LA HABANA, Cuba. – En La Habana, que no acaba de recuperarse de la pandemia ni supera la escasez de alimentos, ocurren hechos insólitos. Hace pocos días escuché a una persona comentar que en la tienda que está al lado de la librería de la Esquina de Tejas trajeron cajas de botellas de aceite en una ambulancia.
En cambio, supe por una amiga que su anciana tía, operada de una fractura de cadera, tras recibir el alta, al solicitar una ambulancia que la trasladara a su casa, le informaron que no había ambulancia disponible y que podía demorar hasta 72 horas para que hubiese alguna.
Es increíble que usen ambulancias para el traslado de alimentos si resultan insuficientes para llevar enfermos recién operados, según le informaron a mi amiga en el hospital.
Frente al edificio donde vivo, en la esquina de las calles La Rosa y Ermita, en el municipio de Plaza de la Revolución, se encuentra el punto de venta de pan normado por la libreta de abastecimiento. El pan lo traen de la panadería donde se elabora, que se halla a más de un kilómetro.
Pasaba por allí hace unos días y ví con estupefacción que el pan lo llevaron en una camioneta que funciona con energía eléctrica y que tenía el letrero “Aguas de La Habana”.
Con anterioridad, llevaban el pan en unas cajas plásticas a bordo de un enorme camión de carga. Se usa también, en ocasiones, un carretón tirado por caballos para el traslado de las cajas de pan.
Los variados medios usados demuestran que la Empresa Cubana del Pan no cuenta con los recursos básicos y apela a otros organismos autorizados por el régimen para dichos fines.
Más asombroso fue ver en la esquina de las calles F y Tercera, en El Vedado, donde se termina la construcción de un enorme hotel para el turismo, otro camión con un compartimiento posterior de tamaño regular cerrado y en las puertas de la cabina del chofer el letrero “Servicios Fúnebres”. Por sus dimensiones, supongo que, en circunstancias normales, aquel camión sería utilizado para cargar ataúdes.
Estando en la calle Zanja, esquina Hospital, en Centro Habana, vi pasar un jeep que al parecer llevaba un entierro. Tenía en sus laterales una inscripción que rezaba “Servicios Necrológicos”. Parece que escasean los carros para el traslado de los muertos de la funeraria al cementerio.
Se ve también en ocasiones como transportes de organismos estatales trasladan cosas que no son propias de dicha empresa. Esto sucede porque el conductor, al que con la inflación no le alcanza el salario, busca la forma de ganarse algunos pesos extras para la subsistencia familiar.
Pero hay quienes realizan tareas ilícitas peores. Recientemente, la policía detectó que el chofer de un ómnibus del transporte público lo utilizaba para el tráfico de pollo y picadillo robado de almacenes estatales. En otra guagua la policía detectó un cargamento de marihuana.
Hoy no sabemos la tarea que realizan los vehículos estatales, no importa el nombre de la empresa u organismo que lleven.
En Cuba todo anda de cabeza. El desbarajuste creado por el reordenamiento económico, lejos de mejorar la caótica situación del país, la ha agravado.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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