MADRID, España, septiembre, 173.203.82.38 -La ya tradicional Feria de Indianos celebrada este año en la pequeña localidad de Begur, en la Costa Brava catalana (España), cerró este domingo 9 de septiembre, su IX edición con record de participación de público en un país que cada día bate su propio record de recortes económicos.
Para los que no conozcan de esta feria, expliquemos que celebra las intensas relaciones entre Cuba y Begur, y tiene su inspiración en los catalanes que a lo largo del siglo XIX emigraron a la isla.
Este año, amén de una larga lista de demostraciones musicales, danzarias y de la gastronomía criolla, el plan de actividades incluyó la proyección de la película “Suite Habana”, de Fernando Pérez, un recital a cargo de Lucrecia y una conferencia de la escritora cubana Zoé Valdés, especialmente invitada al evento y que, a juzgar por el boato de la abarrotada sala de plenos del Ayuntamiento de Begur, escoltada en la mesa por su alcalde, fue la guinda y colofón de esta IX Feria de Indianos.
El título de su conferencia, “El sentido amoroso, cultural y artístico de lo indiano”, es un recorrido por el legado histórico, cultural, económico y social del fenómeno indiano; apuntes sobre una retransculturación de lo cubano que contribuyó a modelar en esta orilla la figura mítica, y, por lo mismo, esperanzadora, del self-made man a la española.
Al finalizar la lectura, todos aplaudimos a la conferenciante, como debe ser, y comenzaron las preguntas. No sé por qué sospecho que éste debió de ser un momento de especial tensión para la escritora; no porque no supiera qué responder toda vez que es fácil, tratándose de una persona notoriamente comprometida con la oposición al régimen cubano, saber qué le van a preguntar. Y aunque ella ponga por delante que no es una intelectual, que la palabreja le da risa, las preguntas no se las dirigen a otros, ni siquiera a Lucrecia, también presente en la conferencia.
¿Cree usted que en Cuba ocurra lo que en los países árabes?
Según la escritora, lo ocurrido en los países árabes, la llamada “Primavera árabe”, que, aclara, no son revoluciones sino revueltas, resulta impensable en Cuba, entre otras cosas porque “nosotros tenemos a Miami”, y cada vez que alguien intenta una oposición activa en la isla, “o bien lo evacuan a Miami, o bien lo evacuan por otras vías… el mar es una de ellas, desgraciadamente”.
De vuelta al pueblo, los que lograron hacer fortuna en Cuba, levantaron sus casonas de estilo “indiano”, palacios de nueva planta, en un estilo colonial o ecléctico, algunos muy parecidos a los neoclásicos habaneros, convirtiendo a Begur en un sitio de peculiarísima belleza arquitectónica.
Eran los conocidos “americanos” –aclaremos que acá el adjetivo tenía entonces una connotación diferente a la que suele tener entre los cubanos de hoy; así pues, por “americano”, se entendía todo aquel inmigrante español que regresaba de América- que recrearon, a su vuelta, un estilo de vida, “a la cubana”.
Zoé Valdés tiene la esperanza, o más bien el deseo, “que a estos dos impresentables de Fidel y Raúl Castro hay que llevarlos al tribunal de la Haya”, aunque a continuación, el alma de la poeta le haga dar un giro y afirme que a los máximos responsables del régimen cubano se les ha de hacer un llamamiento a la cordura e invitar cordialmente a que abandonen el país… “señores, a ustedes ya se les acabó… miren, ustedes, si se quieren ir para Birán… no, para Birán, no, para Galicia, la tierra de su padre, o para México, para donde quieran…”
Es costumbre no impuesta pero sí aceptada por todos, que a esta feria se acuda compuesto con alguna prenda blanca, o vestido totalmente de ese color. La música cubana suena en las calles de Begur, y el pueblo se plaga de chiringuitos en los que señorea el olor del puerco asado, el arroz congrí y, sobre todo, mojitos que se pasan de mano en mano. En realidad, todo Begur se convierte, los tres días que dura la feria, en una recreación de lo habanero según el imaginario catalán.
“Ustedes no pueden seguir ahí –continúa hablando la escritora en la sala de plenos, dictando a los hermanos Castro su particular ultimátum- o de lo contrario, cada vez que un hijo suyo salga de viaje, o vaya estudiar a una universidad”, dice, “su hijo será apresado. Porque ustedes tienen que sufrir las consecuencias… Se han muerto mucha gente, muchos hermanos, muchas madres y muchos padres, ¿y quién paga eso?; pues alguien lo tiene que empezar a pagar… A esos hijos se les tiene que dar a entender que ellos también están amenazados, y que si sus padres no reaccionan, no entregan el poder ya, ellos también tendrán que pagar… Si a nosotros se nos amenaza, se nos mata, ¿por qué no se le puede hacer a ellos?, quienes son ellos?, ¿reyes?, es que ni los reyes…”
Afuera, en la calle frente al ayuntamiento, una docena de cubanos, bailarines espontáneos, maravillaban al público con las evoluciones de una rueda de casino.