MIAMI, Florida, 14 de diciembre de 2012, Redacción, 173.203.82.38.-Muchos años después de que la denominada Revolución cubana cometiera el ridículo de censurar una película de 14 minutos que no hacía otra cosa que exponer el divertimento nocturno, la fiesta, la espontaneidad de un país cuya base fue y sigue siendo la música, salen a flote los pormenores del primer acto estalinista –o uno de los más sonados- contra la cultura nacional.
El caso PM (Pasado Meridiano) fue la prohibición por decreto de este cortometraje rodado por los entonces muy jóvenes Orlando Jiménez Leal y Sabá Cabrera Infante, mediante actas que pueden leerse con asombro a la luz de hoy.
Las actas emitidas por el ICAIC, no obstante, no dejan de reconocer que la cinta PM está “técnicamente dotada de valores dignos de consideración”. En efecto, se trata de un documental filmado con la técnica de free cinema, atractiva para la época. Rodado además sin contar con el auspicio del instituto de cine gubernamental, lo cual debió molestar bastante a los comisarios políticos de entonces, que son los mismos de hoy.
Manuel Zayas, joven investigador cubano con residencia en los Estados Unidos, hurgó en esta parte de la triste historia cubana en los albores de aquella Revolución. Zayas ni siquiera había nacido cuando se rodó PM. Pero, como periodista, cineasta y crítico de cine, se dedicó a atar cabos sueltos. En efecto, todo parece indicar que la censura infantil y rabiosa de PM, dio pie a las famosas reuniones de la cúpula “revolucionaria” con intelectuales de los 60. Del debate en torno a la suspensión de PM salieron las respuestas de los intelectuales a la autocracia fidelista, que hoy por fin pueden ver la luz.
Acaba de presentarse en la Feria del Libro de Miami el libro El caso PM. Cine, poder y censura, editado por Colibrí, del cual has sido coordinador, junto con uno de los realizadores del mítico documental, Orlando Jiménez Leal. ¿Qué te movió a participar en este proyecto?
Tengo que empezar diciendo que este es un documental que me apasiona. Hay algo fresco y crudo en él, de retrato de otra época que yo no viví. El proyecto del libro surgió en una conversación con Orlando, hace como cuatro años, cuando llegamos a la conclusión de que no existía un texto que recopilara todo lo sucedido alrededor del affaire PM. Existían los testimonios dispersos de algunos protagonistas, pero nada más. Y lamentablemente la versión que finalmente parecía que iba a imponerse era la de los responsables de la censura, Alfredo Guevara entre ellos. Trabajando en el libro, me interesé por filmar esa historia, que será contada en un clásico documental de montaje.
El libro recoge textos de distinto aporte: el de Néstor Almendros en Bohemia, que tanto incomodó a Guevara y que provocara la expulsión de su autor de la revista; uno de Antonio José Ponte, en el que ensaya con gran deleite entre el caso de censura de El Mégano, bajo Batista, y el de PM, bajo Castro.
Aparecen dos textos en tono más de memoria -o si se quiere impresionistas- firmados por Fausto Canel y Orlando Jiménez Leal; un ensayo académico del investigador francés Emmanuel Vincenot, que desgrana todo lo que fue pasando alrededor de ese cortometraje de la discordia; y otros textos de distinto signo: el de Vicente Echerri, que revela cómo la palabra puede tener un fin opresor; el de Néstor Díaz de Villegas, que habla del filme como monumento funerario; el de Gerardo Muñoz, que analiza la actualidad de PM; el de Rafael Rojas que mira a La Habana desde Nueva York, a través del sondeo en las simpatías que aquella revolución provocó en un inicio en intelectuales y artistas de izquierda en EE.UU., en lo que se denominó grupo o generacion beat; y finalmente un texto mío, que se atreve a calificar esa censura como ilegal, solamente con acceder al texto de la ley usada para censurar el cortometraje.
En otro acápite, se rescatan las palabras de los intelectuales, es decir, de los que en las dos sesiones previas al discurso del Máximo Líder hablaron en la Biblioteca Nacional de La Habana, el 16 y 23 de junio de 1961. Como es sabido, estas palabras de los intelectuales todavía hoy permanecen censuradas en Cuba. Hace algunos años, la revista Encuentro de la Cultura Cubana publicó fragmentos de la primera sesión.
¿Qué importancia tienen esas palabras de los intelectuales para la comprensión de la historia de esa censura?
En el libro están recopilados fragmentos de las más importantes intervenciones de los intelectuales, en las dos reuniones previas al discurso de Castro, antes de que él definiera la política cultural de la revolución (“Dentro de la revolución todo, contra la Revolución ningún derecho”). Por fortuna, pudimos contar con un material único, las palabras originales de los detractores y los defensores de la película. Todo lo que se dijo allí sobre PM sale ahora publicado por primera vez.
