Opinión

Los ataques sónicos como método de tortura en el presidio político cubano

Destacan la insensibilidad, la desafortunada carencia de ética y la falta de solidaridad de la comunidad internacional, incluyendo los medios de prensa

MIAMI, Estados Unidos.- Mucho se ha hablado en los días actuales sobre el daño ocasionado a causa de la despiadada utilización de ondas sónicas, aplicadas por la tiranía comunista de Cuba a funcionarios del gobierno estadounidense que prestaban servicios en la Embajada norteamericana que abrió sus puertas en La Habana, por mandato irracional del presidente Barack H. Obama. Aún no ha quedado esclarecido desde cuándo comenzó esta práctica antihumana en nuestro país, y es esa la razón que me mueve a ofrecer testimonio a través de estas líneas.

Corría el año 1977. Me encontraba entre algunos de los prisioneros políticos cubanos que habían sido enviados a los calabozos de castigo de la recién inaugurada prisión Combinado del Este, por voluntad caprichosa o puramente represiva del oficial a cargo de los presos políticos plantados, el teniente Mauricio Nodarse. Estuve en confinamiento solitario en el calabozo No. 62.

La situación era tensa en extremo. Recuerdo que el supuesto camastro donde debíamos pasar las noches y, debido a lo reducido del espacio, una parte considerable del día, era de un rústico concreto, tan áspero que algunas partes del cuerpo, como las caderas y la piel que cubría los huesos de los tobillos, me sangraban. Era verano, y a pesar de que sólo vestíamos un harapiento calzoncillo, el exceso de calor nos asfixiaba.

No había agua para asearnos, ni siquiera para calmar la sed, porque la tenían limitada en extremo, al antojo o grado de maldad de los carceleros. Poco a poco, ante nuestra negativa a cumplir las órdenes que intentaban imponernos con fines humillantes, las medidas represivas se fueron recrudeciendo. Fue entonces que surgieron las primeras torturas sónicas, a través de potentes altavoces instalados en las claraboyas de las celdas, mediante los cuales transmitían estridentes ruidos, de muy alta frecuencia, en sesiones que se prolongaban desde las 4:30 o 5:00 de la madrugada hasta pasada ya la media noche.

Ya en la cárcel de Boniato, a donde a mediados de 1979 fuimos trasladados un centenar de prisioneros, entre muchos que habitualmente nos manteníamos en estado de rebeldía, se reactivaron las aplicaciones de torturas sónicas, nuevamente a través de potentes altavoces instalados a la entrada del estrecho corredor de las celdas tapiadas, dónde habíamos sido encerrados a modo de castigo permanente por nuestra disposición a no ceder en nuestros principios, ni acatar órdenes autoritarias, humillantes muchas de ellas, con marcada intensión de quebrantar nuestro espíritu de lucha.

Fue cuando nadie escuchaba. La época vergonzosa para la comunidad internacional. Para los que negligentemente, por no utilizar un adjetivo más acorde a su insensibilidad o actitud cómplice con la tiranía, no escucharon. Nadie prestaba atención al sufrimiento generalizado, ni admiraba el sacrificio de los prisioneros políticos cubanos ni las agonías impuestas por maldad e incompetencia gubernamental a nuestro pueblo infeliz.

En mi libro testimonial, Rehenes de Castro (Capítulo XV), escrito clandestinamente en el transcurso de los años 1983 y 1984 en los calabozos de tortura de Boniato gracias a las habilidades y las artimañas que aprendimos con la experiencia acumulada y la voluntad para idear fórmulas ingeniosas que nos permitieran burlar la vigilancia carcelaria, pude dejar como constancia una reseña sobre la utilización de los servicios de experimentación diabólica de la tiranía castrista, de las torturas sónicas utilizadas con el fin de quebrantar seriamente la salud de quienes la jerarquía gobernante en nuestro país consideraba enemigos potenciales de la revolución impuesta por los Castro, y sostenida por la guadaña aniquiladora del terror y la trampa.

