MIAMI, Florida, 25 de septiembre de 2013, www.cubanet.org.- Aparte de que tiene una vulgar cacofonía, el término que utilizó el gobierno cubano cuando alojó, en una vieja escuela, a una decena de familias entraña cierta burla. A la luz de hoy –y a la de 1992, cuando los llevaron allí- decir que un edificio que no fue de interés del Historiador de La Habana es Inhabitable/ Reparable es, cuanto menos, chistoso.
El daño está hecho. Un muerto –Isabel Fernández Gutiérrez, de 50 años- y las mismas familias ahora en la calle. Pero no solo eso, que ya es bastante, sino además que el miedo continúa alojado en sus entrañas.
Los medios tecnológicos al alcance del ciudadano común –dígase prensa independiente, que es la única que informa desde la isla- han logrado captar el antes y el después de la escuela primaria Pedro María Rodríguez, de La Víbora. Como un presagio de la fatalidad, cronistas de estos terribles tiempos que vive Cuba grabaron las demandas de estas familias, cuando ya habían agotado todas las vías institucionales y su techo y suelo literalmente continuaban resquebrajando.
El gobierno suele culpar a los pobres okupas cubanos de ser responsables de su tragedia. Se limpia el pecho diciendo que estaban avisados. Pero al mismo tiempo no es capaz de ofrecer una vivienda digna, segura, como mismo hizo con cientos de refugiados chilenos que salieron huyendo de la dictadura de Pinochet.
Ah, pero aquello era un problema político.
Como si la triste realidad de no tener la población un techo seguro no fuera un problema político.
Un noticiero ICAIC de 1989 daba cuenta de los manejos que siempre ha habido con los albergados. Gente que por diversas razones se vio obligada a compartir espacios, incluso con niños, en viejos edificios de la capital que precisamente son joyas arquitectónicas, como la antigua escuela primaria que acaba de ceder al tiempo. Suelos de mosaicos, columnas griegas, fachadas clásicas y neoclásicas, amplios pasillos, puntal alto, medio punto, contrafuertes, olvidadas obras que en su día se hicieron con excelente factura, en el tiempo de “los malos”, por supuesto.
Nada, que el capitalismo finalmente es el que está aplastando a la pobre gente, debido a que el comunismo demoró mucho tiempo en darse cuenta de que la arquitectura define a sus habitantes. Y en casos como éste no llegó nunca a comprenderlo.