LAS TUNAS, Cuba. ─ “Vamos a expropiar una tierra en Parada; tenemos un proyecto para sembrar caña y king grass y hacer una ceba de toros, y un huerto que abastezca de hortalizas a Puerto Padre”, escuché decir recientemente a un funcionario de la Agricultura, comprobando así que, cuando Monguile dijo “me lo van a quitar todo”, no era paranoia del campesino.
De acuerdo con la legislación agraria cubana, por el vocablo “tierra” se entiende a las que fueron “declaradas como rústicas el 17 de mayo de 1959, las de todos los beneficiarios de la Ley de Reforma Agraria, las destinadas a la explotación agropecuaria y forestal ubicadas tanto dentro como fuera del perímetro urbano, y las que siendo de origen rústico, se encuentren dentro de un asentamiento poblacional, si su área excediera de 800 metros cuadrados”.
Parada es un barrio rural situado a unos tres kilómetros de la ciudad de Puerto Padre. Cuando el funcionario dijo “vamos a expropiar una tierra”, confundido o reticente, en realidad no se refería a una expropiación, sino al desalojo del campesino Ramón Pérez Velázquez, más conocido como Monguile. Técnicamente, la expropiación ocurrió mucho antes, cuando, fallecido el campesino Renato Gómez Suárez ─propietario de la tierra que desde hace más de 30 años ocupa Ramón Pérez Velázquez─, por “ley”, la finca debió pasar a manos del Estado.
Según mi padre, ya desde los años cincuenta del pasado siglo Renato era uno de los agricultores que mejor aprovechamiento daba a su tierra. Era la suya una finca pequeña ─de acaso dos caballerías ─, sin potreros y con pocas vacas. Sin embargo, Renato conseguía una producción de leche estable y, a la vez, cosechas de maíz y de calabazas en campos que no araba, sino que solo surcaba en época de siembra. Mientras, entre una y otra cosecha hacía pastar al ganado en los rastrojos y en la hierba que había dejado crecer entre los surcos de maíz.
Pero Renato Gómez Suárez no tuvo hijos, sino hijas y yernos sin vocación agropecuaria. Entonces, llegada la vejez, de mutuo acuerdo con Ramón Pérez Velázquez, lechero y criador de ganado, allá por 1983 vino a residir a Puerto Padre en una confortable vivienda, mientras Monguile pasó a cultivar su tierra según el legado del viejo campesino.
El artículo 9 (inciso c) del vigente Decreto-Ley no. 125 del 30 de enero de 1991, titulado “Régimen de posesión, propiedad y herencia de la tierra y bienes agropecuarios”, especifica que en Cuba se considera infracción grave “el establecimiento de relaciones de aparcería, arrendamiento u otras que impliquen cesión parcial o total de la tierra”, entre campesinos, lo que conlleva a expropiación forzosa, según el artículo 70 del “Reglamento de los procedimientos administrativos agrarios”, del 17 de marzo de 2017, promulgado por el ministro de la Agricultura.
En Cuba, la tierra de un agricultor pequeño fallecido (las grandes propiedades pertenecen al Estado o a cooperativas cuasi estatales indivisas) sólo pueden heredarla sus hijos, padres, hermanos, el cónyuge sobreviviente, los nietos y sobrinos “siempre que hayan trabajado la tierra de forma permanente y estable desde cinco años antes de la muerte” del propietario. De no existir ninguna persona que cumpla con esa exigencia, la tierra y los bienes agropecuarios del campesino fallecido pasan a propiedad del Estado, pues está expresamente prohibido a los cubanos disponer de sus tierras, ganados u otros bienes rurales vinculados a ella mediante testamento.
Si llegada la vejez el campesino Renato Gómez Suárez ─sin hijos, hijas, yernos ni otros familiares que cumplieran las exigencias de la ley ─ no podía continuar cultivando su tierra, pero necesitaba dinero para comprar una casa en la ciudad y vivir, no podía de mutuo acuerdo con otro campesino venderle su tierra, o arrendársela, sino que debía entregarla al Estado, a cambio de una pensión vitalicia por una suma misérrima.
Establecer en Cuba una relación de compraventa o de arrendamiento de tierra entre campesinos es correr el riesgo del desalojo por parte del régimen, como ahora mismo ocurre al campesino Ramón Pérez Velázquez en Puerto Padre. Y utilizo la palabra “régimen” no en sentido peyorativo, sino en el sentido jurídico del derecho agropecuario refrendado por el Decreto-Ley no. 125 de Fidel Castro (“Régimen de posesión, propiedad y herencia de la tierra y bienes agropecuarios”).
Y cuando digo que establecer una relación de compraventa o de arrendamiento de tierra entre campesinos o propietarios rurales en Cuba significa correr riesgo de desalojo por parte del régimen, no es una opinión infundada, y obsérvese este ejemplo:
El Expediente de Tierra no. 3492, a nombre del fallecido Renato Gómez Suárez, dice que, por la Resolución no. 212 de 2017 del delegado de la Agricultura en Las Tunas, las tierras del campesino fallecido fueron transferidas al Estado, lo que fue notificado a Ramón Pérez, declarándolo ocupante ilegal mediante la Resolución no. 138 de la propia Agricultura, resolución que el campesino apeló por considerarse con plenos derechos, pues, con la anuencia del propietario legítimo, él, y su familia, hace más de 30 años que venía trabajando esa finca, de forma pacífica, pública y notoria.
Pese a todos esos fundamentos la apelación fue decretada Sin Lugar el 13 de noviembre de 2018 por la Resolución no. 416 del delegado de la Agricultura en Las Tunas, “documento contra el que no cabe recurso alguno en la vía administrativa o judicial”, según le informó al campesino declarado “ocupante ilegal” el pasado 15 de marzo de 2021 el fiscal Hugo Pérez de Armas, de la Fiscalía de Puerto Padre, significándole que, “usted puede solicitar a ese organismo, (la Agricultura) la entrega de esas tierras en calidad de usufructo, lo que, de aprobarse, sería la solución real de su caso, al quedarse entonces usted trabajando la finca como expone que lo ha hecho siempre por más de 30 años”.
Y Monguile está conforme en quedarse de usufructuario en su tierra, la que adquirió de manos de Renato, el legítimo propietario. Pero el régimen no está de acuerdo. Quiere para sí un pegujal de acaso dos caballerías de tierra poseyendo en colindancia al otro lado del río Parada miles de hectáreas cubiertas de marabú. terrenos que un día fueron de pastos con cientos de cabezas de ganado de carne y de leche y que hoy no producen absolutamente nada, cuando en Cuba no hay leche ni para los enfermos. Y así Díaz-Canel y toda una cofradía de burócratas pancistas ─sí, vividores ─ hablan del “bloqueo” de los Estados Unidos, cuando son ellos, los comunistas, quienes mantienen bloqueado al pueblo cubano. Y el desalojo de Monguile es solo uno entre otros muchos desalojos. No se diga entonces que Cuba es un Estado de derecho, porque en un país donde los campesinos no pueden disponer, según entiendan conveniente, de sus tierras, ganados y cosechas, no existe justicia sino abuso de poder.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.
Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.