Aparecen las intervenciones de Virgilio Piñera, interrumpido por Castro; las de Heberto Padilla, quejándose todo el tiempo de que no han invitado a los autores de la película; la de Mirta Aguirre mandando a no hablar del asunto, porque esas reuniones estaban dedicadas a otros temas; la de Tomás Gutiérrez Alea; la de Rine Leal diciendo que estaba aterrorizado; la de Osvaldo Dorticós preguntándose si no existía el derecho a prohibir la pornografía; y otra vez Padilla, mencionando que alguien se había atrevido a pedir el fusilamiento de Sabá Cabrera Infante y Orlando Jiménez Leal, los autores del documental.
Junto a las de Mirta Aguirre y otros más están las intervenciones de Julio García Espinosa y la de Alfredo Guevara, principales defensores de la censura y detractores del magacín Lunes de Revolución, que había propiciado la producción de PM de manera independiente. Y están también las réplicas de Pablo Armando Fernández, hablando del historial de Lunes, y la de Guillermo Cabrera Infante, desmontando tanta infamia alrededor de esa censura, y en la que el autor de Un oficio del siglo XX lee un texto no publicado por la prensa oficial en el que Bob Taber salía en defensa del cortometraje.
Cabrera Infante va más allá y desgrana todo el absurdo de aquella censura y parece no dejar títere con cabeza: se burla del contenido de las actas redactadas desde el ICAIC prohibiendo el cortometraje, de Alfredo Guevara, quien llegara a comparar PM con el Mein Kampf de Adolfo Hitler, y hasta ironiza con lo que le dijo el poeta Nicolás Guillén, quien había asegurado que PM le parecía “un vómito”.
Están también los parlamentos de Carlos Franqui y de Carlos Rafael Rodríguez, quien sale en defensa del tenebroso Stalin. Y un diálogo entre Franqui, Padilla y José Lezama Lima. Todo muy esclarecedor. Ya se verá por qué. Hay que decir que nunca las versiones taquigráficas del llamado gobierno revolucionario han resultado tan útiles. En aquella reunión, se dibujó el panorama de futuro que les reservaría la revolución cubana a las voces críticas. Allí están, avant la lettre, los nombres de los futuros censurados, los de los condenados al ostracismo.
¿Por qué no estuviste en la Feria de Miami, en la presentación?
No participé por razones ajenas a mi voluntad, según hice saber un mes antes de la presentación del libro. Lamentablemente, los ejemplares se quedaron retenidos en alguna aduana española o de EE.UU. En desagravio, se ha organizado otra presentación en Miami, esta vez en el Teatro Tower, este viernes 14 de diciembre, a las 6 de la tarde.
Encararte a las instituciones culturales cubanas, investigar sobre temas de censura, ocultamientos y manipulaciones de personajes tan siniestros y con tanto poder como Fidel Castro y Alfredo Guevara, todo esto te habrá cerrado las puertas para volver a la isla. ¿Temes alguna represalia contra ti?
No temo ninguna represalia, con lo cual quiero decir que desde hace tiempo dejé de tener miedo por lo que yo pueda decir o hacer, como ser libre.
Quienes se han mostrado muy temerosos de que se conozcan los recovecos de la censura de PM, son los propios responsables de la prohibición y los exégetas del dictador. Quien hurgue en aquellas palabras ocultas por más de medio siglo, se encontrará con la carta que enviara Virgilio Piñera a Nicolás Guillén, que fue firmada por cincuenta intelectuales y artistas, en protesta por la manipulación del ICAIC de la reunión de Casa de las Américas, previa a los encuentros de la Biblioteca Nacional.
Recientemente, Alfredo Guevara ha vuelto a saltar al ruedo en un documental de Rebeca Chávez, Luneta 1, otro intento de análisis de la política cultural de la revolución desde el oficialismo, en el que por ser tan oficiales se atreven a sacar al deshielo fragmentos de las filmaciones de la autoinculpación de Heberto Padilla. Ahora Guevara insiste en que los hechos deben ser contados como en Rashomon, la película de Akira Kurosawa. En el documental de Chávez se vuelven a ignorar todas las otras versiones. Por ignorar, se olvidan hasta de mencionar que en la película de Kurosawa existía un crimen. En El caso PM, el libro que ahora se presenta, no se ignora nada.
Nota: El caso PM. Cine, poder y censura (Colibrí, Madrid, 2012) se presenta a las 6:00 pm de este viernes 14 de diciembre en el Teatro Tower -1508 SW 8 Street, Miami-, con proyección del cortometraje y un panel con Orlando Jiménez Leal, José Arenal, Fausto Canel y Orlando Rojas. La entrada es gratuita.