El 8vo Congreso del PCC no constituye esperanza para el pueblo

LA HABANA, Cuba.- El 15 de abril el periódico Granma Internacional publicó: “El 8vo Congreso llega acompañado de un excepcional apoyo del pueblo a nuestro modelo social”. Pero el pueblo es indiferente a este 8vo Congreso del Partido Comunista, pues durante más de seis décadas ha comprobado que el sistema socialista sólo ha traído la destrucción del país.
Mientras los comunistas cubanos celebraron su Congreso, ese pueblo, que según ellos los apoya, estaba enfrascado en largas e interminables colas para conseguir algún alimento con el que poder paliar la hambruna. Es el mismo pueblo que sufre, junto con la latente amenaza de la COVID-19, el acoso constante de policías e inspectores, que imponen arbitrarias y abusivas multas a pesar del bajo poder adquisitivo, lo cual ha venido a agravar los ya altos niveles de pobreza agudizados por el exagerado aumento de los precios de alimentos, medicinas y servicios, necesidades fundamentales que los nuevos salarios y pensiones no alcanzan a cubrir.
A pesar de contar supuestamente con tan amplio apoyo popular, el despliegue de las repudiadas fuerzas represivas conocidas como “boinas negras” se hizo notar en diferentes barrios de la capital antes, durante y después del 8vo Congreso del PCC. De hecho, esa presencia se viene notando ya desde hace varios meses, en proporción al aumento de las protestas populares.
Este despliegue tendría la finalidad no solamente de infundir miedo en la población –que se siente controlada, desamparada e indefensa ante las autoridades–, sino también (y por lo mismo) de impedir, o incluso reprimir si fuera necesario, un posible estallido popular, dado el creciente nivel de descontento. No obstante, al final los comunistas cubanos lograron consumar su reunión sin sobresaltos, lo cual vendría a reafirmar la opinión de que al pueblo no le interesa lo que acuerden, porque, como en los anteriores congresos, “siempre es más de lo mismo y cada día el país está peor”.
Luis, un conocido, opina: “Del 8vo congreso no espero nada, por una sencilla razón: la corrupción de los comunistas empieza desde los cimientos y llega hasta el Comité Central. Te pongo un ejemplo sencillo: como tú sabes, en Cuba, para ocupar cargos de dirección, hay que ser miembro del partido comunista. Si vas a una fábrica, una panadería, una cafetería o una tienda, los jefes siempre van a ser del partido. Ahora bien”, analiza, “en todos esos lugares los empleados roban para poder subsistir. Y los jefes (esos mismos jefes que son miembros del partido comunista) permiten todos esos robos a cambio de una tajada. Y eso ocurre en todos los niveles. Además”, concluye, “fíjate que cuando a alguien lo ascienden a un cargo de dirección, su nivel de vida cambia. Cambia su aspecto, su vestimenta, engorda. Fíjate en eso”.
Me decía un vecino: “El discurso de los delegados estuvo lleno de triunfalismos, de sandeces, ajeno a la realidad del país. No escuché que se hablara del fracaso del ordenamiento monetario. Pero bueno… ¿quién se atreve?”. Igualmente hay razones para suponer que la dirección del país habría recibido previo al congreso ciertas propuestas (de diálogo) de algunas organizaciones independientes, e incluso de la Iglesia católica. Esto lo suponemos a partir de una sentencia que, como siempre, no da información sobre el contexto, aunque no deja dudas sobre cuál será la posición gubernamental: “No legitimaremos a mercenarios”. Con esto dejan claro que, si de ellos depende, para el pueblo no hay alternativa, no hay escapatoria, no hay esperanza. Nuestra única opción sigue siendo la misma que han ofrecido durante sesenta años: someternos o morir.
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