LA HABANA, Cuba.- En un hecho sin precedentes, ningún funcionario o creador en representación de la oficialista Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), o del Ministerio de Cultura fue seleccionado para integrar el Comité Central del Partido Comunista de Cuba. El único creador con alguna relación indirecta con el sector de la cultura, y que forma parte de esa instancia del poder, es el joven historiador Elier Ramírez Cañedo (nieto del ex dirigente campesino Pepe Ramírez), anunciado como Analista de la esfera Histórica del Centro de Estudio del Pensamiento de Fidel Castro Ruz.
En el anterior VII Congreso del Partido, Miguel Barnet, entonces presidente de la UNEAC, y Armando Hart, al frente de la Oficina Nacional del Programa Martiano, accedieron al Comité Central. No está claro el porqué de la no inclusión ahora de Luis Morlote, el actual jefe de la UNEAC. Y con respecto al sucesor de Hart, el historiador Eduardo Torres Cueva, es probable que la cúpula del poder le esté pasando factura por haber destruido la sala infantil-juvenil de la Biblioteca Nacional cuando dirigió esa institución. Un disparate que, además de privar de la lectura a buena parte de los niños y jóvenes habaneros, ha requerido de una costosa inversión adicional para restaurar ese departamento de la Biblioteca.
No hay que ser muy perspicaz para imaginar que las altas esferas del poder se sientan insatisfechas con la actuación de los personeros de la cultura oficialista ante los reclamos de la generación de jóvenes artistas en los sucesos de San Isidro y la posterior demostración frente a las puertas del Ministerio de Cultura. Quizás por eso hayan decidido llevar al Comité Central a Humbertico López, no encasillado como artista o escritor, pero sí como un periodista presto a “combatir hasta el final contra el enemigo”.
Con respecto al movimiento deportivo, tampoco hay ningún representante suyo en el Comité Central recientemente anunciado. Tal vez sea una consecuencia del desastroso actuar del deporte cubano en el quinquenio comprendido entre el VII Congreso del Partido y este que acaba de finalizar.
En los Juegos Centroamericanos de Barranquilla 2018, Cuba perdió el liderazgo por países que conservaba desde los Juegos de Panamá en 1970. En la ciudad colombiana, la delegación cubana obtuvo 30 medallas de oro menos que la representación mexicana a esa justa.
Al año siguiente, en los Panamericanos de Lima, Cuba fue prácticamente humillada al ocupar el quinto lugar por países, detrás de Estados Unidos, Brasil, México y Canadá. La humillación se debió, fundamentalmente, a los pronósticos de la dirigencia del oficialista Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), en el sentido de que Cuba estaba en condiciones de escoltar a Estados Unidos en el medallero de la competencia.
A todo lo anterior se une el creciente éxodo de peloteros, boxeadores, baloncetistas, voleibolistas y atletas de otras disciplinas, muchos de los cuales han manifestado su insatisfacción con los métodos de dirección de los mandamases del INDER. Lo cierto es que causa rareza observar por estos tiempos alguna competencia internacional en la que no haya algún deportista formado en Cuba que esté representando a otro país.
El ministro de Cultura, Alpidio Alonso, y el titular del INDER, Osvaldo Vento, se unen a la relación de ministros que no fueron incluidos en el Comité Central del Partido, y que estarían en la mirilla del gobernante Miguel Díaz-Canel para ser destituidos de sus cargos en cualquier momento.
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