MIAMI, Florida, octubre, 173.203.82.38 -La muerte de Laura Pollán enluta el corazón de los amantes de la libertad y la democracia. El luto de los cubanos resulta doble. La pérdida de una compañera tan valiosa que luchó incansablemente por el logro de esos dos bienes, ausentes en la Isla, se produce cuando más necesitábamos de su presencia activa. Aún están frescas las imágenes del pasado 24 de septiembre. La turba dirigida por la policía política bloqueando su hogar para impedir que el grupo de mujeres vestidas de blanco saliera caminando hacia la Iglesia de la Merced.
Corrían los días oscuros de abril en el 2003. Parecía que el movimiento opositor caería vencido por juicios sumarios, largas penas de cárcel y el desconcierto de los que no fueron escogidos en la primera barrida exterminadora. La dictadura gozaba del golpe aparentemente demoledor. Pero cantaron pronta victoria. Las mujeres, esposas; madres, hijas y hermanas de aquellos encarcelados, tomaron el lugar del que habían sido arrancados sus familiares secuestrados. Ellas, que en su mayoría estaban fuera de la oposición, se convirtieron en el alma viva que se negaba a dejar morir la lucha cívica en Cuba.
La casa de Laura en Neptuno fue una de las primeras en abrir sus puertas para mantener encendida la causa de la libertad. Allí se reunirían mujeres provenientes de todas las provincias para coordinar las visitas, ayudas y denunciar la situación de los presos. Desde la circulación de libros marcados por el logo Reo culto, hasta la búsqueda de ayuda solidaria en los diferentes puntos del país donde fueron trasladados los prisioneros, todas las actividades eran organizadas por las mujeres. Y el paso más importante lo dieron ellas al salir a las calles para dimensionar la injusticia cometida.
Primero la puja se produjo en la asistencia a una misa dominical en los predios de la nueva aristocracia comunista. El antiguo Miramar burgués, reacomodado para dar albergue a embajadas, firmas extranjeras y los favorecidos del nuevo orden, fue testigo de las primeras caminatas lideradas por Laura. Las camisetas blancas con la imagen grabada de cada preso salieron por los contornos de Santa Rita, parando el tráfico de choferes curiosos ante un insólito acontecimiento. Un grupo personas desfilando por la vía pública. El hecho comenzó a repetirse en otras ciudades e iglesias. La primera batalla estaba planteada. Una nutrida concentración de féminas fue lanzada contra aquellas temerarias buscando enfriarles el ánimo. Así vimos el primer acto de repudio. Inútil esfuerzo ante la constancia y el valor que lograron derrotar al terror.
Las Damas de Blanco crecieron en cuatro años de esfuerzo. No solo las conoció el mundo que las premió con la dignidad del Sajarov entre otros honores. Las conoció el pueblo que día tras día las encontró desfilando por las calles. La protesta se hizo ciudadana y ocupó plazas consideradas intocables por el régimen. Seguridad de Estado, el Ministerio de Justica, la Plaza de la Revolución, el Ministerio de las Fuerzas Armadas, vieron a las mujeres de blanco con flores exigiendo la liberación de sus presos. Las palabras Libertad, Justicia y respeto a los Derechos Humanos, consiguieron hacerse escuchar en territorio vedado a tales expresiones.
Afirman que Laura murió por la acción combinada de un dengue y un extraño virus mortal que atacó su sistema cardio respiratorio. No faltan dudas de los que con toda razón especulan la mediación de una mano inductora de la enfermedad. Precisamente hace pocas semanas la televisión cubana exhibió un material titulado Las Damas de Blanco, la llamita que encenderá la fogata. En el video se escucha la voz de Pollán respondiendo a la pregunta de un periodista sin identificar. La activista, en aparente respuesta al periodista, alude a una supuesta reacción social en Cuba parecida a las que han desbancado a dictaduras en otras regiones del planeta. “Nosotras pudiéramos ser la llamita que encienda la fogata.” La frase debió sonar fuerte a los oídos represores. Poco después se producen los hechos más violentos registrados contra las Damas de Blanco y que se escenificaron justo ante la puerta del domicilio de Laura. Allí se reportaron golpes, “arañazos” y hasta mordidas. ¿Acaso habrá tanta ponzoña en la vida de esa gente llena de odio y fanatismo que sus uñas y dientes destilan virus tan letales y desconocidos? Todo puede ser.
