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Gastón Baquero, Martí y un verso de amor

Gastón Baquero (Wikipedia)

MIAMI, Florida.- Aprovecho que no hay ninguna fecha fija, una cifra redonda en el camino y que el almanaque no obliga a recordarlo por decencia o disciplina, para hacer una evocación breve —a vuelo de pájaro, pero de un pájaro interesado y de rapiña— del que fue uno de los más grandes y trascendentes escritores cubanos que han muerto en el exilio. Les hablo de Gastón Baquero, un mulato enorme y misterioso, que nació en Banes, en 1914, y se murió en Madrid, en 1996.

Su obra poética es única, profunda, llena de proposiciones y sugerencias, y por encima de sus avatares como exiliado, los olvidos que padeció y las sombras que tuvo que vivir lejos de su país, sus poemas están en el punto más alto de la poesía de Cuba. En compañía de un pequeño grupo, muy pequeño, de autores de otras naciones de Hispanoamérica, tiene un sitio similar en la literatura española.

Gastón, aparte de sus versos, fue uno de los periodistas más brillantes y lúcidos de su generación y llegó a ocupar, en los años previos a la entrada de Fidel Castro en La Habana, la jefatura de redacción del periódico conservador El diario de la marina, un medio de prensa capital para el periodismo republicano.

Sus artículos culturales, sus reseñas y crónicas, tenían la fuerza de su talento combinado con la investigación, el conocimiento y la audacia, y producían unos textos enriquecedores, escritos en una lengua de primera, sobria y fluida.

Fue esa condición de gran periodista lo que le permitió sobrevivir en España como redactor en varios sitios, principalmente en Radio Exterior de España y volver a la poesía con dos libros fundamentales: Poemas escritos en España (1960) y Memorial de un testigo 1966).

El poeta tuvo que salir de su país escoltado por tres embajadores occidentales porque la dirección del nuevo Gobierno —particularmente Ernesto Che Guevara— se empeñaba en arrestarlo y juzgarlo. En Madrid, durante mucho tiempo vivió sólo y casi sin amigos, mientras que de la literatura cubana fue eliminado como si Poemas y Saúl sobre su espada, dos libros publicados en 1942, dos obras claves de la poesía, no hubieran existido.

Gastón siguió su trabajo en la capital española y, en 1984, el poeta boliviano Pedro Shimose editó todos sus poemas escritos hasta ese momento con este título: Magias e invenciones. La salida de esa pieza fue decisiva para que el poeta resucitara en toda la extensión de la palabra y su nombre comenzara a volver al lugar que debe ocupar en su país y en la cultura española.

Más de una veintena de libros integran el trabajo de Baquero, un hombre que, por otra parte, no dejó nunca de expresar su rechazo al régimen instalado en Cuba tanto en sus conversaciones privadas como en su prosa aguda y sin piedad. Me gusta citar a menudo este párrafo que el gran poeta escribió sobre José Martí y su relación con el Gobierno cubano: “No hay relación posible entre Martí y la realidad cubana actual. Es algo de pena que alguna persona se atreva a equiparar la personalidad Martí o poner a Martí como precursor de todo esto: de las colas, del hambre, de la dictadura.”

Me siento, de todas formas, comprometido a despedir esta nota con unos versos de Gastón Baquero. Aquí están: “Si tomas entre los dedos/ la palabra amor/, y la contemplas de derecho a revés/ y de arriba abajo/ verás que hecha de algodón/, de niebla/, y de dulzura.”