LA HABANA, Cuba. – Otro de los artistas que perdemos en este terrible 2020 es el cantante y compositor mexicano Armando Manzanero, que acaba de fallecer este 28 de diciembre víctima de la COVID-19. Un fuerte golpe para la música mexicana, que en los últimos años perdió también a Juan Gabriel y José José.
A mí, que soy fanático del jazz y el rock y poco dado a las canciones románticas, me encantan las canciones de Manzanero, que tantos recuerdos me traen.
Hace dos años, en julio de 2018, cuando Manzanero vino a Cuba, estuve en su concierto en el Malecón habanero. Disfruté mucho oyéndole temas tan entrañables como “Esta tarde vi llover” y “Contigo aprendí”. Me emocioné tanto que, como en el concierto de los Rolling Stones en la Ciudad Deportiva, tuve que disimular y esforzarme por contener las lágrimas.
Seguramente, a un autor de canciones tan poéticas y profundas como Silvio Rodríguez no le agraden las composiciones de Manzanero, a diferencia mía.
Debe haber sido una gran afrenta para Silvio aquella ocasión, a finales de los años 60, cuando aún no era famoso ni millonario, sino un joven, flaco e incomprendido cantautor que había ido a actuar con Noel Nicola a una fábrica habanera, y las obreras le pidieron, para su espantada sorpresa, que cantara algo de Manzanero.
La anécdota la contó el propio Silvio, hace años, entrevistado por la periodista Arleen Rodríguez Derivet en el programa oficialista Mesa Redonda. El cantautor bromeó recordando aquel percance. “Imagínate, eran trabajadoras”, le comentó condescendiente a la periodista, como explicándole por qué aquellas mujeres no podían comprenderlo y estar a la altura de su arte.
Silvio podrá subestimar las canciones de Manzanero, pero tendrá que reconocer que con aquello de que “la semana tiene más de siete días” el mexicano se adelantó por varios años a su amado Máximo Líder, quien quiso que el año tuviese 18 meses para dedicarlos a la Zafra de los Diez Millones. Manzanero, mucho más modesto, por amor, alargó la semana sin dislocar un país, hundir la economía, abolir la Navidad y ponernos a cortar caña como si fuéramos esclavos.
Ustedes piensen de mí lo que quieran, pero sinceramente, puesto a elegir, entre Manzanero y Silvio, me quedo con Manzanero.
Como tantos de mi generación, fui uno de los ilusos engañados por Silvio cuando estuvo proscrito. Confié demasiado en sus versos y su guitarra. Creí que su voz era la de uno de nosotros. Me defraudó cuando vendió su alma al diablo. No obstante, sus canciones, siguen siendo parte de mi nostalgia.
Tengo varios CD con canciones de Silvio Rodríguez. Las que más me gustan no son panfletarias. Pero ya escucho poco a Silvio. Si de cantautores se trata, prefiero escuchar a Dylan, Serrat, Sabina, James Taylor, Leonard Cohen, Cat Stevens, John Prine. Y también, por qué no, a Armando Manzanero. Especialmente si llueve en la tarde y está por llegar el otoño.
Manzanero nunca nos defraudó ni nos falló a la hora de ambientar un romance. Cantando simple, sin complicaciones poéticas, pero sincero, a lo que en definitiva es lo más importante: el amor.
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