Por otro lado resulta extraña la demora de la identificación del dengue que se confabuló para complicar el estado clínico de la paciente. La página Dengue de Infomed contiene un reporte de un caso compilado por la Dra. Ibis Delgado García hace exactamente un año. “Reportamos un caso de dengue hemorrágico complicado con miocarditis aguda y revisión de bibliografía. Una mujer de 65 años fue afectada con el dengue hemorrágico ocasionado por el serotipo 3 del virus del dengue y sufrió complicaciones de miocarditis aguda y edema pulmonar agudo. Clínicamente esta situación estuvo enmascarada como infarto agudo del miocardio pues se presentaba un segmento ST deprimido en los leads precordiales según el electrocardiograma y un nivel elevado de troponina I cardíaca específica en suero. Tras el tratamiento de apoyo, el paciente se recuperó 3 días más tarde. Se realizó una búsqueda en PubMed donde aparecieron 18 artículos que comprendían 339 pacientes afectados por dengue y con complicaciones cardíacas. Las manifestaciones clínicas de las complicaciones cardíacas variaron considerablemente, oscilando entre arritmia por taquibradia autolimitante y severo daño al miocardio, lo que provoca hipotensión y edema pulmonar. Si bien no es usual, se reportó un desenlace fatal en algunos casos de dengue con complicaciones cardíacas. Por el contrario, para evitar la morbilidad y la mortalidad que pueden ser prevenibles, los médicos deben tener en cuenta las sospechas de desarrollo de complicaciones cardíacas en pacientes con dengue y deben actuar consecuentemente en el manejo del paciente.”
Ciertamente todo queda sin confirmar. Las cenizas de Laura se llevan la clave de lo que para muchos fue una muerte enigmática. Queda abierta otra razón acusadora que difícilmente podrá eludir el sistema responsable de la represión desatada. El mecanismo hace estallar el estrés capaz de ocasionar los más disímiles trastornos psíquicos y orgánicos. Por citar uno que conocí bien cercano. Comenzó con un problema respiratorio, ahogo en plena comida, que resultó más de un año sin poder probar comida sólida, solamente sopas y jugos que demoraba una hora en ser deglutidos. La persona en cuestión salió de Cuba pesando apenas 110 libras. La psicóloga que la atendió recomendó el cambio de ambiente ante una posible complicación que produjera la muerte incluso. ¿La razón? El estrés. ¿La causa? La tensión producida por el miedo ante los operativos de la policía política, llamadas anónimas, visitas intempestivas de los agentes, terror por la huella de un mitin de repudio, amenazas de todo tipo y una sensación de estado de sitio constante.
El valor de Laura y de todas las mujeres que siguen luchando por la democracia en Cuba no es inmune al peor virus que afecta a la sociedad cubana. El antídoto eficaz contra ese mal es el amor. Las Damas de Blanco han mostrado hasta donde resulta efectivo el remedio que tanto necesita el pueblo de Cuba. Laura no estará nuevamente en las marchas por las calles habaneras anunciando que existe la cura para la enfermedad y que solo depende de la voluntad del enfermo salir del letargo. Ahora, desde otra dimensión, se hará presente para multiplicarse en cualquier calle, en cualquier pueblo, de nuestra patria. Allí continuará avivando la llama que encenderá la gran hoguera de anhelada libertad. En ese fuego donde ardió su cuerpo para convertirse en cenizas fecundas de las que un día germinarán flores de libertad, como aquellas que junto a sus compañeras repartió en ese peregrinaje Victorioso, como profetiza el significado del nombre Laura, que le impusieron al nacer.