LA HABANA, Cuba.- El gobierno cubano apostó todo por el turismo, como locomotora de la economía en crisis, sin prever la vulnerabilidad de este sector por factores domésticos e internacionales, y continuó la construcción de grandes hoteles de lujo con créditos, que tendrán que pagarse cuando aún la inversión no esté concluida o en funcionamiento.
El presidente Díaz-Canel argumentó que se potenciaba el turismo por su nivel de ingreso y porque siempre hay turistas que quieren venir a Cuba, por nuestra cultura, historia y seguridad, valores que la gente sabe apreciar. “Lo que disponemos semanalmente para pagar créditos, materia prima e invertir, proviene del turismo”, expresó en Asamblea Nacional en julio de 2019.
Cuba declaró la presencia del coronavirus el 11 de marzo, y solo La Habana se mantenía cerrada en fase 1 de recuperación el 23 de julio. 2020 es un año perdido para el turismo en Cuba por la pandemia, la crisis económica mundial resultante y las sanciones de la administración Trump. Las aspiraciones de recibir turistas en los cayos desde el l de julio han quedado en incertidumbres, así como la llegada de rusos en la segunda quincena de agosto, los tradicionales canadienses en septiembre si se abren los vuelos en Ottawa, y franceses, españoles, alemanes e italianos cuando la Unión Europea certifique a la Isla. Los turoperadores fueron instruidos a realizar ofertas, y se impulsa el turismo nacional, dijo Juan Carlos García Granda, ministro de ese sector, en la Mesa Redonda de la televisión cubana el pasado 21 de julio.
El gran impulso del turismo, alcanzado entre 2015-2017, declinaba dramáticamente con las prohibiciones a los estadounidenses de viajar a Cuba, y en junio de 2019 la última posibilidad se perdía con el cese de las licencias a los cruceros. Canadá también disminuía, y caían un 14.2% los turistas de los principales emisores europeos mientras se promovían nuevos mercados en Rusia, China, América Latina y el Caribe. El Plan de 2019 aspiraba a cinco millones de visitantes, pero llegaron 4 275 561, lo cual representa un decrecimiento del 9.26% en relación con el año anterior, aunque los cruceristas habían crecido un 36%, con un total de 409 023. Los cubanoamericanos sí continuaron incrementándose.
El turismo nacional se ha fomentado con fuerza desde el pasado año, y sobre todo en la actual etapa post-pandemia, cuando se estimula el pago en moneda libremente convertible (MLC), al igual que en las tiendas expresamente abiertas para ello, y la eliminación del 10% de gravamen al dólar norteamericano. Hasta ahora debían pagar en CUC, o sea la moneda convertible del peso cubano CUP. Para ello se han abierto 125 hoteles en el país, con excepción de los cayos, que incluye a Varadero, con 15 hoteles, y podrían añadir más según la demanda. Algunas instalaciones han tenido que cerrar las ofertas, pues ya 539 050 cubanos han reservado para el año. También funcionan 87 bases de campismo, donde se han atendido 42 210 campistas, fundamentalmente fines de semana, y agosto está casi totalmente vendido.
Adicionalmente se procura atraer el turismo de eventos, el ecoturismo, turismo de buceo y turismo médico, que incluye la recuperación al COVID-19. Todo esto según informó el ministro García Granda.
En cuanto a la actividad inversionista el ahora Primer Ministro Manuel Marrero, en la Asamblea Nacional de julio de 2019, reconoció que persistían problemas, como la falta de preparación de las obras, déficit de inversionistas, insuficiente nivel de suministros de la industria nacional y la carencia de créditos para adquirir los suministros de importación. En el año se incorporaron 2 981 nuevas habitaciones en los hoteles Prado y Malecón, Internacional de Varadero, Kempinski y Muthu en Cayo Guillermo, y los Encanto en La Habana, Sancti Spíritus, Camagüey, Gibara (Holguín) y Santiago de Cuba. Entre las grandes construcciones en progreso está el lujoso complejo hotelero de Primera y 70 en Miramar, La Habana.
El sector no estatal para el turismo, que Marrero calificó de clave, como los servicios de paladares y el alojamiento en las casas privadas, debía seguir potenciándose. A mediados de 2019 las organizaciones superiores de dirección empresarial (OSDE) del turismo habían firmado 2 858 contratos con trabajadores por cuenta propia y cooperativas para servicios de alojamiento, gastronomía, transporte, construcción, reparaciones y mantenimiento. Estaban autorizados a ejercer la actividad 27 814 cuentapropistas. Asimismo se favorecía la venta directa de las producciones locales para sustituir importaciones. Sin embargo, la suspensión abrupta de la llegada de estadounidenses y el cierre desde el 11 de marzo por la pandemia han perjudicado inmensamente al sector no estatal.
Lamentablemente, la recuperación de la gran actividad turística parece lejana teniendo en cuenta la incertidumbre sobre un posible nuevo brote de la pandemia en Cuba, como puede ocurrir en cualquier país, y sus repercusiones en la prohibición de viajar y la cancelación de los vuelos, así como la crisis económica internacional. Los cubanos deberán afrontar la continua caída de la calidad de vida por un largo período, si urgentemente no se levantan las restricciones y trabas que el gobierno ha augurado. Poder trabajar y ganarse la vida honestamente son derechos elementales que se deben ejercer en provecho propio y de la patria.
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