LA HABANA, Cuba.- Llegó a su fin el 9no. Congreso de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU). La propaganda oficialista se esforzó por ofrecer una imagen de apoyo total al gobierno durante los dos días de sesiones del evento estudiantil. Antes de la primera jornada de la cita, los muchachos recibieron conferencias de parte de varios ministros, que los “actualizaron” acerca de asuntos de interés nacional e internacional, y durante los debates fueron acompañados por altas figuras de la nomenclatura, entre ellas Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel.
Sin embargo, los planteamientos más significativos que hicieron los estudiantes tuvieron lugar antes, durante el proceso previo de este Congreso. Es decir, en las reuniones que se celebraron a nivel de brigada, residencia estudiantil, o sede universitaria.
Por ejemplo, en la Universidad de Holguín fue muy cuestionado el concepto de “integralidad” que las autoridades del Ministerio de Educación Superior (MES) han establecido para evaluar la trayectoria de cada estudiante.
Se trata de un mecanismo que toma en cuenta los resultados académicos, la investigación o desarrollo científico, la actitud político-ideológica del estudiante, así como su participación en actividades deportivas y culturales. Y la puntuación que un estudiante exhiba en su integralidad resulta vital a la hora de acceder a buenos empleos una vez graduado, así como también que se le considere para cursos de posgrado, maestrías y doctorados.
En ese contexto, un estudiante de segundo año de Lengua Inglesa del referido centro universitario afirmó que “Yo vine a la Universidad a estudiar. No estoy de acuerdo en faltar a clases para andar de reunión en reunión, porque después eso influye en mis conocimientos. A veces los turnos se pierden y no se reponen”. Mientras tanto, otra alumna apuntó que “Necesitan asistencia para cualquier acto, reunión o actividad, y van al aula, nos sacan del turno de clases sin preguntar si queremos ir o no. Por ese motivo el año pasado se afectaron mucho los turnos de Francés”.
Por supuesto que ese “andar de reunión en reunión”, y “sacar del aula para cualquier acto, reunión o actividad”, se relacionan, según las autoridades universitarias y los mandamases de la FEU, con una positiva actitud político-ideológica del estudiantado. Hay que recordar que Fidel Castro, al producirse el Maleconazo en agosto de 1994, lamentó que en ese momento hubiese vacaciones estudiantiles. En caso contrario habría lanzado su tropa de choque universitaria contra la población. Tropa de choque conformada, casi en su totalidad, por jóvenes que simularían una adhesión al castrismo para permanecer en los predios del Alma Máter.
Cualquiera podrá imaginar el grado de arbitrariedad que a menudo se manifiesta a la hora de poner en práctica semejante medidor. Un estudiante puede ser brillante desde el punto de vista académico, pero si su posición político-ideológica no está bien definida —es decir, si no clasifica como un incondicional al gobierno—, de seguro le plantean que no posee la integralidad requerida. Como se advierte, continúa rondando el espíritu de aquella máxima de los años 60-70: la Universidad es solo para los revolucionarios.
De todas formas, resulta alentador para nuestra sociedad civil, y preocupante para la maquinaria del poder, que un grupo de jóvenes universitarios se manifiesten en contra de ciertas disposiciones gubernamentales.