LA HABANA, Cuba.- Ante la evidencia de una marcha muy lenta de la inversión extranjera en el pasado año 2016, y el pronóstico de que esta solo representará el 6% de la inversión total del país para este 2017, Raúl Castro adoptó la pose de reformista en la última sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
En esa ocasión el General-Presidente solicitó mayor agilidad a los funcionarios cubanos en la tramitación de las inversiones foráneas, y sobre todo que eliminen la mentalidad obsoleta que contempla con prejuicios ese tipo de inversiones.
Sin embargo, esa señal reformista se ve contrarrestada con frecuentes acciones que le restan espacio al mercado y consolidan el papel de la planificación centralizada. Además, la inmensa mayoría de los artículos que aparecen en la prensa oficialista reflejan el punto de vista de los elementos de línea dura de la nomenclatura que se oponen a las reformas.
En ese contexto se inscribe el artículo “Cuba 2016: El ajuste que no llegó… ni llegará”, de la autoría del bloguero Iroel Sánchez, y aparecido en el periódico Granma, en su edición del viernes 6 de enero.
A pesar de las noticias sombrías que deparó el cierre del 2016 para la economía cubana, el señor Iroel considera que, desde el punto de vista popular, este año que concluye fue mejor que su predecesor 2015. Se basa en que disminuyeron los precios de algunos alimentos, sobre todo los productos agropecuarios. Por supuesto, el articulista se refiere a la imposición de precios topados en varios mercados estatales que antes fueron de oferta-demanda. Pero nada dice del desabastecimiento que semejante medida ha generado.
El optimismo de Iroel se desborda al considerar que la visita de Obama constituyó una victoria política por generar “un rico debate ideológico”. Parece que el señor Iroel desconoce el significado de las palabras, porque debatir es sopesar opiniones diversas; todo lo contrario a lo sucedido en la isla tras la visita del mandatario estadounidense, cuando todos los medios de difusión arremetieron contra la influencia que pudo dejar Obama.
Tales “victorias”, más el hecho de que este bloguero identifica cualquier tendencia promercado con el vocablo “ajuste”, y también con las políticas neoliberales que pretenden “entregar la isla a intereses foráneos”, llevan a Iroel a rechazar toda recomendación de cambios económicos.
Para reafirmar esa postura, Iroel concluye su trabajo periodístico con un fragmento del discurso pronunciado por Raúl Castro —esta vez con ropaje antirreformista, quizás su verdadero rostro— durante el VII Congreso del Partido Comunista: “Las decisiones en la economía no pueden, en ningún caso, significar una ruptura con los ideales de igualdad y justicia de la Revolución y mucho menos resquebrajar la unidad de la mayoría del pueblo en torno al Partido”.
Pero no podemos concluir sin mencionar un párrafo de este artículo de Granma que retrata de cuerpo entero al señor Iroel Sánchez: “Los resultados de los cambios de liderazgo en Argentina y Brasil, y el ascenso de la oposición antichavista en Venezuela, mostraron muy pedagógicamente a un pueblo tan politizado como el cubano, las trampas de sistemas electorales tan recomendados para Cuba desde Europa y Estados Unidos”.
¡Por favor, señor Iroel! Si esos acontecimientos fueron tramposos, ¿qué dejaremos para las maniobras de sus ídolos del ALBA para perpetuarse en el poder, o las “elecciones” del Poder Popular en Cuba…?