Fue necesario que pasaran muchos años. Que las víctimas en esta ocasión fueran ciudadanos canadienses, o miembros del cuerpo diplomático norteamericano que servían a sus respectivos gobiernos, y a una parte de los familiares que los acompañaban en su destinada misión, para que se alzaran voces condenatorias contra la tiranía comunista de Cuba. Censurando la “posibilidad”, sería más acertado señalar, de que el régimen castrista sea el responsable directo de las afectaciones de salud sufridas por sus representantes oficiales, a través de la aplicación de ataques sónicos contra los funcionarios del cuerpo diplomático que cumplían servicios en la isla de Cuba.

Estas son realidades que destacan la insensibilidad, la desafortunada carencia de ética y la falta de solidaridad de la comunidad internacional, incluyendo los medios de prensa y quienes, desestimando los esenciales valores de que somos merecedores como parte de ese mundo civilizado en que habitamos, dentro de la honradez de la conciencia que nos diferencia de las piedras y de los árboles, bien como persona individual, bien como entidad de amplitud nacional, anteponen sus diversos intereses. Y duele, de la misma manera, que gobiernos representativos de la libertad, la honradez y el derecho inexplicablemente se olviden de su responsabilidad en tomar medidas efectivas contra el crimen, los atropellos y la inadmisible práctica de violencia gubernamental que durante más de seis décadas ininterrumpidas ha venido cometiendo la tiranía comunista de Cuba contra la indefensa población.

Como seres humanos nos sentimos solidarios con el sufrimiento de los ciudadanos canadienses y de los Estados Unidos que han sufrido afectaciones de salud a consecuencia de los ataques sónicos de que han sido víctimas por parte de tiranía comunista de Cuba. Considero que el momento es oportuno para hacer un llamado de recordación a la comunidad internacional. Ha llegado el momento de la solidaridad con el pueblo cubano. Es de suma importancia el velar por la preservación de la paz y porque también en nuestro país, por encima de toda conveniencia ideológica, política o de cualquier otra índole, sean cumplidos los sagrados preceptos de la libertad y el respeto absoluto a los derechos humanos.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.

Ernesto Díaz Rodríguez

Secretario General de Alpha 66

Los comentarios de Disqus están cargando....
Compartir

Artículos recientes

Berta Soler: “Adonde quiera que vayamos van detrás de nosotros”

El matrimonio opositor de Berta Soler y Ángel Moya denunció un aumento de la represión en su contra. Leer más

jueves, 30 de mayo, 2024 4:55 pm

Fallece en Miami la opositora cubana Migdalia Rosado

"Una luchadora o un luchador que quiere a su patria tiene que dar todo por ella, hasta las últimas consecuencias", dijo en una ocasión. Leer más

jueves, 30 de mayo, 2024 4:34 pm

Fiscalías de Cuba y Venezuela firman programa de cooperación: “Somos muy similares”

"La justicia debe estar de la mano con los derechos humanos", dijeron en la firma del acuerdo que incluye programas de maestría para fiscales de ambos países. Leer más

jueves, 30 de mayo, 2024 3:44 pm

Recluso trasladado por simpatizar con manifestantes del 11J contrae tuberculosis en prisión

Arturo Acosta Ramos refirió que después de varias semanas aislado le fue realizada "la prueba del esputo", cuyo resultado fue positivo.  Leer más

jueves, 30 de mayo, 2024 2:41 pm

Informe oficial descarta sabotaje en accidente de helicóptero de presidente iraní

El accidente de helicóptero que mató al presidente del régimen iraní, Ebrahim Raisi, ocurrió el pasado 19 de mayo. Leer más

jueves, 30 de mayo, 2024 2:09 pm

Cubano aficionado a la pesca muere ahogado en Playa Baracoa

Rafael Fernández, de 42 años y graduado de Física en la Universidad de La Habana, dividía su vida entre Canadá y Cuba. Leer más

jueves, 30 de mayo, 2024 1:57 pm