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Ferias agropecuarias de fin de año: el régimen no da abasto

Cuba; Ferias;

Venta de cebollas (Foto de la autora)

LA HABANA, Cuba. – Varias ferias agropecuarias se efectúan en toda Cuba desde el pasado 26 de diciembre. El gobierno ha dirigido sus medios de propaganda a ensalzar los productos y servicios de establecimientos gastronómicos que se ofertan a la población. El relato televisivo muestra a  directivos del Partido Comunista, del Poder Popular y del Ministerio de la Agricultura amaneciendo en las ferias y saludando a los pobladores.

El objetivo de estos eventos es que la gente compre productos usualmente deficitarios. También sirven para celebrar los hitos del castrismo, como el advenimiento del Triunfo de la Revolución.

Los espacios que ocupan las ferias y los productos puestos a disposición del público han sido ampliamente cubiertos por la prensa oficial.

El pasado 13 de diciembre, Yasser Hamed Jassen Santiesteban, jefe de la División Tecnológica Porcina del Ministerio de la Agricultura, había asegurado en conferencia de prensa que se comercializarían alrededor de 8 600 cerdos, la mayor parte en Santiago de Cuba y La Habana.

El país tiene 11 209 618 habitantes. La capital alberga a 2 117  343 y la ciudad de Santiago de Cuba 509 971, a lo que se añaden los visitantes y procuradores de alimentos (Datos del Anuario 2018 de la ONEI). La cría de cerdos, al igual que la producción de huevos, no aumenta debido a la carencia de pienso por la falta de liquidez del gobierno para importarlo.

Las ferias agropecuarias pueden considerarse grandes acontecimientos, porque el resto del año los Mercados Agropecuarios Estatales (MAE) permanecen con poco surtidos y con productos de baja calidad.

Podría pensarse que esto solo ocurre en La Habana, dependiente de los abastecimientos de la llanura Habana-Matanzas, y de provincias lejanas.  No obstante, también allí las ofertas son escasas y los precios estratosféricos para los salarios y pensiones que, a pesar de algunos incrementos en 2018, no se acercan a la capacidad de compra existente en 1989.

Quizás la situación sea un poco menos difícil en lugares donde existen los Planes de la Agricultura Urbana y autoabastecimiento local. Sin embargo, el fomento de la agricultura no se está revirtiendo en la población, pues las cosechas son mínimas, se destinan al llamado encargo estatal, la producción industrial y la venta  al turismo para recaudar las divisas, que usualmente se invierten en importar mangos, aguacates, tomates y más.

La carne de cerdo dejó de ser un plato tradicional al alcance de la mayoría. Ni pensar ya en alguna oferta de carne de res. La ganadería de Cuba era tercera en América Latina -después de Argentina y Uruguay- y tenía casi tantas cabezas de ganado como habitantes. Ambas carnes se venden a las empresas del turismo nacional, como hace la moderna industria cárnica con el ganado preservado en la Isla de Turiguanó, mostrada por la televisión.

En las ferias, las colas para adquirir carne de puerco comenzaron la noche antes. Probablemente, en algunos lugares hubiese gente “marcando” durante varios días. Pero todo se acabó muy temprano.

En La Habana miles de personas concurrieron a las ferias, ansiosas de encontrar plátano “macho”, yuca, malanga, tomates, frijoles negros y colorados. Difícilmente se avanzaba por la calle bordeada de camiones con cebolla y otros preciados alimentos, que se vaciaban a pesar de la limitación de cantidades por cliente, el escaso dinero de los bolsillos y la lentitud de los vendedores. Algunos policías merodeaban las colas.  Las lechugas y acelgas, exhaustas del viaje y el sol, se tornaban mustias a media mañana. Las pequeñas carpas de las cafeterías y restaurantes eran asediadas por abuelos y padres con niños de la mano, pues el principal atractivo de las actividades públicas en Cuba es comer, lo que cotidianamente está ausente del hogar cubano.

Quizás en lugares usualmente visitados por turistas -como el Vedado- y en los barrios donde viven los dirigentes hubo más surtido, pero en las ferias, como la de la calle 13, en el Municipio de Playa, no existió variedad ni calidad. En el cuarto trimestre del año se realizaban las mayores cosechas de vegetales y tubérculos en el país. Planes de recuperación e incremento de los cultivos se anuncian y la Empresa de Acopio se restableció. Pese a ello no aparecen el boniato y la calabaza, que décadas atrás se daban casi silvestre. El recorte de combustible, con énfasis desde septiembre, pospuso las siembras de frío y el traslado de los productos. Gran propaganda ha realizado el gobierno sobre las siembras de ciclo corto, sin que se constaten sus resultados. Quienes buscaban tomates en las ferias tendrán que recurrir nuevamente a los Mercados de Oferta y Demanda o las carretillas, y pagar precios relacionados con la calidad y la puja del mercado de eficientes productores y comerciantes.

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