LA HABANA, Cuba.- Sin cifras sobre el desempeño de los diversos sectores ni de cómo se afronta la crisis, continúan las informaciones ofrecidas por las autoridades cubanas sobre las reuniones del “presidente” de la República, sin embargo, tanto las empresas estatales como las privadas, en todas las ramas y profesiones, urgen de una reforma económica y la apertura.
Los cubanos se enteran de que no hay crédito para comprar ni dinero para pagar cuando recorren varios kilómetros y no encuentran los artículos de primera necesidad, o despiertan un día y los sorprende la noticia de que se recortan las ediciones de periódicos impresos, vitales para la propaganda del Partido Comunista, por carencia de papel gaceta. La población merece conocer cómo se determina su vida y tener la palabra en la ejecución de soluciones.
Miguel Díaz-Canel realizó un encuentro de trabajo con las Juntas de Gobierno y las Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial (OSDE) para analizar un informe sobre el cumplimiento de las funciones de las Juntas y mejorar el desempeño de la empresa estatal socialista, “principal sujeto de la economía cubana”, presentado a fines de marzo por Marino Murillo, jefe de la Comisión para la Implementación de los Lineamientos, según los medios oficiales. Pero surge la interrogante de cómo afianzándose las ataduras y sin todos los insumos requeridos, podrán las empresas producir para sustituir importaciones, exportar y lograr los encadenamientos productivos, como pretenden las autoridades.
El vicepresidente señaló que las Juntas consolidan su trabajo en el análisis y aprobación de la distribución de las utilidades en el sistema empresarial, así como el cumplimiento de los indicadores directivos y de los resultados de la gestión. Reiteró la aprobación de la Proyección Estratégica de Desarrollo de las OSDE, como función en la que obtienen menos resultados. Sobre la desagregación del Plan de la Economía de 2019 dijo que avanza en relación con 2018, aunque existen incumplimientos del cronograma en algunas entidades, lo que provocó que en febrero existieran empresas sin el plan aprobado para el año en curso. De ello se desprende que continúan las interferencias desde arriba, el temor a tomar decisiones, el desinterés y la ineptitud.
Entretanto, en el diagnóstico realizado a las OSDE se comprobó la existencia de estructuras sobredimensionadas, incrementos en los presupuestos de gastos, exceso de reuniones, y una excesiva centralización de las funciones, actividades y aprobaciones de competencia empresarial. Están aprobadas varias políticas que prevén la ampliación de las facultades al sistema empresarial, entre ellas la creación de empresas de alta tecnología, de parques científico-tecnológicos y de vínculos entre las universidades y las empresas; así como el desarrollo de empresas productoras de aplicación y servicios informáticos, añadió Murillo.
El vicepresidente había planteado durante la reunión de la Asamblea Nacional en diciembre que no pocas OSDE se han convertido en “mini-ministerios”, y algunas frenan la independencia de las empresas y tienen plantillas excesivas; otro asunto polémico es que las UEB no tienen personalidad jurídica. Supuestamente para darle mayor autonomía a las empresas, se separaron las funciones estatales de las empresariales, y los ministerios y Organismos de la Administración Central del Estado (OACE) dejaron de dirigirlas. Actualmente elaboran y aprueban las políticas de las actividades que representan. Evidentemente han sido suplantados por los nuevos mecanismos.
Por otra parte, el Presidente del Tribunal Supremo informó del incumplimiento en los contratos y la ejecución de las respectivas sentencias, la mayoría de las reclamaciones económicas en los tribunales se deben a impagos de las deudas contraídas por las empresas.
Las Juntas de Gobierno se crearon para supervisar el funcionamiento del sistema empresarial, como representantes de los intereses del Estado, y sus tareas son aprobar la proyección estratégica de las entidades, pronunciarse sobre la pertinencia del plan, evaluar trimestralmente los resultados económicos y financieros, y aprobar la distribución de utilidades. Al cierre de cada año se informa al Consejo de Ministros acerca de cómo han funcionado.
Las OSDE son los grupos y las tres uniones integradas por las empresas y Unidades Empresariales de Base (UEB), que pueden ser fábrica, establecimiento, agencia, división, sucursal, granja agropecuaria, dirección integral de proyecto, brigada independiente, entre otras. Las UEB no tienen personalidad jurídica ni patrimonio propio; sus directores, siempre que estén facultados por el jefe de la entidad que los crea (OSDE o empresa), pueden suscribir contratos a nombre y en representación de la empresa, representar a la empresa en procesos judiciales y operar cuentas bancarias, aunque en muchas ocasiones esto no se ha permitido.
En el año 2018 se estimaron en 4 millones 482 mil 700 los trabajadores en Cuba, de ellos, poco más de 3 millones en el sector estatal y alrededor de 1 millón 400 mil en el no estatal, que incluyen cooperativas de producción agropecuaria y de créditos y servicios, unidades básicas de producción cooperativa, usufructuarios, trabajadores por cuenta propia, entre otros, expresó Margarita González Fernández, titular de Trabajo y Seguridad Social en la Asamblea Nacional de diciembre pasado.
El salario medio ha crecido de 500 pesos (17 dólares) en 2013, a 850 en 2017 (30 dólares), y un 33% del total de las empresas paga más de mil pesos (35 dólares). Mientras, los ingresos también experimentan un ascenso a partir de la distribución de las utilidades: en 2016 el 27% de las reservas tuvieron ese objetivo, según informó Yovana Vega Mato, segunda jefa del Área de Perfeccionamiento de Entidades de la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo de los Lineamientos, cito Cubadebate, 2 de febrero.
El perfeccionamiento empresarial comenzó a implantarse en 1998, con el objetivo de lograr eficiencia e incremento de la producción, basado en los métodos aplicados en las entidades de las Fuerzas Armadas a partir de 1987. Pero las empresas socialistas habían desarrollado grandes deficiencias debido a la eliminación de la contabilidad, los contratos, los eficientes mecanismos bancarios y otros controles, desde comienzos de la década de 1960. La mayoría carecía de contabilidad confiable, tenían grandes pérdidas y deudas.
Durante 20 años ese perfeccionamiento ha tenido un tortuoso andar, mientras se mantienen, e incluso profundizan, algunos de los principales mecanismos que obstruyen el desempeño de las empresas, los cuales son inherentes al control estatal socialista. Las inversiones son imprescindibles para superar la obsolescencia de la mayoría y transitar la vía del desarrollo, pero no existe liquidez para el financiamiento autóctono y solo ha llegado una quinta parte de las inversiones extranjeras aspiradas por el gobierno, cifradas en 2,5 miles de millones de dólares anuales. La pérdida de la asistencia de Venezuela y las medidas del presidente Trump han incrementado las dificultades económicas, y el riesgo país aleja probables inversionistas.
Entre los problemas que impiden darle un vuelco positivo a las empresas están el miedo de los directivos a las consecuencias políticas y jurídicas por la toma de decisiones, así como la carga de trámites burocráticos, las deformaciones éticas, la carencia de personal calificado, la movilidad laboral por los bajos salarios, las condiciones laborales, y las aspiraciones de escapar al exterior.