LA HABANA, Cuba.- En su edición de ayer, 7 de marzo, el periódico Granma estuvo reseñando lo que pasará hoy en la otrora villa de Sancti Spíritus. Será esta ciudad del centro la encargada de recibir, “simbólicamente”, las congratulaciones dedicadas a “todas” las féminas de la Isla, en el “Día internacional de la mujer”, y también advierte ese medio las razones que llevaron a que la dirección de la Federación de Mujeres Cubanas tomara esa decisión. Y como ya nos tiene acostumbrado, el diario del Partido Comunista da cifras y acude a las tan frías estadísticas, para advertirnos que en esa provincia las mujeres son protagonistas en todas las esferas de la vida.
Ellas, según cuentan, representan el 48 % de los laborantes en el sector estatal, y también que suman las dos terceras partes de los candidatos a diputados a la Asamblea Nacional, y que se ocupan de los principales cargos de dirección, y que enfrentan las secuelas del huracán Irma. Así reseña el Granma, y continúa…, pero el lector acostumbrado a dar una ojeadita a este diario, y también a la retórica de sus periodistas “revolucionarios”, le bastará con que yo escriba: … bla, bla, bla, bla…, y estoy seguro de que se entenderá muy bien qué es lo que no quiero reseñar, porque resultaría repetitivo, insulso, aburridísimo.
Tengo la certeza de que hoy serán unas cuantas las intervenciones de “machos comunistas”, que harán loas a los servicios que esas mujeres hacen a la patria y a la “revolución”, para luego reseñar en un susurro, y entre “machos”, los favores sexuales que le regaló alguna subordinada, una delegada a la Asamblea Municipal, una militante del Partido, y quizá hasta una prostituta.
En los discursos de hoy se harán breves menciones a las grandes mujeres de siglo XIX. ¿Quién puede dudar que mencionen a la gran Mariana Grajales? Allí se hablará un “tín” de Ana Betancourt, la más feminista de las féminas en ese gran siglo cubano, el de las guerras de independencia. Quizá hablen de su honradez, de su entrega a la causa revolucionaria, de su labor en la manigua insurrecta. En Sancti Spíritus se mencionará, casi seguro, a María Cabrales y a Luz Vázquez.
Y luego vendrá lo que también es obvio; se suscitarán, y con mayor encomio, los nombres de Haydee, a quien durante mucho no se mencionó “por suicida”, y a Melba, a Celia Sánchez, y se exaltará toda la labor de Vilma Espín como “reivindicadora absoluta” de la mujer cubana; y quién podría dudar que hasta se mencione, de esta última, su empeño en “propiciar” la primera operación que cambió de sexo a una mujer encerrada en el cuerpo de un hombre, aunque antes hiciera silencio cuando a “otras”, con conflictos similares, las encerraran en las UMAP.
Hoy será, sobre todo, un día de exaltada retórica, llena de alabanzas a la “revolución” reivindicadora, y también de olvidos voluntarios. No creo que nadie mencione a las monjas entregadas a Dios, y a nada más. No creo que se mencione a las Hijas de La Acacia de la Logia Masónica, mucho más antiguas que las federadas y bien preocupadas por la buena educación de los jóvenes hijos de esta Isla, tampoco en el discurso se mencionará a las Damas de Blanco, ni a las tantas médicos que abandonaron ese “heroísmo revolucionario” que desplegaban en cualquier confín de la tierra para “abandonar” luego a la revolución.
Habrá reseñas en las que se exalte la consagración de las científicas cubanas, pero jamás del enorme ejército de prostitutas en la Isla. Hoy no se mencionarán a las niñas que abandonan el aula para entregar su cuerpo a un extranjero que corrija la depauperada economía familiar. Ningún discurso mencionará a las ancianas que desandan la ciudad pidiendo limosnas, esas que también pertenecen a una delegación de la FMC que nada les resuelve. Ninguna perorata, y tampoco el Granma, mencionará a las muchas jóvenes que hacen un periodismo, independiente y responsable, comprometido con reseñar lo que realmente sucede en el país, eso que la prensa oficial olvida, eso que olvidan el Partido y la FMC. No creo que se hable de esas “mulas” que se mudan de geografía hasta dos veces al mes para comprar y revender, para sobrevivir, y hasta para pagar su cuota a esa Federación que las olvida. Hoy será un día de discursos laudatorios dedicados a esas mujeres cubanas tan dadas a la genuflexión, pero mañana todo volverá a ser terriblemente igual para la mujer médico, para la enfermera y la científica, para la maestra, para la mula y la prostituta.