LA HABANA, Cuba. — En días recientes ha sido noticia la celebración del XVII Congreso de la Federación Democrática Internacional de Mujeres (FDIM) en la ciudad de Caracas. La reunión congregó a sólo “139 delegadas de Venezuela y el mundo” (“de este total, 45… de diversos sectores de la República Bolivariana… y 94 de organizaciones sociales de 27 naciones”).
Lo anterior quiere decir que el régimen dictatorial instalado en la Patria del Libertador desempeñó un papel fundamental en la realización de este cónclave. Y en tan gran medida que la mayoría de las informaciones que se brindan sobre los resultados del Congreso se centran en el encuentro final que sus organizadoras, encabezadas por la exguerrillera salvadoreña Lorena Peña, sostuvieron con la vicepresidenta Delcy Rodríguez y la ministra de la Mujer, Diva Guzmán, pero también con el dictador Nicolás Maduro.
Porque hay que constatar esa característica de los regímenes comunistas: en Cuba, por ejemplo, en los tiempos de relativo esplendor del castrismo, era el “Máximo Líder” quien solía clausurar los congresos de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), y a veces era el octogenario José Ramón Machado Ventura quien presidía o hacía el resumen de los de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).
Pero volvamos al flamante Congreso de la FDIM celebrado en la Cuna del Libertador. Lo primero que llamó mi atención como periodista fue la falta de noticias sobre el desarrollo de las sesiones. Las búsquedas en Google, mientras el evento tenía lugar, sólo conducían a informaciones sobre la inminencia de su realización o, a lo sumo, acerca del inicio de las sesiones.
Esa realidad constituye un buen indicio del inevitable tránsito hacia la insignificancia de esas agrupaciones compuestas por “pericones” y “compañeros de viaje”. Me refiero a entidades tales como la propia FDIM, la Federación Sindical Mundial (FSM), la Federación Mundial de Juventudes Democráticas (FMJD) o el Consejo Mundial de la Paz (CMP).
Se trata de una serie de organizaciones internacionales nacidas en la época dorada del estalinismo, cuando el sufrido pueblo soviético, con sus necesidades y carestías, financiaba esas reuniones de los mismos individuos, cuyos nombres se repetían de un evento a otro (pese a las diferencias formales entre estos) y donde los únicos contrastes radicaban en los cargos que cada “pericón” desempeñaba en esta o aquella entidad (el que presidía una delegación era simple miembro en la otra). Se trata de lo que los maoístas (¡ya se sabe que “la peor cuña es la del mismo palo”!) solían llamar “burocracia viajera”.
En el caso de la FDIM o la FMJD, se supone que existan las limitaciones del sexo y la edad. ¡Sería el colmo que no las tuviesen en cuenta para nada! Pero con estos comunistas no hay que dar nada por sentado: Recuerdo todavía la sarta de risotadas con que nuestros irreverentes compatriotas, con absoluto desparpajo, recibieron el desfile de la Delegación Checoslovaca al XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes celebrado en La Habana en 1997: ¡una pila de cincuentones calvos y barrigones vestidos de cuello y corbata!
Pues bien: en el caso del recién concluido XVII Congreso de la FDIM, creo que nada puede haber más justo que la absoluta intrascendencia de sus debates y acuerdos. Tan poca importancia les atribuyen los mismos que organizaron y financiaron ese cónclave, que mi búsqueda del tema “XVII Congreso de la FDIM en Caracas, 2022” resultó baldía en Prensa Latina, la Agencia Cubana de Noticias (ACN), Granma, Juventud Rebelde ¡y hasta en la revista castrista Mujeres!
No obstante, algo siempre encontré en otros medios informativos. El diario Últimas Noticias informaba el 28 de abril: “Ayer, durante la plenaria de relatoría de las mesas de trabajo, se aprobaron varios documentos políticos, entre ellos una resolución especial de apoyo a la exigencia de la reunificación de Chipre, una declaración de solidaridad con los pueblos de América Latina y el Caribe y otra en solidaridad con las mujeres africanas víctimas de los conflictos y las acciones de grupos terroristas”. “Igualmente, mujeres antiimperialistas del mundo reunidas en Caracas ‘se unen por la paz y claman por la disolución de la OTAN’”.
Por su parte, en Telesur TV, y en un post intitulado “Federación feminista presenta agenda de trabajo tras Congreso”, se alude a la ya mencionada reunión con Maduro, Diva Guzmán y Delcy Rodríguez. En el curso de la misma, “la presidenta reelecta de la FDIM, Lorena Peña,… destacó los desafíos que enfrentan las mujeres en la lucha contra el patriarcado y el imperialismo”. “Al reconocer que el encuentro de las delegadas de la organización tiene lugar en un contexto muy crítico a nivel mundial, la coordinadora de la asociación señaló el recrudecimiento de las guerras en el mundo, y la presión de Ucrania y la OTAN”.
Es decir, que la flamante organización femenina mundial y quienes la dirigen, ¡en estos tiempos en que —¡con mucho!— el principal problema internacional es la invasión ordenada por el dictador ruso Vladímir Putin contra Ucrania, lo único que hacen es criticar… ¡“la presión de Ucrania”! (¡el país agredido!).
De paso, ¡“claman por la disolución de la OTAN”! (o sea: ¡la única coalición capaz de poner coto al belicismo imperial de los nostálgicos de la ex Unión Soviética que trabajan en el Kremlin moscovita!). Y se entretienen con el tema de la “reunificación de Chipre” y las tribulaciones de las mujeres “víctimas de conflictos”… ¡pero no en Ucrania, sino en África!
No en balde la prensa internacional (¡y hasta la cubana!) ha hecho “el caso del perro” al costoso congreso recién concluido en Caracas, el cual fue financiado con la miseria del atormentado pueblo hermano de Venezuela.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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