LA HABANA, Cuba – Los aspectos que más agobian a la población cubana en la actualidad son la alimentación, el transporte, los bajos salarios con una doble moneda y también la vivienda; lo más difícil es que ninguno de ellos parece tener solución.
En los Lineamientos del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), se recogieron ocho puntos referidos a la vivienda, desde el 292 al 299. En ellos se trataba sobre construcción, rehabilitación y mantenimiento de éstas, así como la venta de materiales de construcción a la población con los mismos fines; pero en ninguno se precisaban cifras ni plazos de ejecución, por lo que es muy factible que se informe –como estamos acostumbrados–, en el VII Congreso ya próximo a celebrarse, que todo marcha sobre ruedas, aunque el fondo habitacional se caiga a pedazos.
La mayor precisión sobre el tema la ofreció Marino Murillo Jorge, ministro de Economía y Planificación, en una sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en 2010, cuando afirmó: “Hoy en Cuba hay un déficit de más de 500 mil viviendas (…) Todavía en el 2015 debe quedar un déficit en el orden de 200 mil”. De ser esta información cierta, significaría que se han construido unos 300 mil habitáculos en el quinquenio 2011-2015. Sin embargo seguiría siendo una cifra conservadora en extremo, teniendo en cuenta que la necesidad de hogares en aquel momento era superior al millón.
La información oficial ofrecida para el 2010, fue de 1 303 491 inmuebles en estado regular y malo, que no han dejado de deteriorarse.
En uno de sus libros, el arquitecto Roberto Segre advirtió que “al triunfo de la Revolución, la herencia dejada por la sociedad capitalista ascendía al millón de viviendas, que debían ser reemplazadas”; pero en más de medio siglo la situación se ha agudizado y no se han cumplido las promesas hechas por Fidel Castro cuando proclamó durante su juicio por el asalto al Cuartel Moncada: “Un gobierno revolucionario resolvería el problema de la vivienda (…) Hay piedra suficiente y brazos de sobra para hacerle a cada familia cubana una vivienda decorosa”.
Según informaciones brindadas por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), en el cuatrienio 2011-14 se terminaron solo 105 613 viviendas; no obstante, si se cumpliera con las planificadas para el presente año, solo se llegaría a 135 600, apenas el 45% de las previstas. Pero lo preocupante no es el simple incumplimiento sino la postergación de una situación inaplazable.
Al deterioro progresivo y constante que implicaba la rehabilitación y construcción de más de un millón de casas se sumaron los efectos del huracán Sandy, que solo en Santiago de Cuba dañó 171 mil viviendas, incluyendo 38 mil derrumbes totales y parciales. La prensa oficialista informó que a un año de este huracán, “la recuperación de la vivienda ha sido y será una dura batalla”.
No ha vuelto a pasar por el país otro meteoro devastador aunque, sin que ello ocurra, solo La Habana tenía a finales del pasado año unos 33,9 miles de núcleos con 133,9 miles de personas que necesitaban un hogar, por diferentes motivos, tales como ser albergados, vivir en locales en estado crítico, no tener viviendas o constituir casos sociales.
Una de las razones de la agudización del problema es que el Estado se ha ido desentendiendo de la construcción de viviendas. De unas 30 mil que terminaba tradicionalmente cada año, y que resultaban pocas, solo tiene en plan concluir 12,5 mil en 2015.
Con el cambio de política paternalista, a la población se le previó la mayoría de las construcciones de casas, unas 17 mil; pero para ello existen trabas, en primer lugar por la falta de materiales en las tiendas de suministros en moneda nacional (CUP), conocidas como “rastros”. Así también siguen existiendo dificultades en la oferta de los productos más demandados como bloques, áridos, cemento, barras de acero, pinturas, tanques, tazas sanitarias y azulejos. Algo reconocido por la propia ministra del Comercio Interior, Mary Blanca Ortega en la Comisión de Atención a los Servicios de la Asamblea Nacional, el pasado año. Pero, mientras ello ocurre, hay más abastecimientos en ofertas en divisas (CUC), que son inalcanzables para el ciudadano de a pie.
A las familias más necesitadas, que deben ser las afectadas por catástrofes o casos sociales críticos, puede otorgárseles un subsidio si demuestran falta de solvencia, pero el monto a otorgar es de 85 mil pesos cubanos (CUP) que solo comprende una denominada “célula básica habitacional”, de 25 metros cuadrados como máximo, lo que significaría un local de apenas 5 metros por 5 metros.
No obstante esta especificidad, hay que tener en cuenta que estos casos comprenden a personas muy vulnerables, con dificultades para realizar un trabajo que requiere tanto esfuerzo como es la construcción. En estos casos –al igual que en el resto– también se enfrentan a la falta constante de materiales en los llamados rastros.
Queda esperar a que se lleve a cabo el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba, en el mes de abril del próximo año, para saber qué explicación se da en el encuentro partidista a semejante debacle.
(Arnaldo Ramos Lauzurique)