LA HABANA, Cuba. – Una información aparecida en la prensa estatal de Cuba en días pasados nos obliga a hurgar a partir de los primeros años del régimen castrista y responder a la cancillería cubana, que calificó de irrespetuosa la intromisión del Departamento de Estado de EE.UU., al señalar la ausencia de otros candidatos que deseaban participar en los comicios de Cuba, todos reprimidos.
Llama la atención que se califique de irrespetuosa la Declaración y que Granma la vea “ajena por completo al concepto de soberanía que Cuba siempre ha defendido”, cuando el castrismo siempre ha practicado la injerencia en numerosos países, con el fin de implantar el comunismo.
Aquí va la historia:
En abril de 1959, a pocos meses del triunfo revolucionario cubano, luego de posponer Fidel las elecciones generales hasta eliminar el desempleo y el analfabetismo como pretexto, fracasa la primera invasión que organiza La Habana, compuesta por cien hombres que desembarcaron en Pueblo de Dios, Panamá.
Dos meses después, el 13 de junio, fracasa otra expedición armada de cubanos en Santo Domingo y República Dominicana rompe relaciones con la isla.
El 14 de agosto del mismo año, otra invasión organizada desde Cuba fracasa también en Haití, país que rompe relaciones con el nuevo gobierno de La Habana.
El 20 de agosto de 1960, los países miembros de la OEA condenan a Cuba por sus intervenciones y sus injerencias a través de la Declaración de San José.
Pese a ello, el 12 de febrero de 1961 Fidel confiesa en un discurso que promoverá revoluciones anticapitalistas en toda América Latina y lo repite el 4 de febrero de 1962 en la Segunda Declaración de La Habana, alegando que resolverá los problemas de los latinoamericanos.
El 28 de noviembre de 1963, Caracas denuncia grandes alijos de armas destinadas a las guerrillas venezolanas y Rómulo Betancourt acusa directamente a Fidel de enviarlas.
En 1966, continúa el empeño del dictador cubano de hacer de Los Andes una Sierra Maestra y se celebra en Cuba la Conferencia Tricontinental, con el fin de coordinar los movimientos guerrilleros en las regiones de Asia, África y América Latina. En dicho evento Fidel reitera su ayuda a todos los guerrilleros del mundo y ataca a varios presidentes electos de la región latinoamericana.
Por esta fecha, había miles de fusilados y en las nuevas cárceles de Cuba más de diez mil presos políticos. El 6 de noviembre de 1966, Fidel Castro propone liberarlos a todos, a cambio de que los países latinoamericanos pusieran en libertad hasta el último guerrillero encarcelado, algo que no logró.
Su tesis insurreccional era “crear dos, tres, muchos Vietnam” a través del grupo Poder Negro de EE.UU., los revolucionarios de Colombia, Venezuela, Nicaragua, Guatemala, Puerto Rico, El Salvador y otros.
Nunca se olvidará cuando el presidente de El Salvador, Francisco Flores, aquel 18 de noviembre del 2000, lo llamó asesino ante todos, por ser el responsable de miles de muertos en ese país.
Era evidente la derrota del dictador cubano. Por esos días Granma informó que la Revolución había entrado en una nueva fase: “más seria, más madura, más profunda” y Fidel empleó otra estrategia para sus planes bélicos en América Latina: En vez de guerrilleros, envió maestros, soldados, consejeros militares, obreros de la construcción, médicos, personal sanitario todos para labores proselitistas y además cobró por todos ellos buenas sumas de dólares para su régimen, mientras la economía cubana sigue en baja.
Mientras, el Departamento América del Partido Comunista cubano, como centro de infiltración y de insurgencia guerrillera en América Latina, realiza su misma tarea de siempre de manera solapada, de acuerdo a las ansias de Fidel: poner de rodillas a los Estados Unidos entre él e Irán, como dijo
El 8 de marzo de 1980, en un discurso, dice que no renunciará a colaborar con los revolucionarios del mundo entero y poco después se sabe que el régimen castrista participa en el tráfico de drogas y armas en América Latina, encausados en la Florida varios altos funcionarios cubanos.
Para colmo de males contra el dictador cubano, se aprueba la creación de Radio Martí en Miami, una emisora que escucha el pueblo cubano, fracasa Cuba en Granada, penetran en La Habana las ideas de la perestroika y Fidel se ve obligado a recibir al rey de Ifé, jefe de los yorubas de Nigeria, quien según buenas y malas lenguas lo “trabajó” de acuerdo con los acontecimientos que estaban por venir, todos en su contra