LA HABANA, Cuba. -Muchos entre los pocos que se enteraron en La Habana del affaire turco de Antonio Castro, el benjamín de Fidel Castro, se muestran escandalizados por la escasa repercusión noticiosa que ha tenido el caso de este sujeto, que reservó cinco suites en el más caro hotel del exclusivo centro turístico de Bodrum, en Turquía. Hasta allí había llegado en un yate de lujo desde la isla griega de Mykonos, para disfrutar de unas vacaciones cuyo alcance económico se sitúa a años luz de las posibilidades de su salario como funcionario del gobierno en Cuba.
Lo cierto es que más allá de nuestro posible interés como cubanos, el suceso debió tener poca sustancia para la prensa del mundo. Que un millonario o un mafioso o un político corrupto dilapiden el dinero mal habido, es algo que forma parte del común cotidiano, al punto que por sí solo ya no constituye noticia. En todo caso, importaría (para según quién) lo que hay detrás de esa actitud delictiva.
Y es en este aparte donde encajan las motivaciones de quienes se escandalizaron en La Habana. Más aún en el momento en que circulan aquí -gracias al Paquete- varias telenovelas turcas, caracterizadas todas por una cierta exageración a la hora de exhibir lujos, riquezas y caras fruslerías. Entonces, se da la curiosa circunstancia de que al imaginar al hijo de Fidel Castro tomándose unas vacaciones en el mismo medio de fastuosidad y derroche que les muestran las telenovelas, los habaneros se inquietan más que al observar en vivo su vida diaria llena de privilegios y opulencias y oprobioso caciquismo.
¿De dónde sacará el dinero?, preguntan todos, como si no lo supieran. En tanto, la prensa oficial de la Isla no dice ni media palabra. Ello no impedirá que en algún momento, como el que no quiere la cosa, nos dejen caer que el pequeño príncipe fue a Turquía en viaje de negocios, invitado por algún poderoso empresario para cerrar acuerdos en materia de turismo deportivo, o algo así.
Se trataría de una tomadura de pelo bastante ingenua. Habida cuenta que en cualquier país real (es decir, no virtual como es Cuba) el tráfico de influencia entre políticos es un delito tan repudiado y castigado como la malversación y el robo. Por menos que esto en lo que ha incurrido el sobrino del presidente de Cuba (y funcionario de su gobierno por demás), se vio obligado a renunciar a su cargo el presidente alemán Christian Wulff, hombre de confianza de Angela Merkel.
No obstante, como les consta nuestra ignorancia en materia de leyes y en todo lo que se relaciona con la existencia real, bien podría ocurrir que un día de estos nos disparen que el tipo fue a Turquía al frente de una delegación oficial, vinculada, por ejemplo, con la construcción en la Isla de campos de golf para extranjeros ricos, actividad dirigida por Antonio Castro, y con la que sin duda se convertirá en un millonario como el de las telenovelas, pero delante de nuestras narices.
Las propias fuentes oficiales han anunciado que para el próximo año el régimen recibirá unos 822 millones de dólares en inversiones para campos de golf, mediante dos proyectos, de Gran Bretaña y China, respectivamente. Sólo el proyecto británico incluye una marina, un hotel de 100 habitaciones y más de mil condominios frente a una playa de propiedad privada. Y por favor, que nadie se escandalice por la existencia de playas privadas para extranjeros ricos en Cuba. La verdad es que han existido siempre, a lo largo de toda la historia del gobierno revolucionario, tanto para extranjeros ricos (cúmbilas del régimen) como para los jefes y su parentela. De hecho, Antonio Castro, nuestro nuevo galán de telenovela turca, debe haberse bañado desde niño sólo en playas privadas.
Así es que realmente, si de escandalosas novedades se trata, ni las playas privadas ni la dulce vida de Antonio Castro lo son, puesto que nada tienen de nuevo. En todo caso, mucho más novedoso, y hasta quizá más materia de escándalo, resulta que nuestros caciques se ‘abran de patas’ ante los grandes proyectos para millonarios extranjeros, mientras reprime, bloquea y asfixia el surgimiento de la pequeña y mediana empresa en manos de cubanos, a pesar de la enorme importancia que tendrían éstas como generadoras de empleos y como movilizadoras de la economía interna. Y todo ello sin dejar de aventar a cada instante su desparpajado discurso y su pose como salvadores de la patria y del socialismo.
Nota: Los libros de este autor pueden ser adquiridos en las siguientes direcciones: http://www.amazon.com/-/e/B003DYC1R0 y www.plazacontemporaneos.com Su blog en: http://elvagonamarillo.blogspot.com.es/