LA HABANA, Cuba.- Por estos días los medios de difusión oficialistas cubanos le han brindado una gran cobertura al documental “La Dictadura del Algoritmo”, exhibido en una de las Mesas Redondas de la televisión nacional. Se trata de un material audiovisual en el que personeros de la cultura oficial critican lo que consideran como el “pensamiento hegemónico” que inunda las redes sociales. Un pensamiento que, según ellos, y en lo fundamental, va en contra de la ideología imperante en la isla.
En el documental aparecen declaraciones de artistas como los músicos Arnaldo Rodríguez e Israel Rojas, quienes se quejan de las muchas críticas que han recibido en espacios como Facebook debido a la defensa que realizan del gobierno cubano.
La edición dominical del periódico Juventud Rebelde correspondiente al 6 de junio publica dos trabajos relacionados con este tema. En uno de ellos, titulado “Sin tremendismos ni miedos”, se expresa que “Internet es ahora el escenario fundamental para los conquistadores del siglo XXI, que aprovechan sus posibilidades para socavar los cimientos de los pueblos, su cultura y procesos revolucionarios”.
O sea, que para la maquinaria del poder en Cuba Internet es una especie de dictadura mediática que impone un pensamiento único, dirigido desde occidente, y que apunta contra los que la izquierda denomina “gobiernos progresistas” en todo el mundo.
Asistimos a una hipocresía y cinismo inauditos cuando observamos las acusaciones que les hacen a las redes sociales, al tildarlas de ser portadoras mayoritariamente de un pensamiento único, los defensores de un régimen que reprime hasta el más mínimo pensamiento que se aleje de la línea oficialista.
¿Es que acaso los músicos Arnaldo Rodríguez e Israel Rojas se hallan tan ocupados con sus canciones que defienden al castrismo, o las prebendas que disfrutan les nublan las entendederas, que no se han enterado de que las autoridades cubanas mantienen bloqueados los accesos a las páginas de CubaNet, Diario de Cuba y 14 y Medio?, por solo citar a algunos sitios que les resultan incómodos.
Es que, al parecer, los defensores del castrismo en el terreno del arte y la cultura quisieran unas redes sociales en las que únicamente circularan las noticias y comentarios que les fueran de su agrado. Más o menos que sucediera lo que vemos hoy en Cuba, donde el señor Humberto López denigra a los opositores, y estos no cuentan con ningún medio a su disposición para contrarrestar los argumentos de ese vocero oficial.
Y lo peor es cuando el producto de esa represión al pensamiento diferente se utiliza para tratar de legitimar al régimen. Precisamente, eso lo contemplamos en el otro de los trabajos aparecidos en la citada edición del periódico Juventud Rebelde, bajo el título de “Los algoritmos de la posverdad”.
El ensayista Enrique Ubieta, al negar que la mayoría del pueblo se opone a la revolución cubana, trae a colación “el 86 por ciento que certificó la Constitución socialista en voto secreto y directo”.
Claro, ese intelectual orgánico del castrismo no dice las condiciones totalmente anormales en que aconteció el referendo que aprobó la Constitución. El único pensamiento permitido en la isla saturó a la población -radio, televisión y prensa escrita-con el mensaje de “votar por el sí”, e incluso algunas insinuaciones aparecidas en las redes sociales que apuntaban al voto negativo, una opción que sería vista como algo normal en un país democrático, aquí en Cuba era calificado por el oficialismo como “un intento de boicotear el referendo”.
Pero, por supuesto, otro es el criterio mayoritario de la población cubana con respecto a las redes sociales. Si no fuera por ellas, es probable que el cubano de a pie jamás se hubiese enterado de lo que pasó en el barrio de San Isidro, ni de las posteriores protestas que estremecieron el sector de la cultura.
Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.