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Cuba-EEUU: El doble rasero de los contactos “pueblo a pueblo”

(Foto: Reuters)

VILLA CLARA, Cuba. – La reciente decisión del gobierno de Estados Unidos de suspender los permisos para que sus ciudadanos con motivaciones no familiares visiten Cuba ha sido blanco perfecto para que alabarderos de ambas orillas se jacten del retroceso.

Pero no solo en los “Estados (des)Unidos” se avientan fogatas. También en la menguada “islita caribeña víctima del artero ataque trumpista”, cuecen habas entre llamados al combate.

El imperio británico, ni tardo ni perezoso, asistido por añeja secuela de confrontaciones, se ha relanzado a la Habana con la “Iniciativa Cuba” -de vis inversionista-, ignorando designios de la Casa Blanca. Coincidentemente han arribado quienes no atienden más que asuntos educacionales.

Este verano aconteció nueva barrabasada ínsula-patriarcal.

Un grupo de académicos de las Universidades Roehampton y Londres, pretendieron filmar un material didáctico sobre el efecto devastador de los huracanes en la zona central de la isla, así como valorar la incidencia en el subdesarrollo que cuantiosos sucesos han derivado de las relaciones históricas entre antiguas fronteras mercantiles y actuales cambios climáticos.

El reconocido documentalista Michael Chanan, al frente del proyecto, ha realizado incursiones antes al país, incluso una circunscrita al controversial tema de los derechos humanos (por interés conjunto), contando siempre con el debido visado.

Hablamos hoy de una coproducción del ICAIC y la Fundación Antonio Núñez Jiménez, que intentaba testimoniar a científicos y gente ordinaria sobre sus experiencias ante fenómenos atmosféricos, no sojuzgamientos ni provocaciones.

Torre de Caibarién
Equipo de rodaje en la Torre de Caibarién (Foto del autor)

Luego de ofrecer taller en la institución habanera al que asistieron especialistas en temas cubanos como la profesora Sherry Johnson, de la Florida International University, Jean Stubb, historiadora y miembro emérito de la Academia Cubana junto a Oscar Zanetti, Liliana Nuñez Véliz, presidenta de la FANJ y el investigador Reinaldo Funes, Luis E. Ramos Guadalupe por la Fundación Fernando Ortiz, Ana Vera del Instituto Juan Marinello y Armando Caymares por Meteorología, entre varios ponentes, los realizadores se dirigieron al complejo centro norte de la isla, escenario escogido para el rodaje.

La bienvenida que adelantó darles en el municipio Maritza Lauzurique, representante local del CITMA, se esfumó junto con ella, obedeciendo órdenes de último minuto.

Por la ausencia de este ministerio invitado al taller multicultural se infiere que existan fricciones entre instituciones afines que tributan al “monolitismo ideológico”.

Primeramente puse en sus manos el guion cinematográfico junto al listado de personas que se planeaba consultar. Ningún “disidente” ni contestatario figuraba allí.

Tan pronto como el gobierno y la seguridad del estado en Caibarién lo creyeron prudente, informados al detalle por este redactor sobre las actividades previstas para que averiguaran todo lo concerniente a tamaña asociación con el “connotado contrarrevolucionario” que alegan soy, comenzó una movilización que derivó en citaciones a inmigración de algunos foráneos para cuestionarles visas, y terminó por abortar “sin prohibiciones, claro”, la empresa de la manera menos diplomática, pues las cartas del propio estado dirigidas al funcionariado del partido provincial -e igualmente a los representantes de los gobiernos pidiéndoles permiso-, jamás fueron atendidas. Con el argumento de “no haberlas recibido en tiempo ni por los canales establecidos” dejaron extinguir los plazos. Aquí les dejo copia de las cuatro.

Mariela Villareal y Alberto López, presidentes de las APP respectivas, ni sus pares partidistas Juan Alberto González y Yudith Mercedes Rodríguez, recibieron o explicaron a los anglosajones razones para ignorar lo que fuera aprobado “por estado tan unido como el nuestro”, a diferencia del norteño.

Roberto Portal Moré, empleado del MININT, solícito en su rol de Inmigración y Extranjería, aprovechó para subir al tercer piso de la contrainteligencia militar a quienes creyó “periodistas” (y a mí, que no estaba citado) necesitados de “una visa adecuada para ejercer tal función”, desconociendo se trataba de un trabajo “no venial” es decir; no comercial, alegando luego “no tener ninguna objeción su ministerio” toda vez corroborado de qué no iría el asunto, más la validez de las visas artístico-culturales, “pero deberíamos esperar se pronunciara el gobierno” al que regula especialmente este organismo.

Con bastante elocuencia y escasa elegancia, fueron dejando pasar las dos semanas previstas sin autorizar nada, con la excusa de “no recibir confirmaciones de arriba”, de manera que conquistaron lo que querían; se acabara el tiempo junto a la paciencia de realizadores y entrevistables.

Aunque cesaron al segundo día las persecuciones en motos (e indisimu-Ladas), no dejaron ni un segundo de monitorearnos, haciendo evidentes sus habituales despliegues.

Extraoficialmente se sabe que tan ambigua conducta puede deberse, además del inmovilismo raigal, a la inconveniencia de permitir fluyeran imágenes/comentarios sobre el desastre ecológico en que se encuentra hundida la bahía de Buenavista y sus alrededores bajo sus jurisdicciones, y no solo daños imputables a eventos atmosféricos, sino también, y mayormente, los imparables brotes de epidemias en la región -de nuevo asolada por el dengue con varios muertos-, más los atrasos en todos los órdenes del programa de recuperación post huracanes Kate (1985) e Irma (2018), así como abortar cualquier crítica proveniente de propias filas que hiciera tambalear lo conseguido gracias a masivas dilaciones y/o engaños.

Preguntamos entonces: ¿es Villa Clara una provincia autónoma?, ¿lo es su pueblo?

Porque de semejante disonancia en el concierto de los 14 cuartones gubernativos, se deduce que administradores y/o personal temporal posean la rara capacidad de decidir cual si fueran cuentapropistas, demostrando un inusual coraje-cojonudo que desafíe la astuta geopolítica de turno, empleando para ello diplomacia cavernaria.

Nada, que si quieren gastar quienes arriben al país sin indagar, bien. De lo contrario, sean “malvenidos” suspicaces preguntones.

El final puede imaginarse; los neo-conquistadores armados de generosa cámara en lugar de naves, en pos de apoyaturas trasnacionales que conmovieran acerca de la reincidencia nefasta de la naturaleza en área ajena, se marcharon con la película inconclusa -no sin antes constatar todo lo que pudieron y no les autorizaron en estos lares ganaderos (¿perdedores?) los “continuadores” del tiranuelo español Don Estratón Bauzá durante las eras fundacionales de don Narciso de Justa-, para regocijo de divisores de pueblos y vergüenza colectiva de una Villa Blanca que seguirá consumiéndose frente a la furia de los elementos.

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