LA HABANA, Cuba.-La Casa Blanca maniobra con gobiernos latinoamericanos para liberar a detenidos de la cárcel de la Base Naval de Guantánamo. El presidente uruguayo, José Mujica, aseguró que el presidente cubano Raúl Castro apoyará la idea. También el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, afirma que tiene “un par de ideas” para liberar a Alan Gross.
Todo ello junto apunta a que los espías cubanos presos en los EEUU pudieran ser otra variable dentro de esa ecuación, a pesar de que la embajadora norteamericana, Julissa Reynoso, haya manifestado públicamente que no habrá ningún intercambio.
El presidente uruguayo, José Mujica, aseguró que apoyará la idea de Obama de distribuir a detenidos de la Base Naval de Guantánamo en varios países latinoamericanos.
Aunque Mujica no puso como condición para recibir a los detenidos de la cárcel de Guantánamo la liberación de los 3 espías cubanos de la Red Avispa, sí afirmó que “pedimos por favor al Gobierno norteamericano que haga lo posible para que esos dos o tres presos cubanos, que hace muchos años que están allí, se busque la manera de liberarlos porque también es una vergüenza”, en clara alusión a los tres espías cubanos encarcelados.
No sería extraño que otros gobiernos latinoamericanos dispuestos a dar refugio a presos de la cárcel de Guantánamo le hagan la misma petición al presidente estadounidense.
Hace algunos años, y cuando aún le quedaba al gobierno cubano alguna maniobra legal para tratar de resolver en los tribunales de apelaciones norteamericanos el caso de sus cinco espías, no contemplaba la posibilidad de canjearlos por los prisioneros políticos cubanos, en caso de que hipotéticamente se abriera esa opción.
El defenestrado ministro de relaciones exteriores, Felipe Pérez Roque, aseguraba que ese canje no era válido, pues según él los presos políticos cubanos eran culpables y sus cinco espías no.
Desde que las oportunidades para liberar a sus hombres desaparecieron en los tribunales norteamericanos, el gobierno cubano cambió completamente sus tácticas. El propio Raúl Castro ofreció públicamente canjear a los presos políticos cubanos por los espías, pero en aquella ocasión al gobierno de Obama no le interesó el asunto.
El Estado cubano encarceló al contratista Alan Gross, y lo puso abiertamente a la subasta para un futuro canje, una operación a todas luces motivada más para obtener una moneda de cambio para sus espías, que para sancionar un acto delictivo, dada la edad, y los supuestos delitos de Gross.
El gobierno norteamericano no ha querido hasta ahora seguirle el juego a La Habana, pero las recientes declaraciones del Secretario de Estado Norteamericano, John Kerry, en cuanto a que tiene “un par de ideas” para liberar a Alan Gross, y toda la maniobra que desarrolla la Casa Blanca con los gobiernos latinoamericanos para liberar detenidos de la cárcel de Guantánamo, dan una pista para creer que se cocina algo, y que posiblemente los espías cubanos pudieran ser ingredientes.
Obama prometió cerrar la cárcel de la Base Naval de Guantánamo, una promesa incumplida hasta ahora. La presión para gestionar la liberación de Gross también es grande.
Para llegar a cumplir su promesa sobre Guantánamo y liberar a Alan Gross al mismo tiempo, Obama podría recurrir a los tres espías cubanos. Tras bambalinas se hace muchas veces la verdadera política.