo período de su estancia en el poder, mostrarse como un ejemplo de permitir a los cubanos el masivo acceso al trabajo: la ineficiencia crea pleno empleo.
En ese sentido, y tras algunas de las medidas adoptadas en los últimos tiempos por la maquinaria del poder para intentar acceder a la eficiencia empresarial, se han puesto de manifiesto los despidos e interrupciones laborales que tienden a desinflar las plantillas de las entidades estatales. Una situación que se agudizará con el anuncio de la posible eliminación de las empresas que actualmente laboran con pérdidas.
Durante el más reciente Pleno del Consejo Nacional de la oficialista Central de Trabajadores de Cuba (CTC), el titular de Economía y Planificación, Alejandro Gil, después de expresar que el objetivo principal de la economía en este 2022 es lograr un estremecimiento de la empresa estatal socialista, y en ese contexto eliminar las empresas con pérdidas, apuntó que “haremos una evaluación una por una. El apoyo del movimiento sindical en este objetivo es insustituible, pues puede llevar fricción y contradicciones”.
He ahí otro nítido ejemplo del uso que los gobernantes hacen de los sindicatos oficialistas. Habrá que dejar a miles de trabajadores en la calle cuando las autoridades se decidan a eliminar a muchas de las quinientas empresas —en el Pleno se dijo que al cierre de febrero ascendían a 439— que trabajan con pérdidas, y entonces les tocará a las estructuras de la CTC sugerir quiénes podrán ser reubicados, y quiénes queden desamparados tras recibir, en el mejor de los casos, un pírrico subsidio por uno o dos meses.
Y encima de eso, el sindicato oficialista tiene la tarea de convencer a los trabajadores despedidos —más o menos como el consuelo que les ofrecen los sacerdotes a los reos que son llevados ante el pelotón de fusilamiento— de que la decisión gubernamental ha sido la correcta.
En otra parte de su intervención en el Peno de la CTC, el también vice primer ministro del gobierno, al referirse al posible subsidio que el gobierno deberá brindar a las empresas con grandes costos de producción, con el objetivo de que no lleven esos costos a los precios y así no aviven la galopante inflación que padece la economía, le pidió ayuda a la CTC “para no introducir más déficit al presupuesto estatal”.
A buen entendedor, con pocas palabras. El ministro Gil considera que el presupuesto tendrá bastante con los subsidios que demanda el sector empresarial, y acude a la obediente CTC para que no exija mucho subsidio para los trabajadores que queden desempleados al cierre de sus empresas. Hay que recordar que al cierre del pasado año 2021 el presupuesto estatal presentaba un déficit (más gastos que ingresos) de unos 69 mil 437 millones de pesos.
Otra información que trascendió en el Pleno, y que de seguro tampoco fue del agrado de los trabajadores, fue que al cierre del mes de febrero solo habían sido reubicados 11 330 de los 31 630 trabajadores que fueron declarados “interruptos”. Es decir, únicamente el 35% del total.
Así, entre malas noticias y el augurio de un futuro sombrío para los trabajadores cubanos, transcurrió este Pleno del Consejo Nacional de la CTC.
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