MIAMI, Florida, abril, 173.203.82.38 -Los cardenales son los prelados que componen el sacro colegio o consejo del Sumo Pontífice, asesorándole en el gobierno de la iglesia. Incluso a la muerte de un Papa forman el cónclave para la elección del sucesor. Ellos se distinguen por su capelo, birreta y vestimenta de color púrpura o rojo.
Cabe añadir, que el rojo es el color emblemático de los comunistas. El actual presidente de Venezuela -uno de los seguidores del Socialismo del Siglo XXI- ha pronunciado en reiteradas ocasiones que sus partidarios son “rojo rojitos”. Convirtiendo la frase en un lema, para los simpatizantes de la izquierda radical.
El Cardenal Jaime Ortega Alamino, además del color rojo de los atavíos propios de su rango eclesiástico, le hace honor a su posición y mentalidad “roja rojita”, pues se ha convertido en el embajador plenipotenciario del gobierno castrista en las universidades americanas.
Confirma lo anterior, su intervención en el foro: “Iglesia y comunidad: un diálogo sobre el rol en la Iglesia Católica en Cuba”, celebrado en la Universidad de Harvard, en Cambridge, Massachusetts.
El lenguaje injuriante del Cardenal Ortega fue similar al que profieren los castristas cuando se refieren a los disidentes cubanos. Asimismo, sus pronunciamien-
tos denotaron un sentimiento clasista y elitista, no acorde con los de un príncipe de la Iglesia Católica Apostólica Romana, cuyo origen y doctrina proceden de los 12 apóstoles, hombres de baja condición social, elegidos por Jesucristo para predicar el cristianismo por todos los confines de las comunidades primitivas.
En el citado foro, el Cardenal -a la manera de los comunistas cubanos- explicó a los presentes la ocupación de un templo habanero por 13 opositores pacíficos, pertenecientes al proscripto Partido Republicano de Cuba (PRC). A los que calificó, como “delincuentes y gentes sin nivel cultural”.
Esta comunicadora cuando residía en la Isla, conoció a uno de los 13, participando en diferentes actividades anticastristas junto a esa “persona excluible”, de quien habla, con marcado tono discriminatorio, el Cardenal Ortega.
El hombre, en cuestión, no solo es un valiente opositor del frente de linea dura, sino que lo mismo se solidariza con un hermano de lucha en huelga de hambre, como toma las calles, ejerciendo disciplinadamente la desobediencia civil.
Además, habla con bastante fluidez el idioma inglés, quizás mucho mejor que el propio Cardenal.
Es de destacar que entre los 13 opositores hay un arquitecto, una Licenciada en Informática, otro Licenciado en Cultura Física y Medicina Deportiva y un Técnico Medio en Hotelería y Turismo. El resto en su mayoría poseen estudio de la Enseñanza Media, como es común en la actual patria cubana.
A fin de cuentas, el Cardenal no habla de los delincuentes que sustentan el poder en Cuba por más de medio siglo, violando las leyes internacionales y hasta su propia Constitución. Uno de los artículos de la “Ley de Leyes” castrista dice que: Se respetará la integridad física de los presos y detenidos.
Es obvio, que esto no vale para las Damas de Blanco, ni para ningún opositor que practique la no violencia en las calles y aún mucho menos para los presos que conviven con toda clase de alimañas en las mazmorras de los Castro y su pandilla.
De igual manera, cabe recordarle al Cardenal, que para defender los derechos inalienables que Dios nos otorgó al nacer solo hay que poseer una conciencia digna. Y la dignidad no se adquiere en ninguna universidad y mucho menos en un seminario religioso.
Esto se puede comprobar con la conducta del Cardenal cubano, que cada día nos confirma que es “púrpura purpurita”.
María Elena Alpízar Ariosa es Periodista Independiente y Dama de Blanco “Laura Pollán”