SAN JUAN, Puerto Rico.- La dictadura castrista se ufana de su sistema médico y se autoproclama como supuesta “potencia médica”. Sin embargo, la realidad tras la mampara de la propaganda del régimen es muy distinta. Esto ha quedado al descubierto recientemente tras incidentes ocurridos en el sector de la salud cubana.
Luego de varias semanas de hospitalización en el Hospital Calixto García de La Habana, bajo condiciones extremadamente sospechosas, fue liberado el opositor Luis Manuel Otero Alcántara dejando nuevamente abierta una rendija que muestra el lado más oscuro de la medicina en la mal llamada “potencia médica” de Cuba.
Otero Alcántara fue sometido a una detención por parte de la Seguridad del Estado de Cuba tras la mampara de hospitalización, en donde fue sometido a torturas psicológicas y quien sabe a qué posibles medicamentos nocivos cuyos efectos quizás pudieran verse en un futuro. El régimen, por otra parte, también se vio coartado de tomar medidas más extremas con dicho opositor ante la gran protesta internacional de gobiernos democráticos y ONGs de Derechos Humanos denunciando los abusos contra él, lo cual desembocó en un perjudicial escándalo para el fachadismo propagandístico conque la dictadura trata de proyectar su falsa imagen de “bondad” ante el mundo.
Casi simultáneamente ocurre otro sospechoso incidente cuando el destacado opositor y abogado Dr. René Gómez Manzano fue llevado a un centro hospitalario por haber sido diagnosticado positivo a la COVID-19. Sin embargo, luego se ser tratado para tan contagiosa enfermedad, dicho opositor salió completamente desmemoriado. Un síntoma en nada compatible con los reconocidos para la Covid-19. Y nos preguntamos aquí también ¿Qué medicamentos no relacionados con dicha enfermedad le administraron al Dr. Gómez Manzano para hacerle perder la memoria? Si bien es cierto que el abogado y periodista ha tenido alguna mejoría y recuperación de memoria, tal hecho nos deja la duda de si él fue víctima de alguna aplicación de medicamentos nocivos para causarle algún daño. Pero eso es algo que lo sabremos con el cursar del tiempo.
Recientemente el opositor José Luis García “Antúnez” denunció en una conferencia de prensa celebrada en el local de la Brigada 2506, en Miami, que durante una de sus detenciones por la Seguridad del Estado de Cuba le suministraron medicamentos que nunca supo qué eran, pero que le causaban un estado de sopor, lentitud motora y mental creándole un estado depresivo. En dicha conferencia de prensa médicos cubanos denunciaron con evidencias este tipo de práctica en hospitales y prisiones de Cuba contra los opositores cubanos.
Esos incidentes nos retrotraen al caso de la opositora Laura Pollán, entonces presidenta de las Damas de Blanco, la cual fue hospitalizada por dengue el 7 de octubre de 2011 y luego de haber sido dada de alta falleció misteriosamente por envenenamiento el 14 de octubre de ese año. En esta ocasión se supo que la opositora fue sometida a medicamentos contraindicados con la condición de salud, sospechándose que pudiese ser la causa de su muerte.
Pero podemos ahondar más sobre este uso tenebroso de la medicina para torturar y/o eliminar a opositores. Una práctica que obviamente fue aprendida y adoptada por el Departamento de la Seguridad del Estado de Cuba (DSE) de la KGB soviética y la STASI de Alemania Oriental, quienes fueron los principales entrenadores del mayor y principal aparato represivo de la dictadura castrista.
Así vemos como en el principal Hospital Psiquiátrico de Cuba, conocido como Mazorra, el Departamento de la Seguridad del Estado controlaba –y aún controla– dos salas a donde no se permite la entrada de ningún personal médico-psiquiátrico del hospital: la Carbó-Serviá y la Castellanos. En dichas salas se aplicaron electroshocks como método de tortura a muchos opositores que pasaron por ese tenebroso lugar bajo el falso diagnóstico de enfermedades mentales. Pero, además, este no era el único hospital psiquiátrico en Cuba que tenía salas reservadas para la aplicación de torturas por medio de electroshocks a opositores. Otra de ellas estaba en Santiago de Cuba, en el Hospital Psiquiátrico Gustavo Machín.
Otro aspecto que oculta la propaganda de la dictadura en cuanto a la medicina es la discriminación. En Cuba hay dos clases de servicios médicos: por un lado para la cúpula de la minoritaria casta que usurpa en poder del pueblo, la cual cuenta con hospitales de primera, equipados con los más modernos equipos médicos, plenamente abastecidos de todo tipo de medicinas y atendido por el mejor personal médico del país, siempre y cuando que sean personas políticamente confiables para el régimen. Un ejemplo es el CIMEQ en La Habana; y por otro lado, en Cuba la discriminación va de la mano con la avidez de dinero de la corrupta cúpula gobernante, al habilitar con buenos equipos, condiciones y medicamentos a ciertos hospitales destinados al turismo médico en donde los extranjeros son atendidos a cambio de jugosas divisas.
Sin embargo, para el pueblo hay otra medicina. Los hospitales carecen de equipos adecuados, están faltos de medicinas, y la asepsia brilla por su ausencia. Son los cubanos de a pie quienes muchas veces tienen que llevar las sábanas, la comida y hasta las medicinas a sus familiares enfermos, porque el hospital no se las provee. Los médicos cubanos muchas veces tienen que hacer malabares para curar a los enfermos. La negligencia médica del régimen para con el pueblo cubano nos lleva a recordar cuando 27 pacientes comunes murieron de frío en Mazorra en el año 2010.
A este lado oscuro de la medicina cubana también debemos añadir la explotación laboral del personal médico que raya en esclavitud. Esta es una de las más turbias manipulaciones de la medicina en Cuba por parte de los jerarcas de la dictadura. La explotación de los trabajadores de la salud para el alegado lucro del estado, que después en ocasiones parte de esos dineros son desviados a sus cuentas en paraísos fiscales de los corruptos altos jerarcas de la cúpula en el poder. Los médicos cubanos son enviados a servir en distintos países por un salario miserable, mientras el régimen recibe el pago en divisas por los servicios de los galenos cubanos en cuantiosas sumas de dinero de los países receptores de dichos servicios médicos.
La tan cacareada farsa de la “potencia médica” tiene un tenebroso trasfondo plagado de abusos de poder, violaciones de derechos humanos, discriminación y explotación laboral. Ya es hora de quitarle la careta al mito de la medicina en Cuba.
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