LA HABANA, Cuba.- El Apóstol ha sido honrado por los cubanos dondequiera que fuera durante más de un siglo, como este 28 de enero por el 167 aniversario de su natalicio. Apenas 3 años después de instaurada la república se inauguró su estatua en el Parque Central de La Habana, el 24 de febrero de 1905, y en Cienfuegos se erigió por la colecta del pueblo agradecido el 10 de octubre de 1906, en una Cuba empobrecida por la guerra de independencia.
Hoy, la verdadera manera de honrarlo es en nuestra actividad cotidiana como ciudadanos honestos, laboriosos, solidarios, forjadores de familias dignas en el hogar y la sociedad, para el progreso de la Patria.
Poco se conoce de su sacrificada vida y enjundiosos escritos. El hijo, padre, amigo, maestro, periodista, político, revolucionario, conspirador, traductor y mucho más, fue una de las más prominentes personalidades de América Latina y el Caribe en el último tercio del Siglo XIX, y contribuyó al progreso del pensamiento y la cultura en España, México, Guatemala, países que visitó y aquellos donde publicaron su cotidiana obra.
José Martí abordó los asuntos más importantes del mundo en miles de páginas escritas a mano, con deficiente iluminación, escasa alimentación, y la lejanía de los seres más queridos. Murió por la independencia de Cuba en Dos Ríos el 25 de mayo de 1895.
Un sentimiento profundo de amor, admiración, de Patria, de Cuba es José Martí para los cubanos que abrimos los ojos mirando un pequeño busto del Apóstol sobre el escritorio de papá, quien nos leía Los Zapaticos de Rosa, Bebé y el Señor Don Pomposo, La Muñeca Negra y Nené Traviesa. Luego el busto nos inspiraba orgullo al entonar el himno nacional en el patio antes de entrar a clases por las mañanas; y con mamá practicamos la lectura con las demás historias de La Edad de Oro en las tardes. Los avatares cubanos han erradicado las ventas de los pequeños bustos y banderas cubanas, y los padres poco tiempo poseen para lecturas y visitas a museos.
Los sufrimientos de la prisión que el adolescente plasmó en El Presidio Político, y sus poesías, son los textos más publicados desde 1959 en Cuba, pero faltan ediciones con formatos sencillos, económicos y atractivos a niños, jóvenes y adultos para beber la sabia nutricia del Maestro directamente, sin las interpretaciones que proliferan. Las poesías musicalizadas y la excelente película El Ojo del Canario, de Fernando Pérez, han propiciado el acercamiento a su obra, aunque falta el acompañamiento cotidiano.
Las persistentes campañas propagandísticas de las instituciones gubernamentales repiten frases de oportunidad ideológica y la inconclusa carta a su amigo Manuel Mercado días antes de caer en combate en la manigua cubana, para exaltar la discrepancia con Estados Unidos. Sin embargo, Martí pasó gran parte de su vida en Nueva York, donde desarrolló su labor revolucionaria y escribió con gran conocimiento y objetividad sobre el acontecer en las más diversas esferas de la vida nacional.
Tan pronto se adentró José Martí en los entresijos de las elecciones, y las novedosas técnicas de la construcción del Puente de Brooklyn, Jesse James gran bandido, el General Grant, La Originalidad Literaria, La Cuestión Arancelaria, Las Asociaciones de Obreros, El problema Industrial y La Inmigración en Estados Unidos. Su prestigio fue tan elevado que se le distinguió en Nueva York con la formidable estatua ecuestre junto a la de Simón Bolívar, en una de las entradas del Parque Central, visitado diariamente por miles de estadounidenses y de personas de todo el mundo. Su réplica fue donada y colocada en La Habana por estadounidenses frente al monumento a Máximo Gómez, durante la aproximación del gobierno de ese país, liderada por Barack Obama.
Los escritos martianos y los documentos constitutivos del Partido Revolucionario Cubano deben conocerse, pues se presenta a Martí como el promotor del partido único, heredado por el Partido Comunista de Cuba, a nombre del cual se determina toda la vida de la nación y los cubanos, según la Constitución. Él logró con grandes esfuerzos unir a los cubanos en ese partido para hacer la revolución, pero no dictó que al constituirse la república se impidiera la existencia de otros.
José Martí es un cubano de todos los tiempos, imprescindible hoy para restaurar los valores morales y éticos, las palabras apropiadas, la educación formal, los buenos modales, el amor al trabajo, la solidaridad para afrontar las crecientes dificultades y la posibilidad de participación de todos en la vida de la Patria.
Honrar, honra, nos demostró José Martí.
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