MIAMI, Estados Unidos.- Sin duda la exitosa canción Patria y Vida abrió un camino de insospechadas posibilidades para la música cubana que se produce en el exilio, en franca oposición a la superstición castrista.
Sin preverlo, porque la popularidad sigue siendo un misterio indescifrable en el arte, se transfiguró en esta suerte de himno directo, doliente, acusador, armonioso, compuesto dentro de los parámetros artísticos del género urbano, tan afín a las nuevas generaciones.
La visión del país de Patria y Vida corresponde al panorama de una dictadura en sus postrimerías, donde priman maldad, indigencia, terror, rabia, a la vez que exige el cambio necesario, desmantelamiento de lo insufrible.
Curiosamente en el año 1971 Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Noel Nicola, por entonces juglares primigenios del régimen, especularon muy metafóricamente sobre la necesidad de la libre expresión en una de las tantas manifestaciones políticas musicales de la llamada nueva trova: la canción Cuba va, donde reconocen “que cualquier hombre pueda gritar sus propias esperanzas, sus heridas y su lucha”.
La lectura de la canción que se produjo como parte de un documental, interpretada por el Grupo de Experimentación Sonora, es intemporal, de cierta manera no ha envejecido. Con algunos mínimos giros, hoy pudiera ser considerada una declaración contrarrevolucionaria: “Puede que algún machete se enrede en la maleza, puede que algunas noches las estrellas no quieran salir, puede que con los brazos haya que abrir la selva, pero a pesar de los pesares como sea Cuba va”.
Habla de esfuerzos mancomunados para alcanzar la promesa, tantas veces desvirtuada por el propio castrismo, del bienestar y la patria de todos que los cubanos merecen.
Su filosofía de esperanza, sin embargo, no pudo sobrevivir un contexto social tan crispado de falaz adoctrinamiento.
En definitiva, estos versificadores revolucionarios abogaban por la extensión y “reparación” de la violencia dictatorial que ya los había castigado en el orden personal y propinaba daños irreparables a la cultura con “palabras a los intelectuales”, congresos de educación, resoluciones absurdas, censura, parametración, vigilancia y delación, así como toda la cantaleta de oprobios que le son afines.
Esa época de complicidad, cuando el arte se puso a disposición del dogma castrista, no se salva a la hora del recuento.
El apocalipsis maniqueo de preferir “hundirse en el mar”, antes de perder la gloria revolucionaria, y la recomendación malévola de “crear en cada cuadra un comité” (de defensa revolucionaria), sitios de control comunitario, selló el final de esta corriente que luego continuó con trovadores mediocres y oportunistas, ahora incriminados por abusar de mujeres, entre otros desmanes.
Afortunadamente, el cancionero contestario que renovó con nuevos bríos Patria y Vida ha seguido rindiendo frutos entre músicos cubanos exiliados.
Recientemente el legendario grupo de rock Tesis de Menta, fundado en el 2003 por el músico Roberto Perdomo, y ahora establecido en Miami, ha dado a conocer una poderosa y reveladora canción: Alas de espuma, donde cuentan con la presencia del rapero Raudel Collazo.
La pieza viene acompañada de un video clip donde se ve al grupo en plena interpretación, según los cánones del género, a la vez que se narra la historia del enfrentamiento entre el régimen de intimidación que encarna una siniestra figura militar en la penumbra y el niño del futuro que decide competir echando un pulso para tratar de vencer, definitivamente, esa rémora que confina el progreso de los cubanos.
La fusión del rock con el rap nunca estuvo mejor resuelta, forman una sola manifestación de melancolía iracunda en la canción Alas de Espuma, esmerada declaración de amor por la isla:
“Cuba, madre de mis sueños/Te desplomas en mentiras/Así van lo malos cuervos/Descarnando tu alegría”.
Es una suerte de venganza del rock cubano y sus intérpretes, mucho tiempo zarandeados por la censura desgastante de la dictadura:
“Eres llanto que resguardo/en las sombras de la bruma/Y no sé cómo ni cuándo/Parirás alas de espuma”.
“Cuba espera/Cuba sol/Cuba llanto y temor/Cuba muere en rencor/Cuba vive en mi interior”.
“Cuba eterna/Cuba flor/Cuba escombros/Cuba amor/Cuba ausencia y estupor/Cuba pierde la razón”.
La historia nacional prescindirá de la teoría que la ha adulterado a favor de una siniestra ideología. Cuando sea libre, en el resumen necesario, tendrá a su disposición para el análisis y el disfrute, una pléyade de interpretaciones artísticas de sus penas y glorias, en canciones como Alas de espuma.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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